El trabajo de Cecilia Lampo que parte desde la pintura para desplazarse hacia la escultura y a veces a la instalación o el objeto encontrado, siempre deja en cuestionamiento la delgada línea entre el artista y el antropólogo. Las pinturas de Lampo en este mismo afán de cuestionar su origen, se empecinan en desmaterializarse, invitándonos a mirar la corporalidad, el color y la transparencia a la que está sujeto el objeto. La pregunta sobre el origen de la humanidad, de la tierra y de la materia se ve permanentemente en las obras, en los vestigios encajonados de pintura, en los meteoritos tallados y en las fotografías intervenidas en las que la corporalidad yace sobre la superficie del papel, obras en las que se constituye una compleja tensión entre la masa pictórica, el soporte y la representación.