En su tercera exposición individual en la galería begoña malone, Santiago Martínez Peral utiliza el plano pictórico como ventana clásica, soporte donde la mirada del espectador se asoma para encontrar un espacio de recreación poética, perspectiva euclidiana al servicio de una ilusión óptica de sugerencias, de posibilidades físicas y conceptuales convertidas en grafía. Al mismo tiempo el soporte funciona como pared, plano frontal donde los objetos se posan, aterrizan para contradecir los espacios representativos habituales y producir en la mirada una serie interferencias contra la lógica que una vez superadas abren al espectador una experiencia visual simultánea y polivalente. El muro o la superficie, el plano narrativo o la ventana, el hueco o lo subterráneo, lo que está arriba y lo que está abajo, lo que se posa, lo que penetra, y lo que se narra en el espacio clásico de la ventana.

Esta muestra está divida como su título indica en tres partes, Interiores, revisitación del género pictórico forzando la simultaneidad de puntos de vista y acciones narrativas. Firmamentos, aprovechando su doble acepción de por un lado, bóveda celeste y por otro la de cimiento, firme donde las cosas se sustentan. Lo mínimo y próximo sobre lo lejano y gigante. Juegos de niños, ofrece una serie de personajes entre la infancia y la vejez, afanadas todas ellas en juegos de dudosa utilidad, adultos aniñados o niños envejecidos prematuramente, un ejercicio de libertad lineal, escenario de personajes grotescos o por qué no, supernormales.