Si en la anterior individual, ocupó las dos plantas de la galería, en esta ocasión se limitará a la planta baja, dónde presentará una más que acurada selección de pinturas sobre tela y papel, una exposición digamos contenida, en cuanto al número de obras, pero dónde predomina la calidad de las mismas. Pinturas, dentro de la línea habitual del artista, con un trazo seguro y potente, que configura un muy buen dibujo, y con un buen tratamiento del fondo, en estas últimas obras más texturadas, deja de lado las anteriores propuestas dónde la tela desnuda predominaba. Experimenta también nuevos campos, si antes captaba mayormente interiores, ahora nos propone algunas miradas hacia el exterior, con pinturas que retrata desde la azotea de su piso, la ciudad de Barcelona, sus balcones, azoteas y terrazas, construcciones esquematizadas, con el horizonte en el fondo, pinturas melancólicas e impersonales tales como la ciudad misma,. Sin ... embargo no deja de retratar lo más cotidiano, como siempre no busca captar motivos que puedan parecer especiales, sino busca con su sensibilidad, lo especial que tienen las personas, las cosas, en definitiva todo aquello que lo rodea. Joan Àvila retrata en muchas ocasiones sus amigos y hermanos, su casa, su taller, realiza autorretratos porque en definitiva, él, es uno más en esta historia.