Descripción de la Exposición
A lo largo de la historia, el paisaje ha sido siempre una invención, una construcción mental del individuo que proyecta sobre soportes variados un reflejo poético de “su mundo”, aquel que ha seleccionado y transformado según patrones conscientes e inconscientes de su psiquis.
Aun, plenairistas y fotorrealistas, eligen, componen, y por tanto, producen algo que no alcanzará el carácter genésico de lo preexistente –salvo que a su vez sea luego empleado como modelo o fuente–; pues el nuevo objeto será fruto del determinismo cartesiano dependiente de la voluntad del creador, cargado a su vez de un cúmulo de constructos socioculturales. Para José Clemente Orozco “La idea es el punto de partida, la causa primera de la construcción plástica”. Mark Rothko afirmaba “todo arte es el retrato de una idea”.
En lo interior exteriorizado, toman cuerpo las necesidades vitales del creador. He ahí que lo representado es un objeto de deseo y el acto de crearlo una forma de posesión que deviene catarsis. Para las ciencias jurídicas “la posesión es la imagen del derecho”; y, para el artista, su manera de conquistar simbólicamente la idea del hecho como realización o bien. Pero ninguna de ambas, por sí sola, es signo exclusivo de propiedad. La realidad capturada por la pupila o la cámara no existirá más, se transformará.
Yeremy Guerra Reyes (Manzanillo, Cuba, 1984) estudió e impartió clases en la academia de su ciudad natal y se fue a La Habana, a cientos de kilómetros, a graduarse en la actual Universidad de las Artes. Allí vive y crea hoy, en un momento de cuarentena que le ha impedido ejercer su magisterio artístico en Matanzas por muchos meses. Yunier Tamayo Sánchez (Manzanillo, Cuba, 1983), marchó a otra provincia a recibir la instrucción que soñaba y regresó a trabajar como profesor en la academia manzanillera, desaparecida tiempo después. Viajaba ocasionalmente a la capital cubana a cursos de superación y permanece en el terruño, enfrascado en su taller en la labor pictórica que lleva el pan a su mesa; separado, por el momento, de ayudantes y colegas.
En los albores de sus carreras, ambos experimentaron formas diversas del conceptualismo, que derivaron luego hacia el lienzo en procesos que para el primero tenían que ver con las cualidades expresivas del medio y para el segundo con la transliteración de sus indagaciones previas. Desde antes de la pandemia, sin embargo, sus obras daban pasos hacia nuevos caminos de búsqueda estética. Yeremy regresaba a su tierra y, armado de una cámara, exploraba rincones familiares o extraños. Se hacía una carpeta de imágenes fotográficas de composiciones de marcado pictorialismo. Yunier había desplazado su interés del situacionismo al proceso pictórico propio, del hecho social al individual.
La condición casi nómada de uno y las aspiraciones del otro –exultantes por los proyectos o vapuleados por los azares de la existencia, por el incontrolable curso del presente– han signado sus miradas para llevarlos al territorio del paisaje desde lenguajes contrapuestos. Para ellos, un objeto o un espacio de la realidad (con su carga anecdótico-simbólica), o un lugar ficticio, un árbol inexistente (puro significado en su sentido lingüístico-ontológico), se han convertido en “sitio fundacional” en lo estético y en lo afectivo; en la ilusoria propiedad de la memoria o del porvenir erigida sobre los cimientos y mudables objetivos de sus prácticas artísticas; en el motor que habrá de producir nuevos acontecimientos.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España