Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Materia a la que todas las culturas atribuyen cualidades que marcan el imaginario colectivo, la sal es mucho más que una materia prima, mucho más que un condimento, mucho más que un producto que se intercambia y se consume. La antropología ha constatado que, en numerosas sociedades, la sal ocupa un destacado lugar en el seno de múltiples procesos técnicos. Es, podríamos decir, la gran alquimista capaz de conservar alimentos durante largos periodos de tiempo; capaz de destruir por corrosión; elemento esencial en un ingente número de actividades técnicas que abarcan desde la alfarería hasta la siderurgia, la momificación o la vidriería, pasando por la conservación de pieles o la jabonería. Las alquimias de las que la sal es capaz implican, para los seres humanos, que éstos la conozcan como materia si desean aprovechar unas cualidades que son tanto de orden físico como moral y espiritual. En efecto, conocer la sal como materia conlleva tener presente que sus potencialidades como gran alquimista responden a leyes físicas, morales, y espirituales aplicándose su símbolo a todas ellas. Al igual que a otras materias consideradas como primordiales, diversos grupos humanos han dotado a la sal un complejo simbolismo que varía intercultural e históricamente y que es indisociable de las cualidades materiales y espirituales que se le atribuyen. Buena parte de dicho simbolismo proviene de que, para obtener sal, hay que proceder técnicamente separando, por evaporación, dos sustancias complementarias. Es ese procedimiento, resultante del quehacer humano, el que da como resultado la sal, ese producto formado por cristales cúbicos, compendio de las ideas de mediación, cristalización, solidificación y estabilidad. Simbólicamente más cargada de valores positivos que negativos, la sal que nutre y transforma, que purifica y previene, que conserva -pero que también puede corroer una materia o oponerse a la fertilidad-, era, en numerosas culturas, prenda de amistad y signo de alianzas indestructibles puesto que simbolizaba la incorruptibilidad. Amistad y alianza indestructible, ese es, sin duda, el mensaje que, año tras año, se nos transmite a través de las idas y venidas -de Palermo a Bilbao, de Bilbao a Palermo- de profesorado y alumnado de Bellas Artes. Unas idas y venidas que, como las alquimias de la sal, producen obras tan sugerentes como las que se han ido elaborando al hilo del proyecto Paisajes de sal.
Inauguración: viernes 30 de abril a las 19 h.