Descripción de la Exposición
Expresar a través de su trabajo. "Yo solo creo", asegura Pilar Moré, antes de afirmar que después de más de 50 años dedicada a la pintura sigue sintiendo "pudor" al hablar de ella e incluso "ante el lienzo en blanco".
Pilar Moré comenzó a pintar muy joven, animada por su padre, gran aficionado al arte. De hecho participó en en su primera exposición colectiva a la edad de 14 años, en San Sebastián; y desde 1954 al 71, realizó alrededor de 10 muestras al año, ya que se "presentaba a muchos salones, concursos... porque era una artista joven que quería darse a conocer". En 1959 realizó su primera exposición individual, sobre todo, sobre paisajes y figuras, dos términos que "marcaron su pintura hasta los años 80". Ya entonces era una "pintura muy luminosa, con toques expresionistas", ya que Pilar Moré "dibuja con el color".
En los años 60 la artista logró una beca del Ayuntamiento de Zaragoza para residir un año en París, lo que supuso "un antes y un después". Fue entonces cuando aparecen los tonos medios, va simplificando el paisaje y el color se convierte en una mancha ya que deja de perfilar. En esa época comienza a investigar y a trabajar con la abstracción, mezclando tintas y papeles, sin embargo "no se atreve a traspasar ese mundo y exponer solo abstractos".
En la década de los 70, Pilar Moré dejó la pintura, dedicándose solo a "retratos de amigos y encargos privados". ¿El motivo? El nacimiento de sus tres hijos. Su cuidado hizo que tuviera que renunciar a la preparación de exposiciones, viajes, etc.
Volvió una década después, un regreso que fue "muy duro", ya que "España había cambiado políticamente, los responsables culturales también, la sociedad, los jóvenes pegaban fuerte" y ella tuvo que volver a empezar de cero.
Esa vuelta coincide con la evolución hacia la abstracción ya que aparece "el dinamismo y la soltura de la pincelada"; es entonces cuando "el color se convierte en mancha"; una evolución que le lleva a la "mancha geométrica" con el uso de la línea, la curva y el arco de medio punto.
Es en la década de los 90 donde se produce la "explosión de la abstracción", con el uso de los colores rojos, azules, conjugados con el blanco y el negro. Trabaja también el collage, con gran protagonismo del material (metales, plásticos, cartones, papel rasgado), pero materiales que sigue pintando, reduciendo los elementos, como se ve en sus últimas creaciones. Las esculturas las realiza también como un collage invitando al "juego visual con el espectador".