Descripción de la Exposición
Dentro del programa Visiona Huesca, la exposición Imaginarios colectivos: la construcción de la imagen turística se aproxima a la importancia que el uso de la imagen tiene para la promoción turística y para la representación comunitaria e identitaria de los lugares más visitados.
Desde sus comienzos, la modernidad se ha basado en una hegemonía de la visión, en la que el pensamiento y la cultura occidentales han estado dominados por un paradigma de conocimiento, ética y poder centrados en la mirada. El poder penetrante de la mirada, la relación entre el que mira y lo mirado, o la capacidad de mirar del que mira, se prestan a la crítica social en las relaciones entre uno mismo y el otro. Visión y mirada acaban por reducir todo a una imagen idealizada que pocas veces se corresponde con la realidad, ya que se basa en una construcción subjetiva.
El turismo, y el uso que este ha hecho de la fotografía, podrían entenderse como una cristalización de esta hegemonía de la visión. Mucho antes de la comprensión de la industria turística como la conocemos hoy en día, los viajes de placer como el Grand Tour se basaban en el aprendizaje de idiomas, hablar con los lugareños y recopilar datos sobre personas y territorios. Sin embargo, durante el siglo XIX el énfasis dominante del viaje cambió rápidamente del oído a la visión con la invención de la fotografía y su paulatina democratización; el viajero pasó de descubrir lo desconocido a coleccionarlo y domesticarlo mediante la toma de imágenes.
El predominio de la mirada y su función dentro del turismo, como en otros ámbitos de la modernidad, ha sido comúnmente asociado con las crecientes complejidades de las relaciones de poder que han ayudado en esa domesticación de lo exótico. La mirada del turista dirige la atención hacia las relaciones flexibles de poder entre visitantes y locales por igual, convirtiéndose en un proceso de consumo a medida que los propios destinos se transforman en lugares para ser representados visualmente. El turista, con su cámara, logra una cantidad de poder significativo sobre la representación de las personas y los sitios, apropiándose de estos espacios para su propio uso y experiencia.
Por otro lado, con la situación actual en el sector turístico provocada por el COVID-19, tanto los destinos como la concepción turística han cambiado. De alguna forma se ha vuelto a los orígenes de los viajes, en los que el turista no busca coleccionar y poseer en imágenes su destino, sino que persigue la experiencia, como los viajeros del Grand Tour, descubrir.
El Grand Tour acabó entre otros motivos por la aparición y democratización del ferrocarril en el siglo XIX, y paradójicamente la dificultad actual de viajar ha supuesto el retorno a ciertos valores de esa época. Este turista postCOVID-19 ya no busca la cantidad, lo fugaz, lo lejano o coleccionar con su cámara lo que ya ha sido representado hasta el infinito, sino que busca encontrarse con lugares auténticos, genuinos, bellos u originales, busca en definitiva descubrirlos, acercándose a lo fotografiado en lugar de solo fotografiarlo.
La mirada del turista, y por lo tanto, el poder de representación de la imagen y sus efectos y afectos en lo representado, son los ejes temáticos de Imaginarios colectivos: la construcción de la imagen turística. La exposición cuestiona finalmente la importancia del uso de la imagen en la representación turística, junto con los imaginarios generados y asumidos desde esos sistemas representacionales.