Descripción de la Exposición
“En los márgenes del Río Xingú, los Araweté cuentan que la Tierra se elevó hasta al cielo y fue engullida por un diluvio; en la región centro-oeste de Brasil, los Maxakali narran sobre los mitos del fin del mundo o las “casi extinciones” que su población ya vivenció; seguidores de las profecías mayas se organizaron para recibir el fin de los tiempos el 21 de diciembre de 2012, misma fecha que llevó a Max Brooks a escribir Guerra Mundial Z, novela de ciencia ficción en la que un brote de zombis hace colapsar el mundo. En el verano de 1800, Alexander Von Humboldt cruzó el valle de Aragua y por primera vez desarrolló su idea de cambio climático provocado por el ser humano, al ver que los colonos habían desviado el agua de los lagos y de los ríos para regar sus campos, provocando una enorme sequía y la destrucción del bosque: de alguna manera ya se anunciaba el principio de un fin que nos toca a todos.
El deseo de encontrar narrativas y argumentos sobre el fin también refleja la intención (y el deseo) de desvelar el origen del mundo. En sus variadas versiones, el momento en el que vivimos no es sino el intervalo entre el fin más cercano y el fin próximo que, como un animal feroz de dientes afilados, es siempre temido. Pero, si la imaginación nos lo permite, también podrá ser esperanzador con la idea de un tiempo mejor. Este espacio de imaginación opera como un engranaje que dispara el encuentro del pasado con el presente para vislumbrar el destello de un futuro lleno de posibilidades.
En esta relación y encuentro entre tiempos habitan las sobrevivencias, habitan las ráfagas de un futuro silencioso, aún invisible. Pero si fuéramos capaces de sentir, de tocar, de oler este encuentro entre tiempos, si ante toda esta quietud, lográramos escuchar los gestos que provocan el estallar de los tiempos entrechocándose, podríamos también imaginar estos futuros por venir.
En Imaginar futuros con gestos silenciosos, el gesto marca nuestro tiempo actual y transita por los márgenes de las palabras. No habla pero quiere decir, no proyecta pero esboza sus imágenes. En la muestra un gesto evoca otro gesto, así como un texto evoca otro texto. Con esta impronta las obras que ocupan las paredes de la sala sugieren diferentes maneras de conexión, reflexión, colaboración, y mantienen una especie de ecosistema en funcionamiento.
La obra de Jorge Menna Barreto y Joelson Buggilla nos invita a entrar en un universo habitado por las malezas. Con Alfabeto Maldito, los artistas componen una idea de alfabeto indescifrable que no se compone de letras sino de yuyos y malas hierbas. El público también es llamado a construir su propia narrativa rompiendo con los límites de la palabra. El vocabulario no se reduce a la representación de algo reconocible, al contrario, apunta hacia el inaprensible e impronunciable secreto de la comunicación entre las plantas.
Laura Gorski presenta en Sembrar la profunda relación entre la tierra y el cuerpo, elementos fundamentales en su práctica artística, en la cual uno pasa a ser parte constituyente del otro. El estado del cuerpo y de la naturaleza se encuentran en una misma condición, como si el cuerpo, sus huellas y marcas, hubieran brotado de la tierra.
Si, por un lado, la práctica de Laura Gorski descubre en la tierra su lugar de intimidad y afecto, Lucila Gradín busca en las plantas tintoreas un lugar de cura, de conocimiento de su territorio, de los mitos e historias originarias. En Aguaribay, Gradín transforma la sala de exhibiciones en una inmersión en esta planta de mismo nombre que se localiza en el entorno del Río de la Plata. El olor impregnado en las paredes nos transporta a los bosques y reconstruye la memoria de sus origenes.
Janaína Wagner en Green Flesh, Green Flash pinta un destello verde en una tira de película de 16 mm y lo proyecta sobre la tumba de piedra de la activista feminista Mary Wolestonecraft, madre de Mary Shelley. La escritora de Frankenstein, durante años acudió a la tumba a contar historias a esa madre a la que no llegó a conocer dado que murió poco después del parto. En esta instalación en video, Wagner es quien nos narra sobre un destello verde provocador de grandes cambios. Atravesando la literatura, el cine y la ciencia, la artista crea un paralelismo entre la ficción y la realidad.
Cada una de las obras va acompañada de un texto que, más que un mediador de los procesos de producción, nos abre un camino de diálogo a través del gesto literario. Es a partir de lo que cada obra sugiere, delinea, ofrece, que Ángela Gancedo Igarza derrama sus palabras y engendra una nueva posibilidad de acercamiento a las prácticas de estos cinco artistas, permitiéndonos seguir imaginando más allá de las paredes de la sala”
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España