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Este proyecto se centra en la relación entre pintura e imagen, en tensión contrapuesta con el concepto de pintura expandida que ha centrado la atención en los últimos años. En esta muestra queremos abordar diferentes estrategias que desde la pintura involucran la imagen, y que pueden ir desde la utilización directa de un referente fotográfico, cinematográfico o mediático, hasta la reelaboración de imágenes extraídas de la experiencia cotidiana (sea esta afectiva, íntima o social), la historia o la crónica periodística.

Una pintura en la que el eco de lo real no sólo está presente sino que aparece potenciado mediante un proceso de condensación de la imagen, de saturación del referente, ... de esencialización en definitiva. El encuadre y el color se convierten en herramientas fundamentales en este proceso de reelaboración de la imagen, que lleva de la saturación a la decantación: se elimina lo superfluo, lo anecdótico, se concentra o se desvía la atención, se resta nivel descriptivo a la imagen para reformular su significado construyendo una particular densidad de sentido. Una pintura que no renuncia a la carga documental de la imagen, sino que la incorpora, la integra en una atmósfera que, a la vez que modifica su duración, su temporalidad (al aislarla de su contexto y del flujo de imágenes), transforma también su iconicidad.

Esta pintura trabaja desde la construcción de la experiencia, conecta la realidad, ya sean acontecimientos políticos o históricos, ambientes y escenas cotidianas u objetos banales, con la experiencia individual, dotando a las imágenes de una categoría que transita entre lo externo y lo interno, lo objetivo y lo subjetivo, lo individual y lo social, la memoria y la crónica. Una pintura que habla tanto de lo que nos rodea como de lo que nos habita.

Una pintura de imágenes latentes.