Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Una de las principales cuestiones que estuvieron en juego durante el siglo XX y que todavía continúan en el debate de artistas y comisarios es la dialéctica arte-vida. La esquizofrenia que vivió el arte con relación al acontecer ordinario en el siglo XIX tuvo su contraposición en el XX mediante sucesivos intentos de secularización. Hoy en día, sin embargo, están puestas en entredicho aquellas máximas de Walter Benjamin según las cuales el arte habría perdido su aura: se secularizaría, con la aparición de la llamada "reproductibilidad técnica". A lo que estamos asistiendo, por el contrario, en estas últimas décadas, es a la confirmación de la imagen como fenómeno irremediablemente aurático. ¿Quién se atrevería a afirmar hoy que el cine y la fotografía -los medios de lo cotidiano, los mass media de la reproductibilidad técnica- han desterrado el aura de su representación? ¿O quién puede dejar de sonreírse contemplando en la Galleria Nazionale d'Arte Moderna de Roma la serie de ready mades venerados en vitrinas como objetos de culto -objetos cotidianos que fueron elegidos mediante actos de exclusiva indiferencia, con una finalidad deliberadamente "a-religiosa"? La misma presencia del museo y de la sala de proyección cinematográfica -los nuevos templos modernos- es la constatación más evidente de la clausura del arte con respecto al mundo. Allá donde la imagen resiste al tiempo comienza su dimensión aurática. Pienso que esta realidad incontestable y la misma hegemonía de la fotografía en la era audiovisual han propiciado un nuevo resurgir de la imagen akeropita -aquella realizada por impresión directa del objeto-. La imagen akeropita surge en el antiguo oriente inspirada en la tradición de la Verónica, que imprime en su velo la faz de Cristo camino del Gólgota. Se trata del primer icono, objeto sagrado por excelencia, precisamente por evadir la mediación del pincel del artista y permitir así la presencia real por medio de la imagen representada. Es sintomático constatar que se trata del mismo proceso que realiza la fotografía y el cine, aunque en estos casos se trate de impresiones de luz reflejada sobre la película o el sensor. También, aunque en otro plano, nos encontramos con el mismo proceso en la apropiación objetual que realiza el ready made. Me parece que esta reflexión puede ser especialmente apropiada si consideramos el proceso de trabajo y su dimensión akeropita en las propuestas presentadas por Paloma Polo y Busto Bocanegra respectivamente. Resulta significativo, a este respecto, el caso de Bill Viola. Pionero del vídeo y la televisión experimental, militante en sus orígenes del activismo social en las revueltas de comienzos de los 70 y converso a la vida contemplativa en los 80 y 90. Su caso representa un claro ejemplo del regreso de la acción a la contemplación, de la vida al arte. El tema que está en cuestión, como puede intuirse es nuevamente el de la eternidad y el arte frente a lo contingente y temporal. Pero, no adelantemos acontecimientos. La obra de Busto Bocanegra y Paloma Polo se encuadran en esta misma dialéctica, si bien planteada desde dos enfoques, discursos y medios muy distintos. B. B. propone una instalación, con un componente eminentemente escultórico acompañado de documentación en vídeo del proceso: la construcción de una "guadua", un banco rural típico de Colombia y Ecuador, confeccionado originariamente con bambú, que sirve de asiento y permite la reunión de las comunidades en los acontecimientos sociales más variados (una boda, un cumpleaños o un funeral). En esta ocasión B. B. contrata a dos colombianos para construir el banco, en una sala de exposiciones y con materiales obtenidos de los desechos encontrados en los contenedores de Madrid. Una obra escultórica, como su artífice se encarga de puntualizar, aunque..., paradojas de la vida, esté condenada a perecer con la clausura de la muestra. Pero todo no concluye..., el vídeo, las fotografías de la pieza perdurarán como vestigios de un rito social descontextualizado, separado del mundo y sometido a la reflexión que permite la imagen aislada de su devenir en el tiempo, eso que tradicionalmente se llamaba contemplación. P. P. utiliza la fotografía y los dibujos de fotografías como complemento a una entrevista audiovisual grabada en un plató del NOS TV Channel, en Holanda. Para ello ha utilizado 8 cámaras dispuestas perimetralmente de forma equidistante en torno a los interlocutores: Lumen (designa la Luz, en términos absolutos o sagrados) y Quaerens (el que busca). La producción está inspirada en la obra "Lumen" del astrónomo francés Camille Flammarion, escrita en 1872. La artista construye un intenso y bello diálogo en torno a la posibilidad de traspasar la velocidad de la luz, superando así los límites del tiempo. Un diálogo, teñido de una elegante y melancólica ironía, sobre los límites de nuestro conocimiento, el concepto de instante y eternidad, la vida y la muerte. Para ello se ha servido de un discurso perfecto, sin fisuras, pero imposible. Un discurso sin respuesta, aunque elocuente, del anhelo que recorre su obra. Quizá por ello sea tan aurática... Si he citado el recurso de la secularización akeropita (ya sea el ready made, ya la foto-cinemato-grafía) es para hacer patente una "huida hacia delante". Aquí, matar al padre es hacer perdurable su memoria. Quizá por eso el genio de Dalí fue tan clarividente al afirmar el advenimiento de una era de "mística nuclear": la era de la constatación del aura.
Comisario: Javier Viver
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España