El fotógrafo, Alberto Jonquières, conoció a Cortázar prácticamente desde que nació, ya que su padre, Eduardo Jonquières, poeta y pintor, fue amigo de Julio Cortázar desde la infancia hasta la muerte de éste, primero en Buenos Aires y luego en París. Esto le permitió una especial cercanía en la mirada y la posibilidad de tomarle fotos durante varias décadas. La mayoría de estas imágenes se encontraban inéditas y se presentan por primera vez en Madrid. La exposición incluye fotografías especialmente seleccionadas, tomadas desde la década del sesenta, que muestran a un Cortázar sin barba y aficionado a la trompeta, hasta la última, tomada en 1977, en Madrid. Para acompañar las fotos, ha escrito un magnífico texto, el escritor y periodista uruguayo, Omar Prego Gadea, amigo también de Cortázar durante su exilio parisino, y a quien le debemos, entre otras cosas, el libro La fascinación de las palabras, extensos diálogos entre ambos.