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Ilse Bing

Exposición / Centro de fotografía KBr Fundación MAPFRE / Avenida Litoral, 30 / Barcelona, España
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Cuándo:
16 feb de 2023 - 14 may de 2023

Inauguración:
16 feb de 2023

Precio:
Gratuita para menores de 26 años

Comisariada por:
Juan Vicente Aliaga

Organizada por:
Fundación MAPFRE

Artistas participantes:
Ilse Bing
Etiquetas
Fotografía  Fotografía en Barcelona 

       


Descripción de la Exposición

Tras su paso por la sala Recoletos en Madrid, Fundación MAPFRE presenta en su centro KBr (Barcelona) la exposición Ilse Bing. La muestra incorpora en esta sede dos novedades: la inclusión de cuatro fotografías de Ilse Bing procedentes de las colecciones del Musée Carnavalet de París y la proyección en sala de la película Drei Fotografinnen: Ilse Bing, una entrevista realizada a la artista en 1993 bajo la dirección de Antonia Lerch. Pieza de incalculable valor documental, que acerca al público a las memorias de la fotógrafa sobre su vida y obra sólo cinco años antes de su fallecimiento. DESTACADO La exposición Ilse Bing presenta un recorrido completo por la producción fotográfica de esta autora alemana, que discurre entre 1929 y finales de la década de los años cincuenta. Un legado que, disperso entre numerosas colecciones europeas y norteamericanas, reunimos y damos a conocer en España. BIOGRAFÍA Ilse Bing nació en Fráncfort el 23 de marzo de 1899 en el seno de una familia judía acomodada. Con catorce años tomó sus primeras fotografías. Autodidacta en el medio, se dio cuenta de su vocación cuando comenzó a fotografiar con el fin de ilustrar su tesis. Estudió Matemáticas y Física antes de decantarse por la Historia del Arte. Finalmente, en 1929, abandonó la universidad y, armada con la que a partir de ese momento será su inseparable Leica, se dedicó a la fotografía durante los siguientes treinta años. En 1930 se trasladó a París, donde se dedicó al fotoperiodismo al tiempo que desarrollaba un trabajo más personal, convirtiéndose en una de las principales representantes de la fotografía francesa moderna. En 1931 conoció a Hendrik Willem van Loon, que introdujo su trabajo en Nueva York, y, al año siguiente, tuvo su primera exposición en la Julien Levy Gallery. En 1941, ante el avance del nacionalsocialismo, Bing se exilió en Nueva York junto a su marido, el pianista Konrad Wolff. Dos décadas más tarde, a la edad de sesenta años, abandonó su trabajo como fotógrafa y dirigió su creatividad a la elaboración de collages, de obras abstractas, de dibujos y también a la escritura de poemas. Ilse Bing falleció en Nueva York en 1998. CUATRO CLAVES La Bauhaus. A partir de 1910 la ciudad de Fráncfort se convirtió en prototipo del urbanismo moderno gracias al arquitecto Ernst May, pues comenzó a dejar a un lado su trazado medieval en favor de una transformación que atendiera a las distintas necesidades sociales. La nueva arquitectura pronto se hizo eco de las ideas del constructivismo de El Lissitzky, en cierta medida a través del arquitecto holandés Mart Stam, amigo de Ilse Bing. Este y las teorías de la Bauhaus tuvieron gran repercusión en el trabajo de la fotógrafa. László Moholy-Nagy, uno de los profesores de dicha institución, había promovido la unión de la arquitectura y la fotografía, así como la independencia del medio respecto de la pintura. Las posibilidades de Das Neue Sehen (la Nueva Visión) podían ser infinitas. Ilse Bing las aprovechó, aplicando algunas de ellas a su trabajo: abstracción, primeros planos, picados, contrapicados, fotomontajes o sobreimpresiones. Surrealismo, el espíritu de una época. Cuando Ilse Bing se instaló en París en 1930, la ciudad era un hervidero de tendencias artísticas e intelectuales donde brotaban algunos de los movimientos clave para el desarrollo de las vanguardias. Entre ellos, uno de los que más influyó a la artista fue el surrealismo, cuyos ecos se pueden ver en las imágenes que tomó de distintos objetos para revistas de moda, pues se corresponden con las teorías surrealistas sobre el fetichismo, y en los encuadres que realizó al captar sillas, calles o espacios públicos, que transmiten una sensación de extrañeza, casi de enajenación. Esta influencia se hace patente también a través de su relación con figuras relevantes de esta tendencia, como Elsa Schiaparelli. El movimiento. A pesar de su fascinación por la abstracción y las composiciones puras, tal y como se detecta en muchas de sus fotografías de arquitectura y naturalezas muertas, Ilse Bing era una fotógrafa entusiasta de lo dinámico y el movimiento de la vida, de la realidad cambiante. Así lo demuestra en las fotografías del Moulin Rouge y sus alrededores y en las investigaciones que hizo en torno a la danza. Capturó el dinamismo giratorio de las bailarinas con sus faldas, pero también la expresividad de los cuerpos en pleno movimiento, en el momento de saltar en el aire o hacer un split. Mujer fotógrafa. Ilse Bing formó parte de una generación de fotógrafas que logró una visibilidad hasta entonces insólita. No era lo natural que las mujeres fueran artistas, y por lo general este campo estaba ocupado exclusivamente por hombres, que miraban con desdén, incluso con animadversión, la presencia de las mujeres en el ámbito social y cultural. Para Bing, como para muchas de sus contemporáneas —Germaine Krull, Florence Henri, Laure Albin-Guillot, Madame d'Ora, Berenice Abbott, Nora Dumas o Gisèle Freund—, la cámara se convirtió en una herramienta esencial de autodeterminación y en un modo de confirmar su propia identidad. OBRAS DESTACADAS Cartel de Greta Garbo, París [Greta Garbo Poster, Paris], 1932 The Art Institute of Chicago. Donación de David C. y Sarajean Ruttenberg (1991.1283) © Estate of Ilse Bing © 2022. The Art Institute of Chicago / Art Resource, NY/ Scala, Florence Tomada en el centro de París en 1932, en el entonces depauperado barrio del Marais, esta imagen parece hablarnos de dos formas de declive. La actriz sueca, afamada estrella de Hollywood que había protagonizado películas tales como La dama misteriosa (1928) y Mata Hari (1931), aparece representada en un astroso cartelón sobre una pared medianera. El anuncio está muy deteriorado, pero todavía se distingue parte del rostro de Garbo, aunque los ojos aparecen tapados por el papel arrugado. A su izquierda subsisten la enseña de un hotel sin nombre y la fachada de un edificio despintado y sucio. En esta imagen, una de las más populares de la autora, Bing parece establecer un paralelismo con la realidad de la condición humana sometida al paso del tiempo y al desgaste que, obviamente, también habría de afectar a la actriz, entonces en pleno auge. Botellas de champán Pommery [Pommery Champagne Bottles], 1933 Galerie Karsten Greve, Saint Moritz / París / Colonia © Estate of Ilse Bing Ilse Bing se dedicó fotoperiodismo al abandonar Alemania. Uno de sus encargos fue sobre la producción de champán en Reims. Las imágenes de esta serie tienen una composición estricta. Se trata de múltiples botellas dispuestas con precisión, cuyos tapones, perfectamente simétricos, dan la sensación de estar casi en formación militar y la perspectiva que se genera parece llegar hasta el infinito. Este tipo de imágenes demuestran el interés de Bing por las estructuras y los ángulos inusuales. Gerard Willem van Loon, bailarín [Dancer Gerard Willem van Loon], 1932 Galerie Karsten Greve, Saint Moritz / París / Colonia © Estate of Ilse Bing El interés de Ilse Bing por capturar el movimiento es evidente en su serie de imágenes sobre el Moulin Rouge, así como en las de los bailarines del ballet L'Errante, del coreógrafo George Balanchine. Aquí retrata al bailarín Gerard Willem van Loon, hijo de su amigo Hendrik Willem van Loon, a quien la autora conoció en París y al que captó en diferentes gestos, en este caso con calzón oscuro. Lo que mueve en este trabajo a Bing es el deseo de mostrar la expresividad en planos cercanos, casi siempre tomados desde abajo sin llegar a hacer un contrapicado extremo, de modo que a veces parece que Van Loon está precipitándose en la caída o que es incapaz de domeñar su gestualidad. LA EXPOSICIÓN La trayectoria artística de Ilse Bing está marcada en parte por las ciudades en las que vivió, el Fráncfort anterior a los años treinta, el París de esa década y el Nueva York de la posguerra, donde fundamentalmente experimentó su condición de exiliada. Sin embargo, no resulta posible adscribir su trabajo a ninguna de las corrientes fotográficas o culturales que conoció, si bien se nutre de todas ellas. Su obra está influida por Das Neue Sehen (la Nueva Visión) de Moholy-Nagy, por la Bauhaus de la República de Weimar, y por André Kertész, así como por el surrealismo de Man Ray. Tal y como señala el comisario de la exposición, Juan Vicente Aliaga: «la posición en la que se sitúa Bing escapa a cualquier norma estricta u ortodoxia visual. En ese sentido se puede afirmar que estamos ante una mirada y una concepción de la fotografía harto singulares en las que modernidad e innovación formal van de la mano de un talante humanista en el que anida una conciencia social». Ilse Bing perteneció a una generación de fotógrafas que, por primera vez, conseguía cierta visibilidad en el mundo de las artes y la cultura, entre ellas Germaine Krull, Florence Henri, Laure Albin-Guillot, Madame d’Ora, Berenice Abbott —a quien Fundación MAPFRE dedicó una exposición en 2019—, Nora Dumas y Gisèle Freund. La muestra, compuesta por 190 fotografías además de material documental, está estructurada en torno a diez secciones que proponen un recorrido temático y cronológico por la trayectoria de la artista. Cuenta con importantes préstamos procedentes de las siguientes colecciones e instituciones: Colección de Michael Mattis y Judith Hochberg, Nueva York; International Center of Photography, Nueva York; Galerie Karsten Greve, Saint Moritz, París y Colonia; The Art Institute of Chicago; Galerie Berinson, Berlín; The Museum of Modern Art (MoMA), Nueva York; Victoria & Albert Museum, Londres; Bibliothèque Kandinsky, Centre Pompidou, París; National Gallery of Art, Washington D. C.; Edwynn Houk Gallery, Nueva York; The Metropolitan Museum of Art, Nueva York; Musée Carnavalet, París; Biblioteca y Centro de Documentación. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid; Whitney Museum of American Art, Nueva York; Bibliothèque Nationale de France, París Galerie Le Minotaure, París; George Eastman Museum, Rochester, Nueva York; James Hyman Gallery, Londres. DESCUBRIENDO EL MUNDO A TRAVÉS DE UNA CÁMARA: LOS INICIOS Acompañada por su Leica, Ilse Bing comenzó a trabajar por encargo en distintas publicaciones durante los años de la República de Weimar. Durante este periodo abordó diferentes temáticas, como el esfuerzo de unos operarios, la simplicidad espacial de una galería, las líneas orgánicas de un tejado, el movimiento de piernas y brazos de las bailarinas o la arquitectura moderna, que conocería gracias a su amigo el arquitecto holandés Mart Stam. Su mirada buscaba ángulos inesperados, giraba hacia arriba o hacia abajo, encontrándose a veces con elementos que pasaban desapercibidos, carentes de valor y que azarosamente quedaban unidos, como en el caso de Hoja muerta y billete de tranvía en la acera, Fráncfort (1929). EL BULLIR DE LA CALLE: LOS AÑOS FRANCESES A su llegada a París a finales de 1930, y a pesar de ser una desconocida en el mundo de la fotografía, Ilse Bing consiguió abrirse camino gracias a los encargos de distintas revistas alemanas y a la atención recibida por parte de algunos críticos, como Emmanuel Sougez. De forma paulatina, Bing fue integrándose en los círculos artísticos de la capital y conoció la obra de Brassaï, Germaine Krull, Florence Henri, Laure Albin-Guillot, Eli Lotar, Berenice Abbott, Madame d´Ora, Dora Maar o Man Ray, entre otros. Recibió a su vez encargos de algunas de las publicaciones francesas más populares de la época, como Vu, Voilà, Marianne, Regards, L'Art Vivant, Arts et Métiers Graphiques o Urbanisme. Entre estas colaboraciones, destaca su investigación en torno a los comedores de beneficencia, en la que documentó un hecho social de relieve. Poco después, en 1932, tuvo lugar su primera exposición individual en Fráncfort y realizó una de sus fotografías más relevantes: Cartel de Greta Garbo, París. En ese ambiente, y gracias a la invitación del ya mencionado Hendrik Willem van Loon, Bing tuvo la oportunidad de conocer los Países Bajos, recorriendo lugares como Veere y Ámsterdam, donde captó diversos momentos de la vida cotidiana. LA VIDA DE LAS NATURALEZAS MUERTAS Ilse Bing sintió desde muy temprano una gran fascinación por los objetos inanimados, bodegones, sillas, periódicos, motivos comunes en el arte de las tres primeras décadas del siglo XX. El surrealismo supuso una revolución en lo que respecta a este tipo de objetos, pues incluyó en las composiciones cierto aire mágico y de misterio indisoluble. Los objetos cotidianos de Bing, sobre todo los de su época parisina, están imbuidos de cierto aire melancólico, casi como de ensueño. En cambio, en el periodo de exilio en Estados Unidos se advierte una cierta apariencia de frialdad y emergen rasgos formales y simbólicos, como el cerramiento o acotamiento de la escena captada. LUCES Y SOMBRAS DE LA ARQUITECTURA MODERNA Junto a fotografías de fachadas y edificios algo destartalados de la arquitectura parisina, Ilse Bing se centró en una de las obras más emblemáticas de la capital, construida para la Exposición Universal de 1889. La Torre Eiffel había sido capturada en 1925 por László Moholy-Nagy, que tanta influencia tuvo en Bing, pero la autora no se centró solo en la belleza de las formas y en la geometría abstracta de la construcción, también capturó los alrededores fotografiándola a distintas alturas desde el interior. Lo mismo ocurrió con los altos edificios de Nueva York, que fotografió con una mirada distanciada a la par que crítica, pues no faltan, junto a la arquitectura vertical, edificaciones bajas y humildes, tal y como se muestra en Nueva York (1936), donde el Empire State Building contrasta con el anuncio que se ubica en una edificación cercana donde se puede leer display frames (marcos de pantalla), en un negocio familiar de la calle Fulton, al sur de Manhattan. LA SEDUCCIÓN DE LA MODA En noviembre de 1933, Ilse Bing comenzó a colaborar con Harper’s Bazaar gracias a su amiga Daisy Fellowes, educada en el mundo de la moda y editora de la versión francesa de la revista. Los encuadres recortados de Bing de los sombreros y los guantes hacen relucir las texturas de estos, casi como si de fetiches se tratara, en conexión con el gusto surrealista, y les otorga un toque sensual que los hacen parecer, si cabe, aún más codiciados. Por estos años, Bing también se relacionó con la diseñadora Elsa Schiaparelli, para la que trabajó fotografiando algunos de sus perfumes en 1934. ESTADOS UNIDOS EN DOS ETAPAS Estados Unidos fue otro de los destinos importantes en la carrera de Ilse Bing. La primera vez que lo visitó fue en 1936. Llegó a un Nueva York lleno de contrastes, entre las enormes dimensiones de la arquitectura y las condiciones de vida de los más desarraigados. Allí conoció a Alfred Stieglitz y expuso en la June Rhodes Gallery, pero la ciudad le resultaba fría y un poco inhóspita. Tal y como ella misma señaló: «las calles en las que camino no me integran como las de París; la arquitectura, con unas proporciones inhumanas, me hace sentir aislada, por así decirlo, viviendo en un vacío. Aquí veo las maravillas del mundo desde el interior de una cápsula espacial». Su segunda estancia en la ciudad fue completamente distinta. Llegó en 1941 huyendo de una Francia ocupada por los nazis junto a su marido, Konrad Wolff, después de haber pasado cerca de un año por campos de concentración distintos. La sensación de apátrida, la inestabilidad económica y el sufrimiento tras los acontecimientos acaecidos hicieron mella en su obra y esto se tradujo en imágenes que reflejan aislamiento, fondos oscuros, desnudas ramas de árboles sin hojas o paisajes nevados y sin alma. En Nueva York el estilo de Bing fue considerado anticuado y las revistas ilustradas le dieron la espalda, tuvo entonces que desempeñar distintos trabajos, desde retratos por encargo hasta peluquería canina. RETRATO DEL TIEMPO Además de sus propios autorretratos, en su búsqueda por comprender e indagar en la psique humana, Ilse Bing comenzó a retratar de forma muy temprana a distintos individuos, sobre todo menores, casi siempre por encargo. En estos retratos los niños suelen estar realizando alguna actividad lúdica o de estudio, y a veces están acompañados por adultos. Son retratos delicados, pero en los que se refleja el carácter y la personalidad del sujeto, aludiendo seguramente a la creencia de Bing, que pensaba que los niños eran criaturas completas al mismo nivel que los adultos, con sus propias creencias y preocupaciones. EL CUERPO DANZADO Y SUS CIRCUNSTANCIAS Mientras vivía en Alemania, Ilse Bing se había interesado ya por el movimiento de los bailarines de la escuela de Rudolf von Laban, considerado el padre fundador de la danza expresionista. A su llegada a París, recibió un encargo para fotografiar el museo de cera del Moulin Rouge. Cuando realizaba este proyecto, la autora fotografió la vida cotidiana dentro y fuera del escenario, pero sobre todo las bailarinas en pleno movimiento. Captó la vibración de la danza, los giros circulares, la apertura de piernas de las bailarinas de perfil. Gestos y poses que llamaron la atención del fotógrafo y crítico Emmanuel Sougez, que incluyó su trabajo en la revista L´Art Vivant. Además de la serie de imágenes que tomó del bailarín Gerard Willem van Loon, hijo del escritor Hendrik Willem van Loon —destacado mecenas de las artes que, como ya se ha mencionado, introdujo la fotografía de Bing en los círculos galerísticos y en las colecciones neoyorquinas—, una de las más destacadas en torno al movimiento fue la que hizo del ballet L'Errante, del coreógrafo George Balanchine, con decorado y libreto del pintor ruso Pável Chelishchev para la compañía Les Ballets. Un espectáculo que tuvo lugar en el prestigioso Théâtre des Champs-Élysées de París en junio de 1933 y posteriormente en Londres. NATURALEZA EN VIVO A la par que su interés por la arquitectura, Ilse Bing se sintió siempre atraída por la naturaleza, tanto por la más salvaje como por aquella diseñada y organizada por la mano del hombre, como es el caso de los jardines de Versalles. Las fotografías tomadas al aire libre expresan por norma general un aire de calma y equilibrio, con excepción de aquellas en las que se fija en lugares más agrestes y salvajes, como las montañas de Colorado. En 1959 Bing dejó definitivamente la fotografía en favor de la poesía y el collage, tras tres décadas dedicada al medio y mucho antes de que su obra adquiriera el reconocimiento internacional que obtendría posteriormente. REVELACIONES DE LA AUTOIMAGEN A lo largo de su trayectoria, Ilse Bing reiteró el ejercicio de ir autorretratándose, normalmente en interiores con la intención de dejar testimonio de momentos específicos de su existencia. Con estas imágenes, la primera realizada con catorce años, en 1913, la artista se iba forjando una identidad como mujer emancipada e independiente en un tiempo en el que esto no era lo natural. No solo ella, también otras artistas y fotógrafas se mostraban ante el mundo con sus instrumentos de trabajo. Una de sus imágenes más populares en este sentido es Autorretrato con Leica, de 1931, en la que, mediante dos espejos, su rostro adquiere una dimensión doble mientras observa a través del visor, dejando al descubierto su mirada penetrante e inquisitiva. CATÁLOGO El catálogo que acompaña a la exposición incluye reproducciones de la totalidad de las obras expuestas. Contiene además ensayos a cargo del comisario del proyecto, Juan Vicente Aliaga, del influyente crítico, escritor e historiador Benjamin H. D. Buchloh y de Donna Brett, historiadora del arte de la Universidad de Sídney. La publicación, editada en castellano y catalán, cuenta también con una versión en inglés elaborada en coedición con Dewi Lewis Publishing. COLEGIOS Y FAMILIAS Fundación MAPFRE lleva a cabo el programa Cuando la Fotografía es Arte concebido para dotar a niños y jóvenes de un sencillo pero sólido conjunto de conocimientos con los que: • Reconocer la múltiple naturaleza de la imagen fotográfica (obra de arte, testimonio documental, memoria personal...) • Asimilar los conceptos básicos para identificar y apreciar sus valores artísticos. • Utilizar la fotografía como herramienta para expresar -y compartir- emociones e ideas. • Proporcionar las nociones esenciales para analizar el sentido de las imágenes y poder así desenvolverse con criterio a la hora de recibirlas y generarlas. El programa incluye Visitas-Taller para colegios y familias y contenidos descargables online con los que, en el aula o en clase, familiarizarse fácilmente con los conceptos que permiten entender y, sobre todo, disfrutar de la fotografía.


Entrada actualizada el el 17 feb de 2023

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