Ignacio Burgos utiliza líneas rápidamente trazadas y pinceladas cuyo control y fundamento dan una sensación insuperable del movimiento libre. Trabaja la mancha pictórica con impulsividad y fuerza inusitadas utilizando todo el cuerpo en el tratamiento gestual que hace de la pintura. El propio artista se acoge al término 'expresionismo figurativo' para hablar de su producción. La figura masculina es una constante en su obra. Su pintura es un relato de la vida diaria, escenas intranscendentes y cotidianas pero que reflejan todas las pasiones y emociones que se encuentran dentro de sus personajes. Como señala la crítica de Arte afincada en Estados Unidos Eleanor Heratney: “Burgos ha estudiado a maestros del alma masculina como Goya y Velázquez y sus grupos figurativos están a menudo en composiciones que recuerdan el entrelazado de figuras y gestos de la pintura histórica de los siglos XVIII y XIX, no obstante ... su obra esta llena de sensibilidad modernista y lejos de toda antigua heroicidad temática se acerca a la banalidad contemporánea con auténtico ímpetu.” Esta exposición que incluye obras desde al año 1997 al año 2008, carece de una línea argumental propia pero permite entender conceptualmente y adentrarnos sensorialmente en el mágico mundo pictórico de este autor cuya obra lo revela como artista y creador extraordinario. En fin, para nosotros es un placer ser espectadores cada día de un gran pintor con mayúsculas.