Nacido en Ponferrada en 1956, estudió la carrera de Bellas Artes en París y Rotterdam. Como de costumbre, y en esta exposición aún más, tiene la pintura de Suso Barrio el don de lo directo, de lo esencial. Una depuradísima simplicidad de color y forma. Una mirada de niño sin impuestos. Un rodearse de retratos hechos en aquel alegre fotomatón de la infancia. Pintura sobre tabla que nos muestra una evolución inquietante hacia la simplicidad. Una pintura de frente. Terriblemente esencial. Todas estas figuras, de sexo improbable, se encuentran ancladas en el instante en que, como artistas del Circo Suso Barrio, se han retirado a sus camerinos y se examinan en el espejo. ¿Nos estarán observando desde la otra realidad?