Descripción de la Exposición Hilario Bravo nos invita a viajar en su última exposición hasta la mitológica Icaria. Esta isla mediterránea, que toma su nombre de Ícaro, hijo de Dédalo, fue cuna de Tepsis, padre de la tragedia griega, hecho que la conecta necesariamente con Dionisos, dios del teatro, pero también de la desinhibición del vino, del placer y del impulso. Así, Icaria trata de arrancarnos por un momento de la -no siempre amable- realidad, a través de una seductora propuesta estética. ?? Icaria constituye el escenario de una completa bacanal presidida por Baco/Dionisos, en la que no faltan ménades, músicos, bacantes, sátiros concentrados en buscar a su presa amante, uvas con las que confeccionar el líquido elemento -vino, cuál si no- y copas cargadas de conceptos donde servirlo. En el paraíso terrenal confeccionado por el artista, encontramos una fuerza desgarradora que atrae al espectador hacia el placer de lo sensual y la fuerza de lo matérico. La embriaguez de esta atmósfera aparece plasmada en dos potentes lienzos, completados por ocho series de ocho piezas cada una (Dionisos, Música, Ménades danzantes, Bacantes, Celebración, Sátiros ebrios, Copas, Uvas), que juntas conforman una unidad pero, de la misma manera, por sí mismas gozan de sentido pleno. ?? En el gran formato apreciamos un Hilario Bravo de lenguaje más personal, simbólico y críptico, pero sin perder la referencia de la naturaleza que le rodea. El añorado estío se muestra como protagonista indiscutible: el sol, el río, las ondas de agua, el chamizo que proporciona la ansiada sombra y, sobre todo, el potente y cálido naranja que armoniza sendos lienzos, son elementos que nos transportan a la canícula, en la que tenemos la excusa perfecta para arrojarnos a los brazos del dejar pasar, con sosiego y sin remordimiento. En Tierra de Barros la sangre y el vino se convierten en uno, a modo de transfiguración pagana, en la que el jugo de la uva se manifiesta como hilo conductor de la catarsis, tan presente ahora como en la Grecia Clásica. No podemos obviar la presencia del chamizo, que recorre el lienzo longitudinalmente a modo de río matérico, con el que Hilario da un salto a la tridimensionalidad, en un esfuerzo por conectarnos con la naturaleza y lo telúrico. En Icaria, lienzo que da nombre a la exposición, irrumpe con presencia el racimo de uvas, cargado de conceptos (ceremonia, rito, canto) de los que serán partícipes aquellos elegidos que beban del líquido que de él se extrae. Es la clave de la evasión, aquella que recogió sin igual el poeta simbolista Charles Baudelaire en sus Flores del mal: 'Te llaman en auxilio de su aulladora fiebre./¡Oh Baco, que adormeces todas las inquietudes!' Muy al contrario, las series de dibujos y collages, nos muestran un trazo más enérgico, transmisor de la libertad que proporciona el lápiz. Las líneas y las sombras del papel nos desvelan un Hilario más impulsivo, desinhibido y contundente, quizá imbuido por una libertad embriagadora. Estas series están organizadas de forma lineal, representando en cada una de ellas un momento significativo de la bacanal. Primero las Portadoras preparan el vino, al ritmo de La música, ambos representados de forma esquemática, algo matissiana, cuyos bosquejos se completan con elementos preciosos, dorados y plateados, propios de este ambiente de lujo y el placer. Mientras, las Ménades, sensuales y dinámicas, continúan con el estilo anterior, cuyos voluptuosos cuerpos son moldeados por esos papeles pegados. De las Uvas se extrae el líquido del ritual dionisiaco. Y nuevamente aparece el fruto cargado de conceptos sensuales y placenteros, que una vez transformados en vino reposarán en las Copas. Copas convertidas en cálices paganos, receptores de su fuerza conceptual. Hilario Bravo ha elegido para sendas series el collage como medio expresivo, rápido y directo: papeles rasgados y colocados al azar en algunos ejemplos, mientras que en otros se vislumbra una meticulosa disposición, logrando en ambos casos un impactante y sensual efecto. Las Uvas, irónicas, sinceras y directas, casan a la perfección, como no podía ser de otra manera, con su natural receptor, del que los participantes en la bacanal deben beber. Los sátiros ebrios, adentrados en el ceremonial, muestran un evidente cambio de factura, con un dibujo más académico. Sus rostros están definidos por la sanguina, color que armoniza toda la serie, de cuyos trazos surge la mirada penetrante y rictus más grave de estos personajes mitológicos, algo grotescos pero a la vez cautivadores. En Icaria queda plasmado el ritual hedonista en estado puro. Cada cual decida si participar o no...
Exposición. 18 feb de 2025 - 15 jun de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España