Descripción de la Exposición
Las elucubraciones sobre lo paranormal y extrasensorial no pueden formalizarse en estancias iluminadas, son apariencias que necesariamente deben substancializarse entre tinieblas porque sus apariciones se envuelven en puntuales destellos, halos nebulados, refulgencias espontáneas. La falta de una realidad presencial, física identificativa, obliga a que sus manifestaciones fenomenológicas no puedan darse en otro estadio fuera de lo sombrío. Es por eso que son en tanto que revelaciones desde la oscuridad, desde lo ignoto, a través de la borrosidad; al igual que sus sonidos y llamadas, ahogadas, abismales, insondables. Todo se configura misteriosamente porque los misterios jamás se dan al raso. Un argumento que David Trujillo maneja perfectamente en la configuración de la exposición, en la manera de articular su disposición formal en la sala con las obras que conducirán a cada visitante al susurro insinuante al oído de la comparecencia de los entes fantasmales y a sus fenomenologías prístinas. Un recorrido fundamentado y apoyado en el esmerado trato estético que David Trujillo suele aplicar a sus trabajos, en la maestría con que dispone no solo la obra por el espacio intervenido, sino la manera de integrarla con el entorno y las energías acumuladas en cada recinto y por sus penumbras. Un hecho determinante a la hora de entrar, participar, percibir y sentir la propuesta que discurre en sus muestras.
En este caso en la Casa Bardín, un palacete residencial de primeros del siglo XX para una de la más destacadas familias de la burguesía alicantina, la de Teófilo Renato Bardín Delille, sin duda encierra, por tratarse de una mansión de vida familiar, un sinfín de pequeños secretos, misterios insondables, indicios de sucesos ocultos vividos en la intimidad de alguno de sus miembros entre sus habitaciones. La tarea que lleva a cabo David Trujillo con su intención, es la de desvelar esos recónditos, mostrárnoslos con la puntualidad de sus elaboraciones y en los puntos concretos. Lo que se esconde detrás de sus obras son las huellas ubicuas de lo extrasensorial, de las imaginaciones de las personas que cohabitan sus almas con las de esos lugares que gustan recrear y sentir y conectar. No importa si en la Casa Bardín, en el fondo de una catedral oscura o bajo los techos mortecinos de un hospital, las apariciones, los fenómenos evanescentes tienen sus convocatorias de igual modo en cualquiera de los lugares que sintamos.
Por eso, y una vez más, la intención de David Trujillo es discurrir por esos territorios inasibles no sólo mediante la disposición morfológica de las piezas, sino en la dotación espiritual y psicológica del todo convocado. Toda obra de arte encierra y ofrece numerosas manifestaciones, pensamientos, ideas, finalidades, indicaciones, emociones, pero en las obras de David Trujillo, además, cada una de las obras encierra algo más, da cobijo a una metafísica hiperactiva de circulaciones y certezas creenciales, pasajes de pequeños fragmentos de vidas laterales que fueron, que se mantienen suspendidas en la extrasensorialidad, en la fe y en el convencimiento de que existe la eternidad, o el lugar donde las almas habitan a la espera de su absolución.
José Manuel Álvarez Enjuto
Comisario de la exposición
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España