Figuración y surrealismo han sido dos constantes en la obra pictórica del artista. Mediante el uso de la técnica más tradicional, de la monocromía y de una densa pincelada, Pomet representa escenas narrativas artificiosas, que imitan la realidad, pero que además la falsean. El resultado son imágenes de gran intensidad que parecen inspiradas en viejos archivos fotográficos de donde rescata a sus personajes de una memoria histórica. En sus escenarios lo normal figura como extraño y lo extraño se enmarca dentro de un espacio aparentemente convencional. Su modo de mirar hace posible lo imposible.

El artista en ocasiones sitúa en el centro del lienzo los elementos más reales, recluyendo lo inverosímil a un plano secundario, a pesar de lo cual condiciona la escena. En otros casos la ironía es tan evidente que inunda la obra, llevándonos a un mundo casi ... irreal, fuera de toda lógica. De este modo no deja indiferente al espectador obligándole a participar contemplando la historia narrada y buscando una explicación que la concluya.