Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- ¿El vacío es blanco o negro?, ¿está en la oscuridad o en el resplandor?, ¿es un espacio sin sonido?, ¿es la asfixia y la agonía?, o ¿es el aire libre?, ¿es un abismo inconmensurable?, ¿es un hueco interior? y ¿también exterior?, ¿es una ausencia?, ¿tiene que ver con las sensaciones que tenemos los pintores antes de pintar un cuadro?, ¿o con lo que sentimos al darlo por acabado?
“Horizontes de sucesos. También yo me desplazo hacia el vacío. ¿Qué otra cosa puedo hacer?”, dentro del programa “Asomarse al Interior, Nuevos horizontes en la geografía personal de la Colección Beulas-Sarrate”, tiene por comisaria a Chus Tutelilla. La mirada de Larroy nos invita a contemplar siete cuadros: El Tríptico de José Orús “oscuridad y resplandor en el mismo tiempo”; la Pintura nº 41 de Fernando Lerín, “un frío de azules despejados y de horizontes silenciosos” ; Sin título de Luis Feito “el vacío es de color amarillo. No es un abismo”; 90-4 de Erwin Bechtold “el negro se desplaza hacia el blanco y el blanco se desplaza sobre el blanco, y la luz no se apodera de la sombra endrina”; “la asfixia del círculo, medio-luna medio-sol, se transforma en aire libre en” ZON 1 de Salvador Victoria; Fuego fatuo de Manuel Viola “ilumina una noche serena con explosivos destellos”; y Estructura. Serie cubos 2 de José María Yturralde “es estático y además dinámico. Todas estas pinturas gravitan en un horizonte de sucesos, esas fronteras esféricas que rodean a los agujeros negros. Sólo que aquí el agujero es blanco. ¿El vacío es blanco o negro?”
El vacío ¿es triste o es alegre?, ¿es incoloro e insípido? y ¿abstracto? o ¿puede ser angustioso y divertido, al mismo tiempo, como en una atracción de feria? o ¿puede tener los vivos y jugosos colores que exteriorizan los embutidos envasados con profilaxia en los supermercados? Es posible.
¿Es estático o dinámico?, ¿es implosivo, es explosivo, o las dos cosas?, de todas las formas, también yo me desplazo hacia el vacío. ¿Qué otra cosa puedo hacer?
En la novela de Jordi Bonells Dios no sale en la foto, el vacío es en blanco y negro. Jordi, el narrador, a quien he tomado prestada una frase para título, relata la pasión de su padre por la fotografía. De las fotos que hacía del mismo paisaje y desde el mismo emplazamiento con una moderna cámara réflex y con una vieja Leica.
Realizaba dos fotografías casi iguales para demostrar que el desplazamiento entre el visor y el objetivo de la Leica le acercaban más a la realidad o, al menos, le alejaban un poco de la mentira. Ese desfase en el encuadre provocaba un vacío invisible que no debería de salir en la foto pero que ahí estaba y se convertía en un estimulante de la imaginación para explorar lo que había a las afueras del marco blanco de papel.
El mismo efecto le causaban los retratos de familia que una mano cercana había recortado convirtiendo en polígonos vacíos determinadas partes de la imagen, generalmente los rostros, que instantáneamente se convertían en la presencia más real de la fotografía.
La fotografía permite esa sensación de desplazamiento espacial y mental; y también la pintura.
Un campo en movimiento inverosímil incluido en dos óvalos blancos. El primero en la pared de la derecha y desplazado hacia el exterior acoge la Metamorfosis de Manuel Rivera. Es un hueco interior que flota solitario en un mar de sombras en mudanza inversa y diagonal. ¿El vacío es individual?
O ¿es colectivo? En la pared de enfrente, en otro óvalo blanco y centrifugados en su interior, conviven siete cuadros: El Tríptico de José Orús es la oscuridad y es un resplandor en el mismo tiempo. ¿Es una imagen galáctica que se desplaza hacia nosotros o un magma interior? El vacío es caliente y es frío. Hay frío en Pintura nº 41 de Fernando Lerín, un frío de azules despejados y de horizontes silenciosos. Pero su pintura es, también, un espacio sin sonido en el que flotan cálidos ecos musicales.
En Sin título de Luis Feito el vacío es de color amarillo. No es un abismo. Es un espacio de reflexión sobre una tensión volátil, y en 90-4 de Erwin Bechtold el negro se desplaza hacia el blanco y el blanco se desplaza sobre el blanco, y la luz no se apodera de la sombra endrina.
En Sin título de Luis Feito el vacío es de color amarillo. No es un abismo. Es un espacio de reflexión sobre una tensión volátil, y en 90-4 de Erwin Bechtold el negro se desplaza hacia el blanco y el blanco se desplaza sobre el blanco, y la luz no se apodera de la sombra endrina.
La asfixia del círculo, medio-luna medio-sol, se transforma en aire libre en ZON 1, la pintura de Salvador Victoria y el Fuego fatuo de Manuel Viola ilumina una noche serena con explosivos destellos. ¿El vacío está en la oscuridad o en el resplandor?
Estructura. Serie cubos 2 de José María Yturralde es estático y además dinámico. Es imposible e infinito. Tan abstracto como la geometría fractal.
Todas estas pinturas gravitan en un horizonte de sucesos, esas fronteras esféricas que rodean a los agujeros negros. Solo que aquí el agujero es blanco. ¿El vacío es blanco o negro?
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España