Marc Ávila establece un pacto con el paisaje de su infancia: el río Llobregat. Este pacto
visual nos ofrece sus raíces desde un entorno periférico abarrotado de cañizos,
descampados e industrias. La geografía fluvial que se abre paso entre riberas y
reactores es la verdadera madre de su hábitat artístico. Desde ese regazo limítrofe,
Marc nos demuestra que la fotografía no es un eco lejano, sino una grieta en esa
realidad compacta que llamamos mundo.
Su obra está íntimamente conectada con la dimensión simbólica del tótem; de este
modo, las infraestructuras modernas, las antenas y los proyectos industriales fallidos
se erigen ante nosotros en un cúmulo de más de 2.500 imágenes. Cada una de ellas
fue capturada de forma aleatoria durante más de 10 años por el territorio español,
demostrando que la búsqueda de la belleza se compromete con la repetición de lo que
nunca es del todo como lo recordamos.
La fuerza de sus paisajes evidencia la indefinición de los límites...y la continua
expansión de la urbanidad. Así, la tensión entre ser humano y progreso se nos
presenta como una arritmia visual repleta de contradicciones, lo que nos enfrenta con
una existencia que parece arrojarnos hacia lo contemporáneo, subrayando el
‘Zeitgeist’ o espíritu simbólico de nuestro tiempo.
Isabel Hernández
Imágenes de la Exposición
HOMO et NATURA
Entrada actualizada el el 18 mar de 2024
¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?
