Descripción de la Exposición
La exposición forma parte de las actividades organizadas en distintas instituciones de la ciudad de Alicante y Mutxamel dentro del 10º Aniversario del fallecimiento del artista.
El punto central de la exposición gira en torno a una de sus series más significativas de Homenajes, en este caso dedicada al artista del Constructivismo ruso Vladimir Tatlin (1895- 1956) y a su obra Monumento a la III Internacional. La exposición la componen un total de 13 piezas entre obras pictóricas, dibujos y esculturas cerámicas realizadas entre 2002 y 2008. La obra de Arcadio Blasco es una de las más personales del panorama artístico español siempre con un compromiso social muy marcado. Con el paso del tiempo tomaremos consciencia de su monumental obra y su poderosa singularidad artística. Pocas obras de esta serie se han mostrado públicamente de forma conjunta. Sin embargo, algunas obras pertenecientes a esta serie se encuentran en el Museo de Vilafamés que se mostró en el Centre del Carme de Valencia en 2014; en 2021, una de estas obras pasó a formar parte del Museo de Arte Contemporánea da Costa da Morte, O Porto de Corme en A Coruña, y en 2001 se pudieron ver algunas obras en la exposición que realizó en el Centro Cultural de Bancaja en Valencia.
Las obras de las series de Homenajes aluden a tres importantes presencias dentro de la trayectoria artística de Arcadi Blasco. Con Homenaje a Paolo Ucello recuerda a Italia y la gran influencia que supusieron en el artista los dos años que paso como pensionado en la Academia de España en Roma. Con Homenaje al Cubismo alude al lenguaje artístico vanguardista por antonomasia y con Homenaje a Tatlin rememora a Tatlin, sin duda otro referente tanto artístico como vital en la trayectoria del artista alicantino.
José Piqueras explica muy bien esta serie en su texto para el catálogo de la exposición celebrada en el Museo de la Universidad de Alicante (MUA) en 2008:
“Después de toda una vida sin dejar de trabajar, el suelo parece moverse bajo de sus pies y Arcadio necesita revisar y apuntalar sus referentes artísticos. Es cuando decide “hablar” con ellos a partir de pequeños detalles heterogéneos, convirtiéndose en una serie de “Homenajes”: a Mantegna, Piero della Francesca, Goya, Picasso, Tatlin...; también al renacimiento, al cubismo o al paisaje. La diversidad estilística y la gran variedad de elementos plásticos utilizados es uno de los rasgos de estas obras, que también integran diferentes técnicas (dibujo, grafito, tinta, acrílico, óleo, collage, cartones, tablas, cerámica...) en la superficie del cuadro.
Dentro de estos homenajes, la serie dedicada a Tatlin es la más completa y, seguramente, con la que se ha sentido más cómodo e identificado. Estos cuadros, dibujos, collages de técnicas mixtas (cerámica, acrílico, encáustica...) van desgranando sucesivas versiones del imponente y dinámico perfil ascendente del “Monumento a la III Internacional” (o más bien su maqueta) en un homenaje muy personal a su autor, el constructivista ruso Vladimir Tatlin”.
"Homenaje a Tatlin" expresa la admiración que el artista siente por el pintor, escultor y arquitecto ruso Vladimir Tatlin y su proyecto que fue presentado como maqueta o prototipo a comienzos de los años veinte para ser construido en Petrogrado como monumento y sede de la III Internacional coincidiendo con el aniversario de la revolución rusa. El monumento nunca se llegó a construir. La maqueta original desapareció. Tan sólo quedaron fotografías, además de las descripciones contemporáneas que permitieron reconstruirlo y que actualmente se exhibe una reconstrucción en el Museo de Arte Moderno de Estocolmo, Suecia.
El proyecto original consistía de una armadura de hierro y acero rojo en espiral inclinada, superando en altura a la Torre Eiffel de París, a 400 m del suelo, conteniendo en su interior cuatro estructuras de vidrio con diferentes formas: un cubo, una pirámide, un cilindro y media esfera, todos ellos provistos de movimientos rotatorios que rotarían a distintas velocidades. Son elementos propios del Constructivismo como el triángulo, del cuadrado y del círculo, de gran interés compositivo para Arcadio Blasco que tan presentes están en sus obras, en las que utiliza distintos materiales, que conviven con el protagonismo de la cerámica y se combinan sobre una superficie de madera pintada de negro o cartón, y en las que el dibujo y el color adquieren un especial sentido.
En algún momento pueden verse una suerte de elementos en estas obras que nos pueden sugerir el cuerpo humano en una actitud de dar un paso adelante. Advierte Juan-Alberto Kurz de la Universidad de Valencia sobre la Torre Tatlin que bien podría sugerirnos la figura de un cuerpo humando donde la diagonal principal de esta obra puede considerarse como su columna vertebral, donde la figura parece ejercer un movimiento hacia delante, y las dos grandes bases curvadas que surgen de su columna vertebral asemejan las dos piernas cuando realizan el movimiento de caminar, que recuerdan la antigua tradición escultórica de la figura caminando, dando un paso adelante desde la antigüedad clásica con los Kuros o Kuroi, revivida por Rodin o por Umberto Boccioni, etc. Si interpretamos la inclinación de la torre, resulta lógico pensar que representa una zancada hacia delante.
La Torre Tatlin es una pieza de gran importancia en la historia del arte moderno, donde aparece como una de las obras más significativas del constructivismo ruso y destaca, no sólo por la nueva propuesta de síntesis entre arte y máquina, sino que también por la repercusión social y simbólica que tuvo, como un elemento icónico que abanderaba a los artistas de la época y que se ha mantenido vigente como icono vanguardista hasta el día de hoy. La Torre está siempre presente como una imagen cargada con un discurso político y artístico, apropiada por parte de los dadaístas como un ícono del anti arte y de la lucha contra la academia y los cánones tradicionales. El Monumento queda como un mito de un proyecto inconcluso que serviría de modelo para estimular las invenciones en la tarea de crear un mundo nuevo, manteniendo viva la utopía de un proyecto que sería capaz de unir arte, acero y cambio social.
Biografía
Arcadio Blasco Pastor (Mutxamel, 1928 - Madrid, 2013) es uno de los más reconocidos artistas alicantinos del siglo XX. Artista y creador español que se adentra en el mundo del arte como pintor, para para encontrar finalmente su vocación como ceramista, arte en el que destacará dentro de los movimientos españoles de vanguardia de los años sesenta. Blasco sintetizó alfarería, cerámica, escultura y abstracción, sin que ninguna de ellas perdiera su esencia, materializándolas, en relieves, vidrieras y esculturas.
Su introducción en el mundo del arte se produce a través de la música, llegando a ser organista del seminario de Orihuela, donde estudiará de 1942 a 1945. Posteriormente ingresa en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando de Madrid, cursando los estudios oficiales a partir de 1948. También hará un curso de profesorado en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia en 1953. En el verano de 1952 se le concede la beca de paisaje del Paular, donde conoce a Carmen Perujo, con la que se casará en 1957. Tras acabar el servicio militar viaja a Roma, residiendo en la Academia Española, en cuyas salas expondrá en 1954. allí tiene su primer contacto con la cerámica a través de la obra de Nino Caruso y de Carlo Zauli.
Una de las características más destacables de la trayectoria como ceramista de Arcadio Blasco es su participación directa, entre los años 1954 y 1974, en el nuevo acontecer del arte contemporáneo, pues fue el único artista que, desde la cerámica, participa en el campo de las artes plásticas, participando en gran cantidad de exposiciones nacionales e internacionales de arte contemporáneo. Arcadio Blasco, que había mostrado durante los años 1955 y 1956 sus pinturas en exposiciones colectivas como la X Trienal de Milán o la itinerante Arte Joven junto a artistas como Rafael Canogar, Antonio López, Lucio Muñoz, Luis Feito, entre otros, continuó participando a partir de 1959, con obras realizadas en cerámica, en exposiciones como Jonge Spaanse Kunts (itinerante por Amsterdam, La Haya, Utrech, Nueva York, Madrid) en las que figuraban importantes pintores, que como él, participaban de la nueva vanguardia.
En aquel torbellino de búsquedas en que se convirtieron los años 50 para los artistas españoles más inconformistas, Arcadio Blasco indaga en las posibilidades de la materia cerámica y encuentra en la arcilla cocida –despojada de sofisticados vidriados- el medio idóneo con el que realizar en volumen sus últimas investigaciones pictóricas, que desembocarían en esculturas de compromiso social y crítica política.
Regresa a Alicante en 1954 y realiza 2 exposiciones en la Caja de Ahorros del Sureste, en la Galería 11 y en la Galería La Decoradora. También expuso en Santander, Madrid y Milán. En 1955 instala su primer taller en una nave -cedida por el arquitecto Luís Feduchi- del edificio a mitad construir del Museo de América situado en la Ciudad Universitaria de Madrid, que compartió con José Luís Sánchez, Jaqueline Canivet y Carmen Perujo; allí realizaría, entre otras obras, muchas de las vidrieras, mosaicos y murales cerámicos destinados, en gran parte, a ornamentar las iglesias que se construyeron por encargo del Instituto de Colonización de los Pueblos de España, colaborando con los arquitectos José Luis Fernández del Amo, Ignacio Gárate, Luis Cubillo, García Benito, Luis Feduchi, Fernández Alba y Fisac, entre otros. El inmenso espacio de este lugar de trabajo para la creatividad llegó a convertirse en un lugar de encuentro de artistas de la joven vanguardia madrileña.
En 1955 realiza una individual en Madrid en la galería Buchholz y dos años más tarde en las salas del Ateneo de Madrid. En estos años la característica general de su producción será la alternancia en la práctica de la pintura y la cerámica. En 1964, ya inmerso en el arte de vanguardia, presentará una gran exposición en las salas de la Dirección General de Bellas Artes. Al mismo tiempo se va comprometiendo en la actividad como docente dirigiendo los cursos de verano de Sargadelos en más de una ocasión o participando en las actividades de verano de la Universidad Menéndez Pelayo. Su interés por la alfarería le llevó a recorrer los pueblos de España entre 1980 y 1982, y a trabajar con Pedro Mercedes (Cuenca), con Eugenio Crespo (Colmenar de Oreja), con Cerámicas Montalbán (en el barrio sevillano de Triana) o en Agost (Alicante), localidad de larga tradición alfarera. En 1970 representó a España en la Bienal de Venecia.
Su interés por la alfarería popular le lleva a realizar, junto a la especialista en cerámica popular, Natacha Seseña y la colaboradora de ésta, Margarita Sáez, y al fotógrafo Agustín Rico, un trabajo de campo entre 1979 y 1982 que tenía como finalidad documentar la labor de los alfares supervivientes por aquellos años en Castilla la Nueva. El frecuente contacto de Arcadio Blasco con alfareros de la península contribuyó sin duda a enriquecer su vocabulario plástico y a encontrar soluciones para su obra, en algunos procedimientos que con una finalidad muy distinta empleaban los alfareros.
A mediados de los ochenta se instala en Majadahonda. Estos años marcan el período maduro de la cerámica de Arcadio Blasco, con reconocido prestigio internacional, siendo elegido miembro de la Academia Internacional de la Cerámica, con sede en Ginebra. Los éxitos se reflejan en exposiciones como la del Palacio de Cristal de Madrid de 1984 que él tituló "Muros y arquitecturas para defenderse del Miedo. Restos arqueológicos" siendo una de sus mejores exposiciones y tal vez la que marcó su apogeo creativo.
Con su regreso en 1985 a su ciudad natal (Mutxamel) y la instalación de su taller en una casa de campo de la partida de Bonalba, Alicante recobró un artista en plena madurez que hizo un esfuerzo por activar la cultura alicantina a través de distintas iniciativas, algunas relacionadas con la cerámica y su enseñanza. Trabajador incansable, es la época en la que acomete importantes encargos públicos que le permitirán desarrollar importantes esculturas públicas: Monumento a la Constitución Española, Alicante (1986); Homenaje a la Dama de Elche, Elche (1987); Monumento a la Santa Faz, en la carretera de Alicante a Valencia (1989); Monumento al Pescador, en El Campello (1989); Puente del Raval, Elx (1990); Homenaje a Eusebio Sempere, Plaza de la Viña, Alicante (1991); Diálogos, Universidad de Alicante (1992); Elogio a la ciudad, Alcorcón (1993); Monumento al marinero, Altea (1993). En Mutxamel, su legado es visible a diario, con obras como el mural ‘L’Almàssera’ (1999), situado en Carrer del Fossar, donde se encontraba ubicada la almazara, la fuente ‘Torre Vigía’ (2001), en la Avenida Carlos Soler, religiosos; el mural ‘Guernica’ (2009), situado en el interior del colegio Manuel Antón y que fue realizado por el alumnado del colegio bajo la supervisión de propio artista.
La utilización de la materia cerámica para la expresión plástica también tiene sus condicionantes, uno de los principales es el tamaño que pueden alcanzar las obras si se quiere que éstas sean de una sola pieza. La capacidad del horno, entre otras, es la que marca esta restricción; pero Arcadio Blasco es uno de los ceramistas que mejor ha sabido aprovechar esta limitación, al haber concebido sus creaciones de tal modo que la fragmentación se convierte en una característica formal indisoluble de su producción -sea cual sea el tamaño de sus obras- y lo que le confiere esa proximidad al concepto de construcción arquitectónica. El empleo de una fragmentación muy estudiada le permite realizar obras de grandes dimensiones sin que por ello pierda su particular sintaxis, ya que esta característica está presente en toda su producción, bien físicamente, bien por las líneas, relieves y “rosarios” que, como consecuencia de un barroquismo buscado, pueblan sus composiciones.
Arcadio Blasco atesora una gran cantidad de galardones. Fue distinguido con el Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana en 2005, el Premio Nacional de Cerámica en 2010, el Premio Maisonnave de la Universidad de Alicante, la Medalla de Oro de Manises y la Agulla d'Or del Ajuntament de Mutxamel. Sus obras forman parte de las colecciones de museos tan importantes como el Reina Sofía de Madrid, el Museo de la Universidad de Alicante o en el futuro Museu Arcadi Blasco, que se ubicará en la Casa de Cultura de Mutxamel.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España