Descripción de la Exposición Hilario Bravo es un pintor excelso. Su pintura ha sabido desarrollar la fuerza, la belleza y la melancolía de la tradición plástica, por un lado, eminentemente literaria, por otro. Como pintor invoca toda la fuerza emocional de la pintura que, heredera de la abstracción pospictórica, ha terminado siendo bautizada como abstracción lírica. Bravo podría mencionar sin rubor como a uno de sus maestros a Cy Twombly. Al igual que él, trabaja con el texto sobre el lienzo y conjuga con la misma asombrosa libertad la armónica disposición de los colores, la profundidad sombría de sus temas y la perversa relación con los textos y los nombres. En su más reciente iconografía retornan algunos de los signos religiosos que proclaman, a veces en contrahecha disposición, la santidad y la dignidad de sus cuadros. Así como en su serie Liturgia, de 1997, aparecía la forma de la cruz -conmemorando el hondo sentimiento religioso de sus obras que lo religan, no solamente con un dios cristiano, sino sobre todo con la delicada intensidad contemplativa de esos pequeños espacios de serenidad que son las iglesias- que lo vinculan con la pintura de autores como Tàpies o Joseph Beuys. Pero, lejos de la austeridad ascética de éstos, la obra reciente de Hilario Bravo se ha enriquecido, acaso gracias a la comparecencia de Matisse, con un maravilloso y gratificante colorido. De evocar y sugerir con la pintura es, en último término, de lo que se trata, como si la cosa fuese mirada a los ojos mediante la palabra.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España