Aparentemente ajenos a la guerra, vivimos expuestos a ella a través de su rastro: el del gesto afectado y la mirada expresiva de quienes la han sobrevivido, o el de la violencia y destrucción real que los medios convierten en una superficie imaginaria y reiterativa. ¿Cómo integrar la conciencia de esa violencia-de-allá, pasada, a nuestra batalla-deaquí, presente y rutinaria? Alinka Echeverría y Pía Elizondo dirigen su mirada hacia aquello que la cultura hegemónica y democrática occidental oculta, reprime y exorciza. Mientras que Echeverría realiza una serie de retratos durante la independencia de Sudán del Sur en 2011, en los que se manifiesta la incierta y compleja reconfiguración identitaria de sus ciudadanos, Elizondo reelabora un imaginario fascinante y paradójico –tan sublime como siniestro– del registro videográfico de la toma de Aleppo, que se emitió reiteradamente en las primeras semanas de 2017 a través de la televisión y las redes sociales francesas....En ambos casos, es más allá de la superficie de la imagen –de la pantalla– donde la fotografía abre un territorio fértil para construir una respuesta afectiva a la violencia real.
Entrada actualizada el el 31 oct de 2017
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