Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- El hall del Museo acoge hasta el 2 de marzo la presentación del cuadro Hércules en la corte de Onfalia (1537) tras el proceso de restauración y estudio técnico al que ha sido sometido durante los últimos meses, subvencionado por el Programa de Patrimonio del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania. Junto a la obra restaurada, se presentan también imágenes del antes y el después de los trabajos, así como un video con los detalles de la intervención, análisis de materiales, Rayos-X, reflectografía infrarroja y fotografías ultravioleta y de alta resolución. Tras el estudio científico previo, el tratamiento realizado ha consistido principalmente en la limpieza del cuadro, eliminando la capa de barniz que había amarilleado con el paso del tiempo, así como la corrección de antiguos retoques y repintes, y la consolidación del soporte y de la capa pictórica. El resultado permite contemplar ahora la tabla totalmente renovada, tal y como fue concebida por su autor, con una mayor sensación de profundidad y con el rico colorido y los delicados matices que permanecían ocultos bajo las capas alteradas. Hans Cranach (Wittenberg, c. 1513 - Bolonia, 1537), hijo de Lucas Cranach el Viejo, fue un artista meticuloso e interesado siempre por los detalles y la precisión de las pinceladas, casi dibujadas en sus obras; un estilo y una maestría que, gracias a esta intervención, vuelven a apreciarse en toda su plenitud. Estado previo Algunos problemas en la capa de protección, debidos a la oxidación sufrida por el barniz a lo largo de los años, impedían apreciar bien los matices y la calidad original de la pintura. El craquelado, rotura natural de las capas de pintura, presentaba cierta inestabilidad en varias zonas y aparecían retoques antiguos, aplicados en algún momento posterior a la realización del cuadro, que habían virado el color con el paso del tiempo, ofreciendo una imagen que distorsionaba el trabajo original. El soporte de madera presentaba también alguna intervención anterior añadiendo en el reverso un embarrotado, sistema de refuerzo formado por barras de madera colocadas en vertical y horizontal, que se pensaba que podía proporcionar más estabilidad a la tabla. Estudios técnicos Antes de proceder a la restauración propiamente dicha, se procedió a realizar el correspondiente estudio del cuadro para establecer el criterio de intervención más adecuado y una metodología de trabajo. La información obtenida proporciona además datos fundamentales sobre su proceso de creación, permitiendo explorar las capas internas. Las técnicas utilizadas han sido: análisis de materiales, Rayos-x, fotografía infrarroja y fotografía ultravioleta. El estudio de los materiales ha revelado el uso de una preparación de color blanco sobre la que se aplicaron las capas de pintura al óleo, alternando capas más empastadas y finos estratos de veladuras, lo que otorga profundidad a la pintura. El material aglutinante utilizado por el pintor fue principalmente aceite de lino, salvo para las encarnaciones de las figuras femeninas en las que se utilizó aceite de nueces. La paleta de colores es muy amplia y se han identificado diversos pigmentos con los que el artista consiguió mezclas que le permitían difuminar las pinceladas con gran sutileza. Las radiografías realizadas han permitido ver todos los estratos de la obra, desde el soporte de madera hasta la capa superficial de pintura. Se ha podido comprobar así que el soporte presentaba galerías de insectos xilófagos de una antigua contaminación y, sobre todo, ha servido para descubrir la forma de trabajar del artista y cómo elaboró el cuadro sabiendo perfectamente lo que quería obtener en el resultado final; por eso, la radiografía y la imagen visible se ajustan perfectamente. Este dato se ha corroborado igualmente a través de las imágenes infrarrojas, que ponen de manifiesto el delicado y preciso dibujo realizado por el pintor antes de aplicar la pintura y la forma en que compuso las figuras, coincidiendo plenamente con el resultado final y demostrando que Cranach tenía muy clara la composición desde un principio. Por último, con las fotografías ultravioletas se han podido observar las zonas de retoques posteriores a su ejecución, debidos seguramente a diversos tratamientos de restauración. Restauración Los análisis realizados permitieron comprobar que la tabla presentaba un buen estado de conservación, tanto del soporte como de la capa pictórica. Únicamente existían algunas grietas en zonas muy puntuales, por lo que se planteó la necesidad de su consolidación. Sin embargo, la capa de protección, es decir el barniz, sí estaba muy alterada pues se había oxidado con el paso del tiempo y adquirido una coloración amarillenta que impedía la correcta lectura de la obra. Los análisis realizados permitieron confirmar que el barniz empleado era una resina dammar, por lo que se procedió a elegir el disolvente más adecuado para eliminarlo. La mayor dificultad a la hora de llevar a cabo esta fase de limpieza residía en el hecho de que el cuadro esté pintado a base de veladuras. Gracias a esta limpieza nos podemos aproximar a los colores originales que pintó Cranach, descubriendo con fascinación que, por ejemplo, el verde del fondo es en realidad un precioso turquesa, o que las carnaciones de las mujeres son de un delicado rosado que parece porcelana. En este proceso se descubrieron también algunos repintes que cubrían parte de la pintura original y se procedió igualmente a su eliminación, en este caso, utilizando un proceso de limpieza mecánica con bisturí. Terminada la limpieza, se procedió a consolidar las grietas antes mencionadas empleando un adhesivo proteico y espátula de calor controlado. A continuación, se barnizó de nuevo la tabla y se reintegraron las faltas de pintura, corrigiendo también los repintes. Finalmente, se aplicó un barniz en espray para proteger la capa pictórica y fijar el retoque. Una tabla de Hans Cranach Nacido en Wittenberg hacia 1513, Hans Cranach fue el hijo mayor de Lucas Cranach el Viejo, pintor de corte del elector de Sajonia y fundador de un importante taller en el que también trabajó su otro hijo, Lucas Cranach el Joven. Existe una gran similitud de estilo entre todos ellos, fruto sin duda de su estrecha colaboración, lo que dificulta a veces la atribución de las obras, que no siempre aparecen firmadas. No es el caso de esta tabla, en la que sí se encuentra el monograma familiar, con una serpiente alada procedente del escudo de armas que el elector de Sajonia otorgó al patriarca del clan, incluyendo las iniciales H.C. y la fecha de 1537. Esta misma firma la encontramos en otro cuadro suyo en la Colección del Museo, Retrato de un hombre barbado, considerado un posible autorretrato; junto con un libro de dibujos conservado en el Kestner Museum de Hannover, son las únicas obras firmadas de este modo que conocemos. Hércules en la corte de Onfalia narra un episodio mitológico ocurrido en Lidia, a donde el héroe había llegado para redimir su culpa tras asesinar a su amigo lfito. La reina Onfalia le convierte en su esclavo y amante, y le obliga a vestir con ropas de mujer y a realizar tareas femeninas, mientras que ella, que no está representada en esta escena, luce las ropas y los atributos del héroe. Hércules aparece en el cuadro hilando, con mirada afligida y rodeado por tres cortesanas; una le mira con deseo, frente a la expresión más tierna y ensimismada de la segunda figura y de una tercera dama que dirige la mirada fijamente al espectador para hacernos partícipes de la escena. La interpretación que se extrae de la composición no es otra que la del dominio de la mujer sobre el hombre, a la que alude también la inscripción latina con mensaje moralizante del fondo, así como la presencia de las perdices colgando de un cordel, tradicionalmente símbolo de la lujuria, aunque también puede hacer referencia a la caza. La reflexión sobre ese intercambio de papeles y los estereotipos de género, un motivo muy popular en su época, nos acerca a un asunto de gran relevancia también en nuestros días que ha sido objeto de varios estudios académicos: Hércules, el gran héroe griego y símbolo de fuerza y virilidad, está obligado a realizar tareas que, en aquella época, eran exclusivas de las mujeres. Hay un claro cambio en la perspectiva de género: Onfalia asume el papel masculino y Hércules, su esclavo y ciego de pasión, el femenino.
El hall del Museo acoge hasta el 2 de marzo 2014 la presentación del cuadro Hércules en la corte de Onfalia (1537) tras el proceso de restauración y estudio técnico al que ha sido sometido durante los últimos meses y que se ha llevado a cabo gracias al patrocinio de Embajada de la República Federal de Alemania en España. Junto a la obra restaurada, se presentan también imágenes del antes y el después de los trabajos, así como un video con los detalles de la intervención, análisis de materiales, Rayos-X, reflectografía infrarroja y fotografías ultravioleta y de alta resolución. Tras el estudio científico previo, el tratamiento realizado ha consistido principalmente en la limpieza del cuadro, eliminando la capa de barniz que había amarilleado con el paso del tiempo, así como la corrección de antiguos retoques y repintes, y la consolidación del soporte y de la capa pictórica. Como resultado, se puede contemplar ahora la obra totalmente renovada, tal y como fue concebida por su autor, Hans Cranach, con una mayor sensación de profundidad y con el rico colorido y los delicados matices que permanecían ocultos bajo las capas alteradas.
Exposición. 09 oct de 2024 - 10 mar de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España
Formación. 15 oct de 2024 - 30 jun de 2024 / Museo Nacional Thyssen-Bornemisza / Madrid, España
