Descripción de la Exposición Los héroes de la mitología antigua eran seres excepcionales que vivían en continuo combate contra monstruos y otros desafíos sobrehumanos. Como cualquiera de nosotros. José Luis Cano se ha dado cuenta y ha pintado su propia vida siguiendo los episodios de la leyenda de Heracles. La serie de cuadros que presenta son un juego de audacias y reflexiones sobre el mundo que habitamos. Heracles, a quien ordenaron uno tras otro doce trabajos en apariencia imposibles, ¿no es una víctima como nosotros de un mundo laboral despiadado? Esta exposición nos plantea aceptar una propuesta divertida, la de recorrer estas vidas paralelas que entrelazan las peripecias vitales de Heracles y de José Luis Cano (y también las nuestras, pensándolo bien). La biografía es un género fantástico que permite interesantes comentarios marginales a la realidad. Todos los prodigios de una vida empiezan con un prodigio mayúsculo: el nacimiento. El primer cuadro lo plasma en la forma de un reloj de arena acostado. La interpretación inmediata es que al llegar a este mundo, el reloj se iza como una bandera y comienza a correr nuestro tiempo. La leyenda antigua cuenta el nacimiento de Heracles precedido por alteraciones temporales que demuestran que incluso los héroes tienen sus encontronazos con los relojes. En la infancia de nuestro pintor, el padre de José Luis, que era acuarelista, trajo un año a casa un calendario ilustrado con los Doce Trabajos de Heracles, uno por mes. Pues bien, José Luis decidió que de mayor él también pintaría las aventuras de Heracles. Así que entre aquel calendario infantil y este reloj tumbado, todo girando en torno a Heracles, hay una larga trayectoria y una promesa cumplida. El último personaje es, claro, la muerte. Heracles fue envenenado con la sangre de un centauro. Cuando Heracles comprendió que su vida se acababa, subió al monte Eta y en la cumbre levantó una enorme pira a la que se tiró. Mientras el fuego rugía, sonó un trueno y después pudo verse al héroe cabalgando hacia el cielo a lomos de una nube. José Luis Cano, conocedor de la leyenda, ha decidido terminar su biografía paralela sencillamente con un fundido en amarillo.