Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Estallar en un violento torbellino de pasiones que se dirigen hacia un cielo cubierto de pájaros y mujeres voladoras, de ninfas aladas que empuñan cuchillos y de cuerpos que explotan por los aires. En un mundo embebido en prejuicios que engulle, absorbe y elimina las formas puras, hay palabras que se aferran a la piel. Aquellas que se convierten en acción y en vida. Aquellas que se conducen por territorios extranjeros y que finalmente se elevan con los cuerpos hacia el cielo liberándose de todo peso; ellos vuelan acompañando al viento. Las últimas esculturas creadas por Hélène Crécent, bajo el título de Corps Vinyliques, se convierten en portadoras de un mensaje de libertad a través del sustantivo 'vol' (vuelo) en los juegos de palabras con los que se nombra a cada una de ellas: Envol avec atterissage forcé, À fleur de vol, Révolte, Freevol. Se trata del vuelo que enseña la artista a sus muñecas en el despegue hacia una nueva vida; a veces arriesgado, puesto que no sabemos si planear entre las nubes producirá la inestabilidad del vuelo o si el aterrizaje en tierra podrá llevarse con seguridad; un vuelo que es delicado como el aleteo de una mariposa o el pétalo de una flor y que, sin embargo, está inextricablemente marcado en nuestra piel como fuerza sobrenatural. Y que, por tanto, no puede llevar otro nombre que el de revuelta (révolte) o revolución o 'vuelo libre' (free-vol). En muchas ocasiones he podido observar las relaciones conceptuales que las obras de Hélène Crécent poseen con las de Louise Bourgeois. El 'I have no ego. I am my work' de Bourgeois podría llevarse a Crécent. Si en ambos casos sus obras sirven para exorcizar ciertos sentimientos, exonerar los prejuicios y mostrarnos su apuesta por la vida, estas no deben entenderse como juguetes freudianos para la interpretación alienista de los analistas. Estos trabajos deben ser comprendidos como la emoción, es decir: como algo que nace del momento. Así, en La roue (La rueda), en la que siempre he pensado como si fuera una araña, observamos una cabeza alambrada cuyos cabellos se enmarañan y cuyos brazos acogedores se extienden para llegar a todas partes. De hecho, esos mismos brazos fuertes son los que en la serie de dibujos QRCorps atrapan objetos mensajeros. Entonces, andemos allí donde los cuerpos sueñan con objetos extraños que son depositados en sus manos. Los QRCorps son una suerte de parábolas de la extrañeza, del asombro y de la melancolía, también del breve abrazo. Puesto que al abrir las manos el cuerpo del abrazo ya se ha desprendido de este y en ellos solo queda el mensaje. La ternura inabarcable de unos cuerpos aniñados que entre sus manos todo está por descubrir. De nuevo, en los últimos dibujos donde los cuerpos que abrazan los códigos QR son enmascarados con rostros de pájaros, Hélène Crécent se pregunta de dónde vienen las emociones. ¿Cuál es la fuente de la que brota los sentimientos con los que se mueve el espíritu y se impulsa la vida? ¿Por qué existe esa rapidez del cambio en las emociones como si fueran las nubes que transitan por el cielo, que cubren el sol haciendo sombras, jugando con los rayos y trayendo la lluvia consigo? En la filosofía taoísta encontramos una bella imagen que evoca ese mismo cielo lleno de movimiento, sentimientos y libertad de Crécent: el fengliu. El fenglui se define como ir con el viento o lo que es lo mismo: abrirse a la libertad espiritual. El espíritu que domina el aire y que vuela junto al viento y entre las nubes. Los cuerpos-pájaro en flotación en el aire representan esa materia que pierde su gravedad para elevar el espíritu al 'vacío perfecto'. Aquel del que Chen Fou decía: 'dar densidad a los vacíos materializando lo irreal, abrir espacios densos irrealizando lo real'. A los seres de Hélène Crécent se les presta la realidad para llegar a la libertad y, así, poder volar.
Para esta ocasión Crécent presentará sus nuevas esculturas Corps Vinyliques (Cuerpos Vinílicos) cuyo núcleo central gira en torno a la idea de vuelo como acción de libertad y acto de revolución. Las esculturas se acompañarán de sus, también nuevos, dibujos de la serie QRCorps. En estas últimas obras, los trazos de grafito dibujan personajes de grandes brazos que acogen entre sus manos extraños objetos en forma de códigos QR. Cuando los códigos QR son interpretados mediante una aplicación específica, el espectador puede leer diferentes textos seleccionados por la artista. Entre los textos elegidos se podrá disfrutar del pensamiento escrito de la propia Hélène Crécent por medio de sus poemas.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España