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Para la obra expuesta en el Centro Huarte combino varios medios, como el dibujo, la pintura y la escultura con un resultado que se puede entender como instalación con cariz escultórico, pues aunque cada cuadro podría tener sentido por sí mismo, sólo alcanzan su plenitud en el contexto de su conjunto.

Planteo la obra como un recorrido a modo de instalación, con el dibujo y la pintura como eje principal. Pintura colocada de modo poco convencional, formando una suerte de estructuras de carácter escultórico. El espectador no va a ver el cuadro, el cuadro se interpone al espectador. Está de frente a la vez que de espaldas a él.

Los cuadros están pintados por ambas caras con figuras humanas de espaldas. Todos son monocromos, donde las figuras se diluyen con ... el fondo. Son una serie de fantasmas urbanos caminando o mirando hacia la nada, el vacío. Las figuras vagan por los cuadros mientras que el espectador vaga por esta atmósfera siniestra, contraria, de estructuras inestables; inestables como lo somos todos al fin y al cabo.