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Habitacles urbans' reproduce una deriba por la ciudad a partir de un archivo de imágenes que por un lado dejan registrados objetos cotidianos de uso, viejos cacharros que han formado parte de la vida diaria: como es el caso de la mesa camilla o una silla que pertenecía a su bisabuelo; o de la vida de desconocidos que las han abandonado, pasando estas a convertirse en elementos insólitos del paisaje, como el sofá rojo que encontró abandonado en el margen de un río, rodeado de un frondoso follaje ... verde, mientras hacia fotografías para otro proyecto; o el carro azul, que estaba abandonado en la acera de una pequeña ciudad, y que era conocido como el carro del Cuenca, un personaje que había estado en fuga y había sido detenido por la policía recientemente.

El archivo contiene fotografías de lugares, o no-lugares a veces, espacios urbanos que se caracterizan por ser el lugar de encuentro de una intensa actividad humana, y que a veces aparecen vacíos o en proceso de cambio. Un proceso durante el cual se convierten en receptáculo de objetos y actividades insospechadas. Tomando fisonomías polisémicas, se deja este proceso al descubierto, como los espacios interiores que anteriormente habían estado ocultos por paredes o los interiores que perviven en un corto lapso de tiempo con el proyecto de lo que van a ser, que empieza a tomar forma.

El archivo es la forma más originaria de la memoria, un conjunto inconexo de materiales, que en esta ocasión se unen para dar forma a unos espacios interiores en que se conjugan lo interior, privado, con lo exterior público, el pasado, en forma de ruina y el presente como posibilidad.