Descripción de la Exposición
Olazabal presenta en esta muestra, cinco poliedros irregulares que vendrían a representar de modo abstracto a cinco máscaras de personajes que orientan su mirada a un cono suspendido del techo y que sin alcanzar a tocar la base circular apoyada en el suelo señala las grietas que han surgido en la misma. Nuestra imaginación completa la acción que ahora vemos a posteriori: esa pieza, que se asemeja a un péndulo de rara clasificación, parece haber sido la causa de esas grietas.
En la primera mitad de los años ochenta, Iñaki Olazabal (Andoain, 1959) inicia su formación escultórica en Taller de Sorabilla dirigido por Xabier Laka, un escultorque, en la década anterior, había participado en Taller de Aya donde un grupo de jóvenes artistas promovían el ideario pedagógico y escultórico de Oteiza. Olazabal prolongaría su formación en la escuela que fundaran Beuys y otros en Düsserdorf y en ese célebre centro adquiriría una posición más autocrítica pero con el anhelo de dar forma al postulado de la escultura social. Con posterioridad, otros cursos en Arteleku e impartidos por Fernando Sinaga, Ángel Bados y Juan Muñoz ampliarían sus presupuestos teóricos, estéticos y constructivos para desarrollar un programa escultórico singular: producir formas críticas, esculturas que, en el cauce plural de la abstracción geométrica, litigan con una experiencia del mundo y del acontecer humano.
Dejaría la talla para definir un proceso constructivo basado en el ensamblaje de piezas de zinc a través de la soldadura. El zinc es un material que utiliza de modo privilegiado en las últimas décadas. Apenas proyecta bocetos para sus piezas, sino que se apoya en su hacer intuitivo y en su voluntad formal que aúna valores abstractos y gestos expresionistas como se reconoce en las marcas que grafía en la superficie y que surgen de modo azaroso en el proceso.
La trayectoria de Olazabal es paralela a la de otros artistas que renovarían la escultura en los primeros años ochenta hacia postulados neconcretos, conceptuales y constructivistas. Lejos de interesarse por una tendencia desmaterializadora, Olazabal reafirma un énfasis objetual de sus piezas para una experiencia fenomenológica de las mismas. Partiendo de sus valores materiales y de sus formas diríase que reclaman un participación activa de nuestra percepción en un espacio específico. De ahí que a menudo prefiera instalaciones o un conjunto de esculturas para crear un entorno espacial y temporal de apropiación simbólica que la disposición piezas solitarias y autosatisfechas.
Un ejemplo manifiesto de ese propósito lo muestra en este antiguo horno de la Ciudadela con la instalación que denomina Grietas (2018). Cinco poliedros irregulares que vendrían a representar de modo abstracto a cinco máscaras de personajes que orientan su mirada (paradójicamente ocultada por una barra de madera pintada) a un cono suspendido del techo y que sin alcanzar a tocar la base circular apoyada en el suelo señala las grietas que han surgido en la misma. Nuestra imaginación completa la acción que ahora vemos a posteriori: esa pieza, que se asemeja a un péndulo de rara clasificación, parece haber sido la causa de esas grietas.
Nos deja una inquietud cuyo sentido se actualiza en cada percepción. Y tal poder de evocación suscita un haz de sentidos plurales que no podemos describir. Tal sería el propósito de su acción escultórica: suscitar asombros y paradojas visuales que hacen más compleja nuestra experiencia. Las grietas serían metáforas de tantas situaciones críticas que nos rodean, a saber, formas críticas de consistencia escultórica y silenciosa.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España