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Hace tiempo que Txema Salvans recorre la costa mediterránea rastreando con su cámara los 'grandes éxitos' de la cultura popular de la España contemporánea: el sol y playa, la construcción, la especulación urbanística, el consumo, las estéticas del ocio. En Salou, Benidorm, Torrevieja o Marbella, siempre de espaldas al mar, capta escenas que son cercanas, reconocibles, banales y, al mismo tiempo, emblemáticas de la radical transformación que ha experimentado la franja costera en las tres o cuatro últimas décadas. Las imágenes de Grandes éxitos se fijan en los protagonistas y agentes de este cambio.

Dice el filósofo Yves Michaud que en algún momento todos somos vulgares turistas y que por lo tanto deberíamos pensarlo dos veces antes de torcer el ... gesto ante el fenómeno del turismo de masas. Con su mirada, ciertamente crítica pero por encima de todo tierna y comprensiva, Txema Salvans pone una especie de espejo a nuestro comportamiento colectivo, recordándonos que de nuestras decisiones y actos sale la configuración de nuestro paisaje cotidiano.

En definitiva, estamos ante un cuadro vivo, tan chocante y ridículo como se quiera pero inapelablemente humano. Es una representación de lo que somos y, en consecuencia, del entorno que construimos y vivimos.

Domina la exposición la imagen del toro de Osborne transformado en cabra o en vaquilla. Es un fantástico hallazgo visual que vale como símbolo de la inconsistencia de cierta imaginería española y, en un sentido más amplio, de la precariedad que, ante el genio espontáneo y anónimo, muestran incluso los motivos más asentados. Toda una lección de libertad.