Descripción de la Exposición Estoy de acuerdo con Juan Manuel Bonet cuando habla de simbolismo al referirse a la obra de Luis Manuel Fernández. Se trata, sin duda, de una precisa atribución estética. Frente a las imposiciones naturalistas de fidelidad al modelo, frente a las exigencias académicas del formalismo, esta pintura corrobora de modo espléndido la consabida supremacía del mundo imaginario sobre el mundo real. El pintor rehuye ciertamente el enfoque objetivo de la naturaleza y recurre en todo momento a una táctica subjetiva para entenderla, para interpretarla. Ninguna actitud, en efecto, más vinculada a los presupuestos artísticos simbolistas. Luis Manuel Fernández ha ido eliminando de la realidad de su realidad de pintor-todos los matices superfluos hasta quedarse con la más sugerente síntesis expresiva de esa realidad. No es sólo que actúe a partir de una sabia descomposición de los elementos reales, sino que los ha reelaborado dentro de lo que podría llamarse un sagaz proceso de decantación de la mirada. La mirada actúa así como un filtro exquisito que retiene lo esencial y desdeña lo accesorio. De esa peculiar tendencia interpretativa del mundo circundante se deriva todo el encanto y toda la eficacia de esta pintura. Tras las series que Luís Manuel Fernández dedicó al río de Sevilla o al Coto de Doñana, también ha elegido ahora como más habitual temática los jardines, unas frondas como surgidas de una vaga escenografía romántica. La luz ejerce en esos cuadros un papel tan decisorio que todo lo demás queda supeditado a ese magistral vehículo expresivo. El argumento depende ya primordialmente de la técnica. Quiero decir que el despliegue narrativo adquiere su verdadera significación a través del procedimiento con que se elabora, dotándolo de una inconfundible sensibilidad visual. Sin renunciar nunca a unas sutiles referencias figurativas que vienen a ser como el sedimento de otras tantas emociones, Luís Manuel Fernández crea unos paisajes urbanos o campesinos- perfectamente asociados a una poética de extraordinaria lucidez. Ahí está por supuesto el germen de la realidad, pero ahí está también la libre elección del escueto código de signos que la traduce. La simplicidad tiene entonces el mismo valor que el compendio de cualquier posible complejidad paisajística. Los modales artísticos de que se vale el pintor para establecer su relación sensorial con la naturaleza, suponen a todos los efectos una muy inteligente estrategia creadora. El cromatismo de las manchas vegetales, el trayecto melodioso del horizonte, las formas delicadamente sugeridas, las alianzas de sombra y luz, instauran sin apelar a mayores alardes retóricos un lenguaje de extremada calidad y de poderosa solvencia comunicativa. Y es ahí concretamente, en esa estirpe a la que pertenecen los mejores pintores contemporáneos de paisajes, donde Luís Manuel Fernández viene ratificando todo su magisterio técnico y su personalidad poética. José Manuel Caballero Bonald Noviembre 1998
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España