Desde los años 90, José Pedro Croft ha venido realizando el que es probablemente uno de los conjuntos más importantes de obra gráfica contemporánea. Su trabajo en gráfica constituye una significativa aportación al campo de la renovación de la edición en los últimos años, situándose en la estela de las ediciones de artistas de la talla de Richard Serra o Ellsworth Kelly.

Para Croft, la gráfica tiene un fundamento material propio al que se acerca desde la experimentación. Todas las series de los últimos años enlazan unas con otras generando una secuencialidad que va paralela a la propia evolución de la gráfica del artista. En este sentido, el proceso de realización de cada plancha se puede resumir como una serie de variantes sobre un espacio y unos materiales limitados por voluntad del propio artista. Un procedimiento paralelo al que desarrolla ... en su práctica escultórica.

Conceptualmente, la gráfica de Croft es el resultado de una serie de transformaciones, tachonaduras y borramientos sobre planchas convertidas en palimpsestos que guardan las huellas y los trazos de los trabajos anteriores. A este ejercicio de memoria se le suman los juegos cromáticos que combinan y superponen de manera similar. En algunos de los grabados más recientes, la incorporación de dobles impresiones de color y perforaciones, hace referencia a la idea de movimiento y duplicación ya presente en su obra escultórica mediante el uso de espejos, de los que se ha servido para generar espacios ilusorios mediante la multiplicación de las formas.

El conjunto de grabados de grandes formatos y la serie de cuatro grabados con deslizamientos y perforaciones realizados el año 2007 que se presentan en La Caja Negra se completa con la serie de 19 grabados realizados el año anterior, con el mismo espíritu y la misma capacidad descriptiva.