Descripción de la Exposición
La realidad de nuestra persona puede ser especular desde quien observa. La mirada subjetiva no está exenta de dar sobre sí misma, Y aun el estado de relativa certeza puede convertirse en un círculo sin principio ni fin. Es ahí, dentro de esa noosfera introspectiva, donde la realidad se confunde sin que dejemos de pertenecer a ella. El discernimiento del otro nos enriquece porque la comunicación no incluye a nosotros. El ansia de realidad puede incluso alimentar y dar vida a la construcción de una imaginería ilusoria. Y sin embargo esa obra hecha a imagen del Ser Humano, inerte pero real, forma parte de un reflejo personal. El mismo reflejo que se produce en un espejo, puede trasponerse al de un cristal que nos separa en la contemplación del ser humano que se encuentra al otro lado. Este es el caso de los maniquíes, los seres que nos buscan a través de las paredes vidriosas que visten las calles de nuestra sociedad.
Muchos de ellos son como nosotros, queremos que sean como nosotros. Su mirada, sus rostros, su maquillaje, sus posturas... no son más que remedos del calor humano para dotarse de vida. Pues con vida se constituyen como las personas que los han construido. En conjunto es posible que una mirada inocente y desprevenida no advirtiese diferencia vital alguna. Hemos llegado a subsumir la creación inerte de una funcionalidad en nuestro ámbito vital. Y podemos relacionarnos con ellos, creaciones humanoides, hasta llegar a nosotros mismos. Son el reflejo de nuestro espejo vestido de una piel dura y fría que imita nuestro aliento en cuanto realidad de nuestro ser. Esa fascinación que va más allá de lo utilitario es lo que estudio en esta obra.
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España