Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- García ha escogido en esta ocasión largos paneles en acero cortén que se van oscureciendo al paso de la oxidación, sobre los que ha horadado decenas de nombres de ciudades, seguidas de dos dígitos, que corresponden a sus viajes por esos lugares y el año en que los realizó.
La instalación incluye dos partes bien diferenciadas. Por un lado están las piezas de Alfonso García, quien sorprende con una nueva serie titulada ‘Viajes,’ realizada en el presente año como continuación de su ininterrumpida producción escultórica y, por otro, se pueden apreciar las obras de Francis Viña, empeñado en desentrañar los más recónditos secretos de la madera en cualquier modalidad o especie, dejando aflorar su lado más natural.
Estos cuadros metálicos o relieves escultóricos los presenta el artista en solitario, o bien agrupados en dos y tres niveles, a modo de tablillas de escrituras antiguas, como la cuneiforme de los sumerios, leídas de forma continua y también de modo independiente cada una. Es como si el autor hubiera adoptado la labor del calado, de profundo arraigo entre la población femenina canaria, sobre todo en el pasado, sustituyendo los paños por planchas de metal.
Acompañan en la superficie de estas cajas metálicas sujetas a la pared algunas formas recortadas o realizadas que proceden de su serie anterior, ‘Volátiles’, del año 2007, que presentó en su última muestra individual en Los Realejos.
El artista palmero, diplomado en Enfermería y profesor de la Universidad de La Laguna, se une al uso de composiciones seriadas que ha sido del agrado de diferentes artistas en distintas épocas, caso del diseñador Bruno Munari y diseños suyos como el realizado para la XXXII Biennale internazionale d’arte Venecia y sus famosas composiciones con letras mayúsculas cosidas y pintadas, como Talvolta Luna/Talvolta Sole.
En la obra ‘Viajes’, las palabras y las ciudades son paralelas aunque no actúan como corriente superficial continuada, semejante a la vida que fluye, sino se incorporan como muletilla, pregunta o intertexto de la vida que no está a la altura de lo que precede y a la que sobrepasa.
Esta exposición ansía convertir la vida en objeto de muestra sencilla, deformar lo representado con el medio que posibilita esa representación, que arrojada al mundo ha quedado a merced de lo impersonal para el que somos interlocutor obligado. La historia, los viajes, no necesitan un narrador, surgen sin cesar de la vida misma, como si se anticiparan.
Los secretos de la madera
Con paciencia, experimentando conocimiento en su labor del tratamiento de la madera y también con pasión sobre el tema que ha elegido para dar forma a sus esculturas, Francis Viña aporta una serie de obras con las que podrá marcar su presencia en el panorama de la plástica actual en Canarias y, en concreto, en la escultura.
El artista, doctor en Bellas Artes y profesor del Departamento de Pintura y Escultura de la Universidad de La Laguna, viene empeñado, desde hace ya unos años, en desentrañar de una parte los más recónditos secretos de la madera, en cualquier modalidad o especie perteneciente a la amplia vegetación de las Islas, parándose a recoger incluso cualquier fragmento que se encuentra a su paso y no echándose atrás ante una dificultad o deterioro que pueda presentar el material.
Por otra parte, y en la misma línea de interés por la naturaleza que de por sí muestra en su trabajo con la madera, de la que a menudo respeta sus propios rasgos y características (vetas, nudos, colores…), Viña investiga en los elementos primarios e imprescindibles al origen y desarrollo de las plantas: las semillas.
Realiza también una labor casi científica, deteniéndose en detalles y fragmentos que sólo serían apreciables a través de un microscopio. Aquí encuentra el artista las formas que le resultan atractivas y apropiadas al lenguaje que él persigue en su obra, de ahí surge también su forma más apreciada, la esfera, que está precisamente en el origen de buena parte del mundo que conocemos.
El autor estructura sus esculturas pervirtiendo poéticamente el orden. A los elementos de morfología simple les da un tratamiento compositivo complejo, como ocurre con las hojas, las cuales metamorfosea, adquiriendo líneas características del movimiento.
Las raíces visibles y leves sostienen un hermoso tronco abstracto donde priman las curvas sinuosas enjaulando perfectísimas esferas. No son obras abstractas, pero sí simbólico-figurativas con dosis de abstracción. El autor conjuga diversas tonalidades de madera en una misma escultura consiguiendo equilibrio dependiendo desde el ángulo en el que se observen, tanto física como mentalmente. De cualquier manera, no dejan al espectador indiferente por provocar desvirtuaciones ópticas y estar cargadas de expresividad latente.