Exposición en Valladolid, España

Generación 2007

Dónde:
Sala Municipal de Exposiciones de la Iglesia de las Francesas / Santiago, s/n / Valladolid, España
Cuándo:
28 jun de 2007 - 26 ago de 2007
Descripción de la Exposición
"Generación 2007. Premios y Becas de Arte Caja Madrid" se presenta también en la Sala Municipal de Exposiciones del Museo de Pasión. Los tres primeros premios fueron para Paul Ekaitz, Secundino Hernández y Martínez Bueno.

-------------------------------------------------------

-------------------------------------------------------

Nunca el arte había alcanzado la proyección social que posee en nuestra época, y, sin embargo, tampoco ha sido su sentido tan indescifrable como hoy. Esta paradoja, según creo, bien merece alguna reflexión. La extensión que otorgamos actualmente al arte es, en primer término, de una indiscriminación temporal sorprendente, porque llamamos arte, sin el menor rebozo, a manifestaciones materiales que originalmente no fueron concebidas como tal. En sentido estricto, el arte fue un invento histórico de los antiguos griegos, cuya datación aproximada puede cifrarse en torno al siglo vi o, más rigurosamente, hacia el siglo v antes de Cristo. Este invento griego no sólo prosperó locamente durante los siglos siguientes, sino que, tras extinguirse el poder ... político de Grecia, fue adoptado por la emergente Roma, que mantuvo su vigencia hasta la definitiva caída del Imperio romano. Sumando la duración conjunta de lo que llamamos la civilización greco-romana, que abarca desde la invención del arte hasta su ulterior desarrollo a lo largo de lo que conocemos como su etapa clásica, nos encontramos con casi diez siglos de existencia histórica primera de genuina práctica artística. A continuación, se abrió un paréntesis de otros casi diez siglos en los que el arte como tal —vamos, tal y como lo concibieron los griegos y luego desarrollaron los romanos— desapareció o, cuando menos, se corrompió tanto su sentido original que se hizo irreconocible. Me estoy refiriendo a la Edad Media, cuyo propio nombre indica lo que supuso de interrupción de la civilización clásica greco-romana, temporalmente puesta, en efecto, entre paréntesis. Pero el arte ‘renació’ otra vez a partir del Renacimiento, que podemos fechar con claridad hacia comienzos del siglo XV de nuestra era, y alcanzó desde entonces un nuevo esplendor, que no decayó, por lo menos, hasta los albores de nuestra época, que cabe situar cronológicamente hacia el ecuador del siglo XVIII. De manera que si, suma que te suma, queremos hacer la cuenta final de la duración histórica del arte, nos sale la nada despreciable cantidad de unos 14 siglos, lo cual, desde la parcial y limitada óptica humana, no es, efectivamente, una duración escasa. Claro, siempre que consideremos la cuestión desde la perspectiva temporal más reciente, porque la cosa cambia si remontamos nuestra mirada hasta donde alcanzamos a atisbar la aparición en escena de nuestros primeros antecesores humanos, que los paleontólogos y antropólogos actuales emplazan hacia un millón y medio de años antes de nuestra era.

Pero ¿qué estoy diciendo? ¿Que toda esa ingente cantidad de objetos materiales, producidos antes de que los griegos de hacia el siglo v antes de Cristo inventaran el arte, no son, en realidad, como nosotros creemos y así los llamamos, ‘obras de arte’? ¿Que en la Edad Media europea el arte desapareció? ¿Que en nuestra época contemporánea tampoco hay arte? Más aún: ¿que todo lo producido fuera de la civilización occidental de cualquier época tampoco merece el nombre de artístico, aunque hoy nadie se apure al referirse al ‘arte prehistórico’, al ‘arte primitivo’, al ‘arte oriental’ o a cualquier otra manifestación de este mismo jaez, sea cual sea su encuadramiento histórico o geográfico? ¿No me estará dando, por tanto, un peligroso ataque de, como ahora se estila decir, furibundo etnocentrismo identitario occidental? Por el momento, según creo, lo que me está dando es, en todo caso, un ataque furibundo de precisión en pos, en primer lugar, de averiguar a qué históricamente se ha llamado arte, qué significación tuvo esta práctica para quienes inventaron el término y en qué se distingue ese original invento de lo que antes de éstos y entre nosotros hoy queremos decir cuando usamos el término arte.

En este sentido, conviene recordar y subrayar que fueron los griegos los que, en un momento dado, aislaron una determinada práctica de fabricación material de objetos y la encuadraron con el nombre común de arte siempre y cuando esa práctica demostrase estar regida por el principio exclusivo y excluyente de la Belleza, que no era para ellos una cualidad meramente subjetiva, sino, por el contrario, objetiva y, como tal, ‘canónica’. La Belleza era, en fin, para los griegos, la manifestación sensible de un orden matemático, y, por consiguiente, un orden perfectamente medible y contable. Es cierto que los griegos también asociaban el arte con la imitación de la realidad, pero dejando siempre muy claro que la ‘mímesis’, para ser artística, debía ser selectiva y no indiscriminada; esto es: estar orientada por la búsqueda de la Belleza. Estos ideales artísticos griegos nada tenían que ver, por tanto, con las obras de otras épocas y otras civilizaciones cuya finalidad era mágica, religiosa o, todo lo más, simplemente heráldica. De esta manera, se puede afirmar, sin temor a ser considerado arbitrario, que, como venimos insistiendo, el arte como tal práctica con una finalidad específica fue un invento griego, lo que no significa que todas las demás obras que el hombre fabricó desde la noche de los tiempos no tengan un mérito y una calidad equivalentes o, incluso, superiores, aunque su finalidad no fuera estética. Por lo mismo, aunque con más matices, se puede decir, por ejemplo, que una catedral medieval fue básicamente un monumento de la fe colectiva más que una obra de arte.

Pero ¿y en nuestra época? ¿Por qué nos atrevemos a señalar que lo que hoy llamamos arte ha dejado de serlo en el sentido clásico? En nuestro caso, ciertamente no cabe aducir que la práctica artística haya perdido su especificidad estética, pero sí la identidad tradicional, la que asociaba no sólo el arte con la Belleza, sino a ésta con un canon objetivamente definido. Uno de los primeros teóricos de la estética contemporánea, Lessing, así lo advirtió al comienzo del tercer capítulo de su ensayo titulado Laocoonte, publicado en 1766, cuando literalmente afirmó que "en los últimos tiempos el arte ha adquirido dominios incomparablemente más vastos. El campo donde se ejerce su imitación se ha extendido a la Naturaleza entera visible, y de ésta lo bello es solamente una pequeña parte". Lo que, en suma, advirtió Lessing no fue tanto la prescripción de lo bello, como su desbordamiento. Ahora bien, una vez desbordado el cauce normativo de la Belleza, el arte, como quien dice, ya no tuvo coto o límite. Al, en principio, poder el arte abarcarlo todo, no era ya posible fijar ninguna regla o canon preestablecidos. No es, pues, extraño que, unas pocas décadas después de Lessing, pero todavía dentro del siglo XVIII, el también teórico y artista alemán Schiller considerara que el fundamento del arte era la Libertad, que es lo mismo que decir que el fundamento del arte es lo infundamentado. Desde esta perspectiva libertaria, el arte de nuestra época ha de definir qué es cada vez; esto es: debe inventarse siempre de nuevo. ¿Cómo entonces definir lo que hoy es arte? Pues de esa forma tan sucinta y apocada de considerar arte a lo que sucesivamente los artistas hacen. Por eso, en un momento como el presente en que el arte se ha extendido como nunca antes lo hizo, y cuando todo, en principio, puede ser arte, se produce la paradoja de que nadie pueda decir hoy qué es arte.

¿Estamos, así, pues, en el reino de lo arbitrario, lo caótico, donde cualquiera, como dice el proverbio español, "puede hacer de su capa un sayo", resultando ser lo artístico una mera engañifa, como, por lo alto o por lo bajo, han dicho al respecto muchos de nuestros contemporáneos? La experiencia histórica vivida hasta el momento, cuando llevamos ya casi dos siglos y medio de arte moderno, nos demuestra lo contrario. No sólo en nuestra época han existido artistas admirables, cuya obra nada tiene que envidiar a la de los maestros antiguos, sino que la infundamentación de lo artístico no debe interpretarse como una fatal caída en la arbitrariedad. Lo que sí ocurre es que el arte de nuestra época, en comparación con el tradicional, exige un mayor esfuerzo crítico, porque cada nueva obra de arte producida debe ser de nuevo fundamentada. El arte contemporáneo es exploratorio y no normativo.

Por último, no conviene que nos pase desapercibido el sentido también ‘positivo’ de algo que se apuntó al comienzo de este texto, cuando se hizo alusión a que el hombre contemporáneo otorga de forma indiscriminada el título de artístico a cualquier producto de cualquier época y de cualquier civilización, sin que parezca importarle con qué finalidad original dicho producto se realizó. Como acabamos de explicar esta indiscriminación responde a la indefinición con la que hoy se desenvuelve el arte; pero no hay que confundir indiscriminado con arbitrario; esto es: no hay que confundir una elástica libertad con lo caprichoso o gratuito. Antes, por el contrario, aceptar en principio y por principio que todo lo que el hombre ha hecho sea susceptible de ser considerado artístico ensancha, enriquece y hace más críticamente exigente el juicio estético. A la postre, el reino de la libertad nos compromete más con la responsabilidad, tanto desde el punto de vista ético como estético. Ésta puede ser la gran lección del arte contemporáneo.

 

 
Imágenes de la Exposición
Paul Ekaitz, On the Other Side

Entrada actualizada el el 26 may de 2016

¿Te gustaría añadir o modificar algo de este perfil?

Infórmanos si has visto algún error en este contenido o eres este artista y quieres actualizarla. O si lo prefieres, también puedes ponerte en contacto con su autor. ARTEINFORMADO te agradece tu aportación a la comunidad del arte.

¿Quieres estar a la última de todas las exposiciones que te interesan?

Suscríbete al canal y recibe todas las novedades.

Recibir alertas de exposiciones

Plan básico

Si eres artista o profesional… ¡Este plan te interesa! (y mucho)

  • Sube y promociona eventos y exposiciones que hayas creado o en los que participes ¡Multiplicarás su visibilidad!
  • Podrás publicar (y también promocionar) hasta 100 obras tuyas o de tus artistas. ¡Conecta con tus clientes desde cada una de ellas!
  • Disfruta de acceso a todo el contenido PREMIUM y al Algoritmo ARTEINFORMADO (Ecosistema AI e Indice AI de Notoriedad de artistas iberoamericanos).
  • Mantendremos actualizada tu perfil o la de tus artistas. Además, podrás contactar con los gestores de otras.