Su trabajo se deja influir profundamente por el sentido romántico de una utopía personal y social, pero también refleja lo absurdo de estos conceptos, y se eleva más allá de la parodia produciendo genuinos artefactos del alma. Lo interesante para Isaacs no reside en las cosas que separan a unas personas de otras sino en la esencia que compartimos; su estilo sumamente ecléctico y la diversidad de soportes que utiliza; escultura, pintura, fotografía, video e instalación, junto a un amplio marco de tiempo en cuanto a referencias históricas y culturales, nos enfrenta a un mundo trascendental y de múltiples perspectivas.

Con el título de la exposición, “Gathering Dust”, Isaacs busca reemplazar el momento-transcurrido por el presente, para dotar de un nuevo significado a lo que es -o ya ha sido- por lo que será. Una nueva serie de 20 dibujos, ... de diferentes estilos y referencias históricas, se convierten en las implicaciones históricas perdidas y en el encierro de la humanidad en su ser civilizado.

Con la escultura en bronce de una mano titulada “Desde la distancia pareces más pequeño… pero se que estas ahí” arrancada de una estatua y caída, Isaacs sugiere un cambio político radical o por lo menos una carencia de fe en la permanencia del sistema. El artista no solamente utiliza el bronce como material escultórico sino que le interesa su significado histórico y político. La postura aparentemente agresiva de la mano se puede interpretar como un acto de desafío, aunque la primera impresión al verla nos recuerde a los cambios políticos o a las estatuas caídas de líderes derrotados. Como en muchos de los trabajos de Isaacs, el objeto en su totalidad está ausente o truncado: una pequeña parte permanece sustituyendo al todo.

Así como "Desde la distancia pareces más pequeño…. Pero sé que estás ahí" tiene sus orígenes en lo público, "Dónde está mi mundo" contrasta el agobio del individuo y su fe con cómo está construida la sociedad. Lo que parece ser un órgano amorfo a primera vista resultan ser troncos y raíces de árboles cortados; hecho de cerámica esmaltada, este objeto oscila en un espacio temporal extraño, entre lo viejo y lo nuevo. La pantalla de lámpara hecha del pelo humano, evocadora del fetiche o de las pantallas nazis hechas de tatuajes sobre carne, desvela impulsos surrealistas, producto de una fuente aparentemente benigna, convirtiendo al objeto, más en un dios fetichista de adoración africana que en un objeto de mobiliario europeo. Otras piezas de la exposición tienen significados culturales con una vuelta de tuerca, como en "Buscando a alguien para guiar, buscando a alguien que seguir”, donde toma la imagen convertida en icono de la silla gorda de Joseph Beuys y la transforma en un pedazo de carne. En una de sus performance, Beuys pidió a la gente del público “mostradme vuestras heridas” en un acto no sólo de terapia de grupo sino para autoproclamarse como un líder espiritual, un dios intocable del arte. Isaacs vuelve con esta pieza a la mano de bronce, a las cuestiones de cómo producimos, apoyamos y finalmente destruimos nuestros iconos y nuestra cultura, mediante cambios y pérdida de memoria.