Descripción de la Exposición
Gabriel Casas fue uno de los primeros fotógrafos del país que adoptaron el lenguaje de la Nueva Visión para crear nuevas narrativas visuales. Sus fotografías tuvieron una gran repercusión, ilustraron revistas y libros, y también fueron utilizadas para la creación de carteles propagandísticos. Casas renovó la forma de elaborar la información visual mediante la utilización de fotomontajes, puntos de vista inusuales, la fragmentación, la magnificación, la repetición de elementos y la abstracción. Realizó una enorme producción, de la que pudieron salvarse 20.000 imágenes; el resto fue decomisado en 1939 o se perdió durante los múltiples traslados que sufrió su estudio. Organizada por el Museu Nacional d'Art de Catalunya, el Archivo Nacional de Cataluña y la Obra Social "la Caixa", la exposición se centra en las fotografías que Gabriel Casas (1892-1973) realizó durante diez años clave, los que van de 1929 a 1939, cuando su obra adquiere una gran madurez y conecta con la vanguardia europea. A través de más de 140 fotografías, la exposición ofrece una visión amplia y contextualizada de su obra. También se presentan distintos materiales documentales como revistas, portadas de libros, carteles o folletos, que fueron los espacios que el fotógrafo empleó habitualmente como plataforma de difusión de sus trabajos.
Dentro de su programación cultural, la Obra Social "la Caixa" dedica una atención preferente a las manifestaciones artísticas más contemporáneas, las de los siglos XX y XXI. Mediante exposiciones sobre cine y fotografía, la Obra Social "la Caixa" pretende mostrar la influencia de las imágenes en la sensibilidad contemporánea y destacar el papel de los grandes creadores visuales del siglo XX en nuestra forma de ver el mundo.
En esta ocasión, la Obra Social "la Caixa" presenta Gabriel Casas. Fotografía, información y modernidad. 1929-1939, muestra que nos descubre a uno de los primeros fotógrafos del país que adoptaron el lenguaje de la Nueva Visión para crear nuevas narrativas visuales.
Con la preparación de la Exposición Internacional de 1929, se inició en España un periodo dorado para la fotografía. En aquella época, en Barcelona, al igual que en gran parte de Europa, la fotografía moderna se vinculaba a una nueva concepción artística que promovió el uso de nuevos medios, como el diseño gráfico y la publicidad. En esta época, Marinetti y Le Corbusier imparten conferencias en la ciudad; Salvador Dalí, Lluís Montanyà y Sebastià Gasch publican el Manifiesto amarillo, y la Galería Dalmau organiza exposiciones de arte moderno.
En este contexto, Gabriel Casas fue uno de los primeros fotógrafos del país que adoptaron el lenguaje de la Nueva Visión para crear nuevas narrativas visuales. Sus fotografías tuvieron una gran repercusión, ilustraron revistas y libros, y también fueron utilizadas para la creación de carteles propagandísticos. Casas renovó la forma de elaborar la información visual mediante la utilización de fotomontajes, puntos de vista inusuales, la fragmentación, la magnificación, la repetición de elementos y la abstracción. Sus innovadoras imágenes fueron publicadas en las revistas más importantes de la época, como Barcelona Gráfica, Imatges y D'Ací i d'Allà, entre otras.
Gabriel Casas realizó una enorme producción, de la que pudieron salvarse 20.000 imágenes; el resto fue decomisado en 1939 o se perdió durante los múltiples traslados que sufrió su estudio. Además de las 148 imágenes que se exponen, también se presentan objetos personales del fotógrafo, así como distintos materiales documentales como fotomontajes, revistas, portadas de libros, carteles y folletos, que fueron los espacios que el fotógrafo empleó habitualmente como plataforma de difusión de sus trabajos.
Periodo de formación
Durante los años de formación de Gabriel Casas, Barcelona se convirtió en una de las capitales del Modernismo europeo. La arquitectura, la pintura y el diseño gráfico e industrial estaban muy presentes en la vida de la ciudad a través de las obras de arquitectos como Antoni Gaudí y Puig i Cadafalch, de las pinturas y carteles de Ramon Casas, y también de las fotografías de Pere Casas Abarca, Miquel Remon y Rafael Areñas, este último fotógrafo pictorialista en cuyo estudio Casas empezó a trabajar en 1908.
En 1913, Casas se exilia a Buenos Aires para evitar el servicio militar y tener que ir a la guerra de Marruecos, y no regresa a Barcelona hasta 1918. La ciudad con la que Gabriel Casas se reencuentra está en plena transformación y se ha convertido en el refugio de artistas de la vanguardia internacional como Francis Picabia, Albert Gleizes, Otho Lloyd, Arthur Cravan o Robert y Sonia Delaunay, que llegan a ella huyendo de la Primera Guerra Mundial. Es en ese momento cuando Casas se independiza y empieza a compaginar el trabajo en el estudio con la fotografía de información, especializándose en fotografía deportiva. Los deportes, muy asociados a la vida moderna, se habían convertido en un espectáculo de masas y ocupaban muchas páginas en periódicos y revistas.
El lenguaje de la Nueva Visión
Gabriel Casas fue uno de los primeros fotógrafos españoles que emplearon el lenguaje de la Nueva Visión y los recursos estéticos que había descrito Moholy- Nagy en sus textos. Durante este periodo utilizó picados, contrapicados, sobreimpresiones, descentramientos del eje de simetría y fragmentaciones para crear un lenguaje que se diferenciaba mucho de la producción de otros fotógrafos del momento.
A raíz de la gran crisis de 1929, las sociedades occidentales se empobrecieron mucho. La prensa empieza a centrar su atención en los temas sociales, y Casas contribuye a denunciar y dar visibilidad a las desigualdades, y a crear un imaginario de las clases desfavorecidas de la Barcelona de 1930. Pero también se interesa por el retrato, al igual que la mayoría de fotógrafos profesionales. Su actividad como fotógrafo de prensa le permitió practicar nuevas aproximaciones a este tipo de fotografías y jugar con una estética documental, con el surrealismo y con los recursos de la Nueva Visión. Realizó fotografías tanto de celebridades como de personas anónimas.
A partir de 1931, con la proclamación de la Segunda República, se inició un periodo de gran efervescencia cultural y de cambios sociales, así como una importante renovación de la producción artística. Aplicando los programas de las vanguardias, los artistas españoles revolucionaron el diseño gráfico y la publicidad, y asociaron la fotografía y la tipografía para crear nuevas narrativas.
Fotógrafos como Casas, Josep Sala, Pere Català Pic, Compal y Josep Massana realizaron montajes fotográficos para Myrurgia, Xocolates Juncosa, Joyería Roca, Perfumerías Gal o Cottet, que fueron publicados en las páginas de revistas como D'Ací i d'Allà, Imatges, Revista Ford y AC. Documentos de Actividad Contemporánea. El mundo editorial experimentó una gran expansión y propició que el público se familiarizase con los creadores modernos, tanto nacionales como internacionales. No obstante, todas estas plataformas culturales surgidas durante la Segunda República quedaron truncadas por el alzamiento contra el Gobierno de la República.
Durante la Guerra Civil, Casas trabajó como fotógrafo para la Generalitat de Cataluña en los departamentos de Cultura y Economía, y en el Comisariado de Propaganda. Tras la guerra, fue condenado a prisión y desposeído del permiso para ejercer como fotógrafo de prensa. Desde aquel momento, se dedicó a la fotografía industrial, al retrato en publicidad y a la ilustración.
ÁMBITOS DE LA EXPOSICIÓN
Con Gabriel Casas. Fotografía, información y modernidad. 1929-1939 se recupera la figura de uno de los fotógrafos españoles más importantes del periodo de entreguerras. La exposición está basada en las fotografías que Gabriel Casas realizó entre la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 y el final de la Guerra Civil Española, en 1939, momento en que su obra adquirió una gran madurez.
Gabriel Casas recibió una buena formación visual, en la que la fotografía estuvo muy presente tanto en el ámbito familiar _su padre y su abuelo practicaron la fotografía y la pintura_ como en el profesional _se formó en el estudio fotográfico de Rafael Areñas, uno de los más importantes de Barcelona de principios del siglo XX.
A mediados de la década de 1920, se independizó profesionalmente. Combinó la fotografía de información y deportiva con la publicidad y la fotografía industrial. Su producción fotográfica tuvo una buena recepción. Empezó a colaborar con algunas de las revistas de información visual más importantes del momento, como Imatges y D'Ací i d'Allà, y trabajó como fotógrafo para distintos departamentos de la Generalitat de Cataluña y del Ayuntamiento de Barcelona.
Su vinculación a los círculos de la vanguardia artística, en que la fotografía y el cine estaban muy presentes y considerados como las nuevas técnicas artísticas, lo llevó a convertirse en uno de los primeros fotógrafos profesionales españoles que utilizaron el lenguaje de la Nueva Visión. Casas recurrió a cuestiones tanto estéticas como psicológicas para la realización de fotografías de información, en las que utilizó picados, contrapicados, fotomontajes, descentramientos con respecto del eje de simetría y fragmentaciones. Así, creó un lenguaje que huía del de la mayor parte de la producción de la época en España, y que lo conectaba con la producción de la vanguardia artística europea que creadores y teóricos como László Moholy-Nagy empezaban a promover.
Registros
Las revistas ilustradas y los noticiarios cinematográficos contribuyeron a la creación de una nueva forma de informar, de mostrar la actualidad, que satisfizo las necesidades de una sociedad acelerada, en la que la imagen ganaba cada vez más terreno a la palabra escrita y daba paso a la cultura audiovisual. Gabriel Casas desarrolló gran parte de su producción fotográfica como fotógrafo de información. Fue uno de los pocos fotógrafos españoles que recurrieron a cuestiones tanto estéticas como psicológicas para la realización de fotografías de información, que conectaban con la Nueva Visión. Sus imágenes iban más allá de la descripción, transmitían sensaciones al observador o lector, en un periodo en el que la fotografía de información dejó de ilustrar textos para convertirse en noticia por sí misma, iniciando así una nueva forma de hacer fotoperiodismo.
Nueva Visión
Gabriel Casas estuvo conectado con los movimientos de la vanguardia artística existentes en Barcelona en la década de 1920, en los que la fotografía había ganado protagonismo como materia artística. Fue uno de los primeros fotógrafos profesionales españoles en usar los recursos estéticos que había descrito László Moholy-Nagy en sus textos. La difusión de estas teorías favoreció la creación de nuevas narrativas visuales que cambiaron la fisonomía del mundo impreso. Gabriel Casas aplicó el lenguaje de la Nueva Visión a la fotografía de información, a la publicidad y al retrato, años antes de que la sociedad española empezase a familiarizarse con los fotomontajes, los fotogramas y los puntos de vista insólitos: picados, contrapicados o descentramientos con respecto del eje de simetría.
Fotografía social
La gran crisis económica que se produjo tras el crac de 1929 empobreció a gran parte de la sociedad occidental. Las dificultades económicas y la dura situación que atravesaban numerosos países acentuaron mucho más las diferencias sociales ya existentes e hicieron que los partidos políticos y las revistas dedicasen especial atención a las cuestiones sociales. Así, las clases subalternas empezaron a tener visibilidad en periódicos, revistas, campañas políticas y películas. Gabriel Casas, con una estética documental vinculada a las iniciativas más innovadoras que habían surgido desde finales del siglo XIX _como la obra de Jacob August Riis, Lewis Hine y Wolfgang Weber, o la de los directores de cine de la escuela del realismo poético_, contribuyó a denunciar, dar visibilidad y crear el imaginario de las clases más desfavorecidas y marginales de la Barcelona de la década de 1930.
Retratos
El retrato fotográfico ha estado muy presente en la configuración de la cultura moderna. Gabriel Casas, como gran parte de los fotógrafos profesionales, se interesó por este género, que, desde los inicios de la fotografía, había constituido una de las actividades más frecuentes de los estudios fotográficos. En sus inicios, Casas practicó un tipo de retrato de estudio testimonial, asociado a la fotografía familiar, a perpetuar la imagen de la burguesía anónima de la época. Su nueva actividad como fotógrafo de información le permitió llevar a cabo nuevas aproximaciones al retrato relacionadas con la página impresa y con el culto a las celebridades iniciado en el siglo XIX. Gran parte de su producción de retratos para revistas y periódicos de los años treinta, la llevó a cabo fuera de su estudio, en el entorno natural donde se encontraban los personajes, a quienes fotografió jugando con la estética de la fotografía cándida, con el surrealismo o con la Nueva Visión.
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