Descripción de la Exposición Utopia regulation Jesús Segura La globalización ha devenido en la ausencia de un centro, y ha reemplazado a la universalización que propugnaba el pensamiento moderno primitivo y que se basaba en la creación de un orden universal sustentado por la fábula de crear condiciones de vida similares para todos y en todas partes. Así, su sustitución por la globalización neoliberal ha traído una unicidad de los mercados financieros globales que operan en espacios extraterritoriales e imponen sus leyes sobre el planeta. En palabras de Bauman, la globalización no es sino una extensión totalitaria de su lógica a todos los aspectos de la vida. De este modo, se produce la difusión ilimitada e irrefrenable de las normas de libre comercio y, sobre todo, el movimiento del capital, de la economía, se libera del control político y se reafirma en su libertad de movimientos y falta de restricciones. Al mismo tiempo que ejerce una presión en los estados débiles. Esto supone dejar libre el camino y abandonar cualquier intención de aplicar una política económica autónoma. Sin embargo, cabría plantearse si los significados existen fuera de la estructura generada por el capitalismo. Como argumenta Nestor García Canclini, la insuficiencia actual de las categorizaciones históricas (territoriales, políticas, de clase, de raza, de ideología) en un mundo atravesado por macro y micro estructuras que conectan lo doméstico con lo público, lo personal con lo social, el ocio con el trabajo y el consumo, en diferentes órdenes simultáneos de lo global y lo local, es el punto de partida para abordar los modos diferenciales en que se llevan a cabo los procesos de globalización. El artista contemporáneo en su posición de diáspora y postcolonialidad articula lugares ambiguos a partir de su estatus migratorio. De ahí que la amplitud de los terrenos significantes de los artistas contemporáneos se encuentre inscrita dentro de una condición global en la que ponen en evidencia una diversidad de cruces y enunciaciones que deben ser aprehendidas por medio de otro tipo de conceptualizaciones que manifiesten su polimorfismo, su fuga permanente de lo establecido, pues ya no responden a espacios fijos de contención significante, sino que responden a una voluntad hacia la forma en cuanto a lo estético, a las figuraciones simbólicas en lo cultural y al poder interpretativo de su tiempo. El uso frecuente de conceptualizaciones para los análisis de los movimientos constantes de las diásporas artísticas se determinan, como escribe Gerardo Mosquera, «...en el uso de metáforas que nos hablan del desplazamiento, de los trasvases y las reinvenciones que acusan frecuentemente las experiencias migratorias, pero esto no constituye una temática fundamental en la obra de los artistas diaspóricos, pues en ellos 'aparece indirectamente, a manera de sustrato, o más bien como un territorio de articulaciones artísticas y culturales complejas». Esto último vendría a definir un espacio de nuevas y profundas localizaciones de análisis, otras formas de estudio, que nos lleven a considerar a la diáspora artística como un campo de revitalización del pensamiento visual. En este sentido, el sustrato de los lugares de tránsito se ha visto arrastrado por la movilización permanente de los sujetos y de los territorios que habitan, y, consecuentemente, se han adherido a las representaciones que los artistas incorporan en sus intervenciones. Así, esas adherencias simbólicas se combinan con el espacio y la cultura local del artista generando un modo, un espacio local, que debe ser entendido como catalizador de las diferencias culturales. En este sentido, como apunta Canclini, «...ya no existirían antagonismos entre las culturas, ni polaridades entre la globalización y las culturas locales, 'pues se ha producido un desplazamiento de los focos de generación cultural que derivan del reordenamiento transnacional de la producción y circulación entre las industrias culturales'; en otros casos, de las comunidades de emigrantes que se trasladan masivamente a otro país». Lógicamente, esto trae consigo nuevas formas de repensar lo local en su interacción con lo global. Lo glocal asume una cierta internacionalidad de los lenguajes fusionados a la simbología local, produciendo otros espacios de representación, cuyas características principales son el arraigo y el extrañamiento. En este sentido debemos definir la asunción del artista contemporáneo, en su condición de sujeto entre-medio ante el acontecimiento mismo. Como argumenta Homi Bhabha, «...en un momento de tránsito donde el espacio y el tiempo se cruzan para producir figuras complejas de diferencia e identidad, pasado y presente, adentro y afuera, inclusión y exclusión». El trabajo de Toni Simó asume estas características para posicionarse en su ejecución en un espacio voyeurístico y turístico, al mismo tiempo. Es más, me atrevería a decir que incluso, en ocasiones, dominguero. Sus preocupaciones exploran la frecuencia postcolonial que el turismo de masas lleva implícito. Pero lo hace desde una posición donde su actuación responde a un patrón de integración, de camuflaje, de individuo integrado en esa colectividad que arroja una mirada banal, documental sobre el fenómeno. Esa mirada, ejecutada con toda conciencia, adquiere sentido al extrapolarla al espacio expositivo para ser sometida a un análisis donde el arraigo y el extrañamiento activan los resortes conceptuales presentes en sus imágenes. Si en un primer momento, esas imágenes habitan nuestra retina con registros integrados de turista accidental, más tarde, y por esa inversión representacional, se nos revelan como sólidas disecciones del entorno urbano sometido a la deriva consumista que celebra su ficción postcolonial. En el tratamiento de las imágenes, no existen densas cargas conceptuales a su alrededor y sin embargo, recorren un amplio espectro que va desde lo performativo hasta lo banal, para situar a los personajes representados sobre una idea de flanêur que asume el escenario globalizado con la naturalidad de una mercancía expuesta. En este sentido 'Utopia regulation', se nos presenta como una serie de imágenes que han sido rescatadas de la magmática mirada automática del flanêur para articular un tiempo de observación, de reflexión sobre ello. Esta abertura espacio-temporal sobre la imagen 'banal' 8 que propone Toni Simó ha sido llevado a cabo por algunos autores, como estrategia de significar y asociar lo cotidiano a una forma transcendente, que encierra tras de sí todo un tejido de enunciaciones psicosociales, donde el sujeto está inmerso en su forma comunitaria. Quizá sean las obras de Wolfgang Tillmans, o Beat Streuli, las que mejor haya incidido en estos aspectos. No obstante, la obstinación de Toni Simó en no deslizar la imagen hacía terrenos conmovedores y mantenerla en la fría y alejada disección, la transportan hacía una fenomenología que tiene más que ver con una línea inaugurada en el dadaísmo, que atraviesa el pop, y que actualmente descansa en ese neolenguaje conceptual que utiliza el archivo y la clasificación como elementos determinantes para activar resortes críticos presentes en las imágenes. De este modo, encontramos en obra de Toni Simó la inserción categórica del 'Foto-Turismo' como herramienta para validar lo discursivo, sin caer en los tropos del amateur. Las concesiones irónicas han sido suprimidas para mostrar una idea de sujeto atravesado por un 'humanismo animal' que invade las imágenes en su totalidad. Estamos, pues, ante unas imágenes que no buscan activar una simbología propia para construir una parodia sobre el turismo y sus implicaciones culturales, políticas y sociales. Ni tampoco, ante unas imágenes que recogen íntimos fragmentos de la vida de personas anónimas que recorren y habitan el espacio de 'lo turístico'. Sino, por el contrario, lo que aquí se nos presenta es el acontecimiento mismo, en su 'embrutecimiento', en su fase depredadora de 'lo turístico'. Por tanto, el interés de estas imágenes reside en su deriva discursiva, en su planteamiento dialógico. En su transpolación a un terreno, donde la manipulación de su espacio-tiempo permita su reflexividad. Esto, es lo que anula toda pretensión descriptiva de estas imágenes para lanzarlas a una posición prescriptiva. Y, de este modo, nos 9 sitúa ante un imaginario en espera de especulación crítica. Todos los personajes presentes en las imágenes, se nos ofrecen capturados en avatar cotidiano, inmersos en el tifón de 'lo turístico', atrapados en la deriva del ritual, ya sea esta playera o de paseante de malecón. Todo está dado en términos de transitividad, de acontecimiento, donde no cabe intervenir líricamente, donde no procede insertar discurso, sino únicamente mostrar su acontecer ritualizado y estereotipado. Sobre-humanizado. Pero la pregunta que debemos hacernos, se inscribe en la persistencia de un imaginario estregado a lo ritual, a lo banal. Es decir, la estrategia de Toni Simó reside en mostrar la mecánica de 'lo turístico' y devolverlo al espectador sin adulterar, pero descontextualizado; utilizando el espacio de debate expositivo y la inversión de escala fotográfica para articular otras connotaciones que permitan el espacio de debate, en torno a ello. Pero, no sólo en sus aspectos conceptuales, sino en la reversión de la fotografía documental, como tal. En este sentido, esa imagen de 'dominguero' es muy hábilmente transformada por Toni Simó, desde una posición de estereotipo documental hacía una imagen reflexiva debido al arraigo y extrañamiento que nos provoca en su ubicación expositiva. Así, debemos concluir en calificar estás imágenes dentro de una cierta fenomenología de la imagen, más que como un producto acabado en el acto fotográfico. -------------------------------------------- Tiempo libre: espacios transitorios Toni Simó Esta serie es el fruto de una preocupación por la exploración de un territorio concreto. La relación entre el comportamiento social del hombre y su entorno, es una de las primeras ideas que surgieron a la hora de interpretar una particular manera de vivir y organizar el espacio. Este espacio concreto, se desarrolla de forma repentina en un entorno ideal e idealizado para la industria del turismo. Aquello que define más claramente este espacio topográfico es el turismo. Y el turismo como industria, genera mecánicamente una serie de espacios constitutivos que responden siempre al estímulo de una cierta idea de la modernidad. Estos espacios han sido transformados por la cultura del turismo de masas, y convertidos en un producto estandarizado y globalizado. Es este sistema, urbano, estándar y global lo que se impone a la vista. Una denominación del espacio explorado es la de la ciudad turística. Un tipo de espacio urbanizado que se encuentra dentro de la categorización del mundo urbano globalizado. En este espacio se dan unas condiciones muy específicas que son determinantes para comprenderlo. Primeramente, es un espacio transnacional, surgido de la era postcolonial, donde el turismo juega un papel de internacionalización de los contactos entre diferentes culturas y países. Benidorm y su entorno, que es el espacio geográfico que trato en esta serie fotográfica, es un icono dentro de la cultura turística, y representa uno de los hitos con más éxito de los destinos turísticos en Europa. Benidorm forma parte del ritual de miles de turistas europeos de clase obrera. El fenómeno turístico de Benidorm ha sido posible gracias al turismo de masas, a los Package Holidays, y a los Tour Operators. Una manera de hacer turismo que está al alcance de las clases modestas. Se 11 dice también que los grandes hoteles y apartamentos empezaron a proliferar cuando entraron en funcionamiento los vuelos charters, con el avión Jumbo con capacidad para llenar rápidamente los centros turísticos. El entorno urbano de Benidorm responde a una planificación urbanística que empieza en los años cincuenta, con un plan urbanístico concebido para el ocio turístico. La nueva ciudad nacía en forma de parrilla, con avenidas anchas configuradas siguiendo la línea de la playa. El nuevo ensanche será la característica principal y el éxito de la ciudad turística. La nueva planta cuadrangular de la ciudad facilita la conexión con el mar y permite construir amplias aceras y éstas definen Benidorm como una ciudad de paseo. La vida en la calle es la protagonista en Benidorm. A partir de esta concepción urbanística, el espacio urbano se transforma en el espacio turístico por excelencia. Esta característica permite desarrollar en dos grandes líneas el movimiento de personas de Benidorm. Por una parte, permite construir en altura los famosos rascacielos con su flujo vertical. Por otra parte, configura la ciudad de forma horizontal y peatonal. Y a pesar de todo, Benidorm se la puede considerar una ciudad peatonal, hecha para vivir en la calle. El peatón domina sobre el coche, y así podemos ver, como una de las peculiaridades del turismo en Benidorm, el incesante bullicio de personas en las playas y en las calles. El sistema complejo de urbanización propio de Benidorm se basa en edificios en altura, con un espacio verde y de recreo alrededor. Esto impide la masificación constructiva y da espacio vital en las calles y sus áreas de ocio y servicio. La arquitectura y el trazado tienen una dimensión fabril. Benidorm se puede considerar como un gran (producto) cluster industrial del turismo, posiblemente una de las industrias turísticas más lucrativas y eficientes del mundo. Toda la planificación urbanística está 12 dispuesta para hacer efectiva esta industria. Su característica principal es el flujo constante de personas, la temporalidad de las estancias, y la progresión en el uso de los espacios urbanos. La arquitectura racional y funcional corresponde al estilo abstracto internacional, descontextualizada de su medio físico, histórico y humano. Sin embargo, a pesar de este estilo internacional, de ideas universalistas y descontextualizadas, la configuración y la trama urbana de Benidorm invita a los visitantes a pasear la ciudad y disfrutar de los espacios comerciales, lúdicos, siempre teniendo como referente la playa y el mar. A pesar de las fuertes críticas sobre su masificación o la proliferación de rascacielos se considera como una ciudad habitable. Esta consideración de ciudad habitable se sostiene si seguimos las definiciones que algunos apuntan sobre la calidad de vida o la habitabilidad de las ciudades. Aquello que definiría esta habitabilidad sería la calidad y las características de su espacio, y la misma definición del espacio dentro de la ciudad. Así en un debate sobre el espacio habitable se afirma que 'Es el espacio, lo que define la habitabilidad del espacio, lo que las hace agradables o ingratas'. Los edificios que contornean el espacio son de segunda importancia. El espacio urbano es pues definido por las avenidas y los paseos dedicados al tiempo libre, al ocio, como buena ciudad dedicada exclusivamente al turismo. Y este tiempo libre es el que hace posible la habitabilidad de la ciudad, y la constituye como ciudad turística más que un centro residencial turístico. El turismo caracteriza la forma y el uso del espacio de la ciudad. Del turismo, se dice que es la encarnación perfecta de la libertad. El turismo es el antiguo rito del pasaje, de la experiencia de un lugar, de la liberación del trabajo y la rutina cotidiana. El turismo comporta unas intensidades de placer, de sueño, de fantasía, a veces una auténtica experiencia de liberación personal. Los cuerpos de los turistas se relajan, se abandonan y se dejan llevar, por las sensaciones más desinhibidas. El caso de Benidorm, representa uno de los iconos que comprenden el proceso de popularización y marketing masivo del 'tiempo libre' para las clases trabajadoras. Es la constatación de que el paraíso existe, aunque temporalmente. También la función turística representa una sustitución de las fiestas folclóricos rurales que recrea los ciclos de acumulación y disipación. Benidorm supone una organización industrial para satisfacer estas fiestas, festivales populares y religiosas que han sido suprimidas en las sociedades del capitalismo avanzado, sobre todo las de Europa del norte. Una de las particularidades que tiene la ciudad de Benidorm, así como muchas ciudades turísticas, es la temporalidad, el movimiento de sus habitantes. Así la relación de los habitantes con el espacio y el lugar concreto de la ciudad es sólo temporal. Esta temporalidad relacional con la ciudad se aproxima más al hecho del peregrinaje o ritual temporal de los practicantes del turismo. Este ritual está basado en la disposición de tiempo suficiente para el ocio y dinero. En este contexto sitúo la producción fotográfica que presento en este proyecto. Me di cuenta de que una de las prácticas más comunes de los visitantes de la ciudad turística es la deambulación, el paseo, sin un rumbo determinado. La acción constante de andar y pasear, ya sea por la playa o las grandes avenidas, por las aceras y los lugares de ocio y comerciales se podría relacionar con la teoría de la deriva y el situacionismo de Guy Debord. Es un lugar adecuado para crear situaciones nuevas a través del movimiento, el pasaje y la temporalidad de la estancia del turista en la ciudad. La flânerie es una de las actividades más destacadas de Benidorm, así la planificación urbana promueve de alguna manera esta actividad. Para abordar esta actividad he utilizado el recurso de la fotografía de calle. La fotografía de calle es una categoría bien asumida por la historia del arte fotográfico. Sus características se basan en los 'decisive moments' que aparecían en la vida cotidiana de la ciudad. La idea de los fotógrafos clásicos como Henri Cartier Bresson o Robert Frank, Garry Winogrand o Joel Meyerowitz era la de vagar sin un tema ni un lugar definido y capturar la vida así como fluye. Intentan buscar en su aventura aquella invisibilidad de aquello cotidiano y familiar. Remarcar las potencialidades que yacen en el seno de las situaciones cotidianas en la calle de las ciudades frenéticas. El otro recurso utilizado es el archivo. Es decir, el estilo documental para representar de alguna manera la vida turística. El archivo y la documentación son casi inherentes a la misma fotografía. Me interesaba La posibilidad de hacer una declaración, de representar una realidad a través de la performance que he hecho durante la ejecución de las fotografías, más que escenificar un acontecimiento único determinado por el lugar y el tiempo o cualquier momento decisivo en que se pudiese destacar. No obstante, es casi imposible deshacerse del todo de la escenografía del acontecimiento único. La capacidad archivística de la imagen fotográfica se puede constatar en su uso de la fijación mecánica y mnemótica de aquello representado, en los usos actuales como el fotoperiodismo, la publicidad, el álbum familiar, las fotos de vacaciones o las fotos de archivo en Internet de Google, Facebook, Myspace, etc. Este aspecto de la imagen, pienso que es lo que se acercaba más en mi intención primigenia de componer una serie de imágenes que actuara como archivo, y como documento del comportamiento de una cierta condición turística de la sociedad actual. Me interesaba la idea de archivo más que una puesta en escena, por su capacidad de organizar el material. A través del snapshot, la fotografía directa, he querido hacer una idea documental, desnuda del comportamiento de las personas en sus actividades de ocio y turismo. El proceso que utilizo con el fin de abordar estos temas es la réplica de la experiencia turística, a través de la reproducción del ritual del peregrinaje como metáfora de esta experiencia. El peregrinaje metafóricamente es representado por esta actividad de flânerie, que propicia la deambulación, el callejeo por las principales vías, así como también por la misma playa. Así también, intento reproducir la mirada turística a través del punto de vista de un peatón, que está en la misma condición de ociosidad que el resto de las personas. A través de un itinerario por las principales vías de paseo de Benidorm he hecho un seguimiento a pie de los mismos turistas y he representado de manera directa aquello que se percibe al caminar de manera ociosa. Y aquí yace la actuación performativa por mi parte. La cámara ha registrado el comportamiento de las personas en estado de total relax y en tiempo de ocio. Lo que he intentado es reproducir la mirada turística a través de la su visión sintética y exótica, sensual. Se dice también que el turista mira siempre de una manera placentera y fantasiosa, como una manera de experimentar el sitio que está16 visitand]. También el estado del turista y su deambulación se realiza dentro de una condición perceptiva básica: en ver y ser visto. Ver las cosas de nuevo y mostrar el cuerpo en público, es una manera de percepción colectiva la que se realiza en estas fotografías. Las series fotográficas que presento son una especie de exploración etnográfica de la realidad turística. Donde se produce un fenómeno de percepción colectiva e interpersonal en un estado de relax, y podríamos decir, contemplación activa. La sensualidad, el estado de libertad total, incluso la despreocupación está visible en los personajes y el ambiente que los enmarca. Con este relax, desinterés, han sido hechas estas fotografías, así la manera de producir las imágenes se iguala al sujeto representado. Es una serie de fotografías en las cuales he intentado hacer una réplica turística visual. Me he puesto al mismo nivel que el turista y he percibido el espectáculo del ocio a través de la performance del flâneur. La condición perceptiva es en movimiento, es fluida, siguiendo la misma multitud humana que pasea. Así la visión es reciproca... Esta serie de fotografías propone la cuestión siguiente: de qué manera nos relacionamos e interactuamos en un determinado espacio. Qué rituales desarrollan en un espacio turístico y hasta qué punto la vida urbana de la calle se ha trasladado de las grandes urbes a las ciudades turísticas; donde existe una gran dosis de vouyerismo y espectáculo.
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