Descripción de la Exposición Los pintores impresionistas tienen entre otros rasgos el factor común de que no buscan pintar la realidad como es sino que apuestan por plasmar las cosas como las perciben. Se trata de una pintura de sensaciones. De ahí que muchos de ellos repitan una y otra vez sus modelos, de acuerdo con la impresión o con la sensación que le produce a diferentes horas del día o de la noche, dependiendo en gran medida del juego de la luz y de la mirada concluyente. Algo tan aparentemente baladí como el descubrimiento de los tubos de pintura al óleo sería una de las circunstancias que propiciaron la salida de los artistas de sus estudios y la presencia de Monet, Pizarro, Renoir, en los campos de amapolas, en las alamedas o en el sotobosque. Hay mucho de impresionismo en la pintura de Francisco Medina. Al ponerte delante de sus cuadros sin querer viene el recuerdo del pleinarismo de Ramon Casas y la pincelada suelta de Sorolla, dos artistas españoles, y por tanto más cercanos, que hicieron de la luz un instrumento con el que juegan y ponen su pellizco de arte en sus obras. 'Los impresionistas empezaron su revolución intentando acercarse a la realidad por otro camino del que habían recorridos sus antecesores. Pero al final, los últimos cuadros de Monet (arquetipo de pintor impresionista) demuestran que no les interesaba tanto la Verdad De Fuera y sí, mucho, la Verdad De Dentro'1. ¿Intuiríamos que estas palabras forman parte de una reflexión nada menos que de Zacarías González?. Él se aproximó precisamente ante esa evidencia que traspasa el artista y en su concepción poliédrica y abierta de la pintura así lo entendió. El hombre -y por tanto el artista- es él y sus circunstancias, en la pluralidad de los temas, en la pluralidad de los conceptos, en la pluralidad de su propia personalidad. El aforismo se cumple a la perfección en Francisco Medina a quien su condición de artista se ve influenciada por su profesión de arquitecto. No conviene olvidar por otro lado que pintura, escultura y arquitectura son las tres patas de la gran mesa del arte. El dibujo tiene un peso específico muy señalado en el currículo de la titulación de arquitecto. En la obra de Francisco Medina se deja sentir esta influencia con mucha fuerza. Pero se trata de un dibujo que se sale del concepto tradicional de la forma y de los perfiles más o menos definidos. Francisco Medina dibuja con el color, logra su visión, su aproximación a la realidad a través de la mancha de color, por medio de unas pinceladas sueltas que ponen de manifiesto una singular habilidad para componer las figuras, los objetos, los modelos con unos trazos rápidos y seguros. Nuestro artista, pues aunque conquense de nacimiento se encuentra arraigado en Salamanca, huye de entelequias o fantasías, se baja a pie de pista y se sume en ese paisaje cotidiano que tiene ante sus ojos. Si la Plaza Mayor de Salamanca es buena para pasear o para tomarse una caña, también es buena para pintarla, y si el alma se engrandece paseando por La Alberca o Ciudad Rodrigo o bañándose en el Águeda, ¿por qué no dejar que se engrandezca el lienzo con sus imágenes o con sus recuerdos? O con los de Sahagún, o Lora del Rio... Es el paisaje en general, el paisaje como escenario donde la naturaleza muestra lo que tiene de sublime, y ello no nos ha dejado espacio para considerar el paisaje urbano. Francisco Medina reivindica en esta exposición ese paisaje urbano que a veces se acomoda por la rutina diaria y lo despreciamos con nuestra indiferencia. Medina lo eleva a la categoría de razón suficiente para dar contenido e importancia a su obra. Desde el pórtico de esta visión resaltaríamos la autenticidad de un artista que no quiere esconderse tras los mil y un artilugios que tienen algunas manifestaciones pictóricas, que presenta su trabajo sin esconderse, como un producto natural de esa sutil relación que debe ser pintor-trabajo-inspiración-lienzo-óleo-pintura. Estamos ante la convocatoria de unas impresiones en un viaje cotidiano entre el color y la luz tenue, el ocre pigmentado entre amarillos y magenta, sueltos, como una combinación entre el movimiento y el espacio. Gusta Francisco Medina de alguna aventura en estos concursos denominados ahora como 'pintura rápida' pues siempre sirvieron como el cuaderno de borrador de todo artista. Pues bien, creemos que esta obra sugiere precisamente el valor estético, artístico de lo inacabado, como una proclamación no de lo inmediato sino de lo fugitivo; no de la rutina, sino de lo cotidiano. Cerca de esta dicotomía muchas veces confundida entre paredes de otro signo, permanece la pintura declarada, el concepto de la sugerencia. Medina se apoya en esta realidad para sugerirla. Es la Contemplación de un álbum que describió en su poemario el escritor José Diego el resultado ahí está, para que el espectador pueda recrearse con las sensaciones que supo captar con su pincel y con su espátula Francisco Medina.
Exposición. 16 abr de 2025 - 11 may de 2025 / Centro Botín / Santander, Cantabria, España
Formación. 08 may de 2025 - 17 may de 2025 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España