Paco Catalán es un pintor de talento cuyo estilo de gran personalidad fragua renovador y enriquecedor. Hace años insistí en lo conveniente que era tenerlo en cuenta y cuan en serio habría que tomar su pintura y esto no era solamente una opinión personal ya que estaba avalado en su momento por un amplio y nutrido historial de premios en Pintura, Dibujo y Grabado (Procedimiento al que siempre se halló especialmente vocacionado y que ha conducido recientemente a que sus estampas figuren en los Archivos de la Calcografía Nacional y de la Biblioteca Nacional de Madrid). Lo que me sumerge en la duda de si es más grabador que pintor, algo irrelevante, ya que cultiva y siente por igual pintura y grabado, asumiendo la condición de los grandes maestros de la historia del arte, que simultaneaban el grabado y dibujo por una parte y la pintura al óleo, ... acuarela o collage por otra, lo que les otorgaba un equilibrio compensatorio de tensiones y esfuerzos.

Comprendemos mejor a Goya y a Picasso al imaginarlos ejercitarse en el buril y el tórculo resolviendo intrincadísimos problemas de ejecución, tras agotadores trabajos de creatividad en los que, empero, la superación de problemas, digamos periféricos, era menos ardua. Los comprendemos mejor admirando así su omnímoda curiosidad y el dominio sobre la forma que en consecuencia obtuvieron. No es casual, creo, que solo los artistas muy vocacionales como Paco se hallen preparados, dispuestos y devengan, al fin, victoriosos en la resolución de sus obras.

Los grabados de Paco sorprenden porque están transidos de humanidad, imponen respeto por su rotundidad, pero también ternura.

Son una poetización de la realidad porque decide incorporar al entorno aquello que es cotidiano, la humanidad viviente que pasa todos los días a pie o motorizada. Paco nos muestra todo esto con una sinceridad plena.

La intensidad emocional de sus creaciones forma ya parte de la pintura valenciana más puntera.

Sus obras en óleo o collage tienen el poder de la transfiguración, su mirada observa, acaricia y germina en resultados. Incluso en las que hay una palpitación y aparente dislocación, esta es configuradora y expresiva. Siempre tiene una negación a comunicar estremecidos mensajes, porque acepta solo lo que su vista observa, acaricia y siente para transformarlo en poesía.