Descripción de la Exposición
El 7 de junio de 2013 a la madrugada, al llegar a su casa, Nicolás vio en el pasillo, en el piso, delante de las puertas de algunos departamentos, los diarios del día.
Agarró uno y se lo llevó a su casa, le recortó todas las fotos, lo dobló prolijamente y lo volvió a dejar en su lugar, como un felpudo de papel en la puerta del departamento. Sin saber bien por qué ni para qué, recorrió rápido los pasillos de algunos pisos más e hizo lo mismo con otros diarios.
Unos días después, al ver las fotos recortadas apiladas sobre la mesa, decidió que iba a hacer lo mismo en sus próximos cumpleaños.
Al año siguiente se sintió más seguro, o con más ganas, porque recorrió casi todo el edificio de madrugada y agarró más diarios que el año anterior.
En un acto de madurez (o por miedo a que lo descubran) para el tercer cumpleaños decidió que era mejor ir al kiosco de diarios y comprar un ejemplar de cada uno, recortar todas las fotos, y tirar los esqueletos a la basura, en la bolsa verde.
Repitió el procedimiento por diez años. Compró un ejemplar de cada diario. Compró los de siempre (los “de toda la vida”) y los otros: un ejemplar de cada diario que el kiosco tuviera disponible. Algún año habían más diarios, otro año alguno dejó de existir. Algún año apareció un diario nuevo. Durante unos años hubo uno que era gratis. Los diarios deportivos le parece que tienen fotos feas. Los económicos que tienen pocas fotos pero uno es en un papel rosado en el que las fotos quedan muy bien impresas.
Durante diez años juntó y guardó las fotos del día de su cumpleaños.