El artista Oriol Vilapuig lleva años dedicando parte de su tiempo estival a recorrer los senderos de la piedra antigua en el Pirineo. Explora las ermitas del románico y, a través de la técnica del grattagge, recupera relieves, pavimentos, símbolos que habían quedado ocultos, espacios casi invisibles para el visitante ocasional. Fragmentos que habían quedado vedados, que el museo había obviado y que ahora, gracias al trabajo de este artista, salen a la luz y se expondrán en las salas de la colección de arte románico. Éste es un proyecto que invita a artistas contemporáneos a dialogar con la colección como una forma de establecer puentes entre la sociedad, el presente, y las obras que atesora el museo.