Esta instalación es una revisión personal e intimista de la 'escultura' como una de las disciplinas vitales en el arte.

Se podría decir que la pieza 'CABEZA-ESPIRAL-CABEZA-PUÑO-ESPERMA-NUDO' es un statement sobre escultura.

Son seis formas orgánicas, abstractas de tamaño casi idéntico. Las chaquetas son prendas que se han utilizado realmente, cuya piel está un tanto gastada, como el pellejo de un animal descuartizado, abierto, expuesto a los elementos. Como una crucifixión.

Trato en un mismo plano las cualidades más nobles o clásicas de un bronce, con las cualidades más cotidianas del cuero de las chaquetas.

Siempre me ha interesado el tema ... de la peana, como un volumen en sí mismo autónomo. Se podría considerar que las prendas de cuero son las 'peanas', la forma donde se sustenta, de donde emerge la escultura.

Cada bronce con pátina negra es una escultura autónoma. Con esos volúmenes se intuye el tamaño al completo de seis personas. Se dibuja una línea imaginaria con el espacio vacío entre ellas. Una recta que flanquea ausencia y presencia. Se delimita la anatomía emocional, la parte del tronco, con los órganos que teóricamente expresan sentimientos: el estómago, el corazón.... Sin embargo, las seis formas podrían ser también cabezas. La cabeza es uno de los temas de representación más recurrentes en mi trayectoria.

En la visión global de la pieza se sugiere un latente mensaje de género, o más bien, de inversión del mismo. Una transgresión de la definición masculino-femenino desde la perspectiva de lo autobiográfico, de lo vivido. El género no se puede definir. El conjunto al completo de las seis esculturas tiene un enfoque afilado narrativo. Un manifiesto de cómo el arte surge -incluso- en las peores circunstancias...o en aquellas que no tienen, por definición, que ser necesariamente artísticas. En este caso es algo, como una explosión, que literalmente brota por la espalda. Algo que se modela a golpes de experiencia. Me interesa evidenciar la atemporalidad y rotundidad de la forma.