Descripción de la Exposición Rojo Máquina tiene el placer de presentar la primera exposición individual del artista sueco Daniel Gotesson (Ekta). Tras su participación en la exposición colectiva Cocido Madrileño, que reunió en Madrid distintas propuestas internacionales cercanas al arte callejero, en esta ocasión, y como muestra en solitario, Ekta intervendrá por completo el espacio de Rojo Máquina con piezas site-specific y algunas de sus más recientes pinturas. Utilizando la pintura acrílica sobre distintos soportes, murales, madera, lienzos y papel, y sin perder ni un ápice de la energía espontánea propia de la pintura callejera - razón por la cual la intervención con piezas ex-profeso en el espacio expositivo parece casi obligatoria - su universo artístico se ha consolidado con una propuesta absolutamente original. Partiendo de referencias a lo infantil, lo naif y la bad painting, la figuración de Ekta, muchas veces cercana al pop británico más sutil e irónico, pero también a las vanguardias históricas, recrean paisajes y escenas donde la delicadeza técnica, el brilante uso del color y la carencia de complejos estéticos marcan una deriva pictórica que escasea en la actualidad. Encontrando referencias en la pintura de David Hockney o Allen Jones, pero también en De Chirico, Eduardo Arroyo o incluso Tal-R, Ekta propone un universo en el que el peso intelectual de lo representado nutre su pintura con juegos visuales más complejos. Figuras, caras, piernas y cuerpos desnudos vomitando pintura, mezlados con alusiones mucho más abstractas a la mentira, los sentidos o el egocentrismo, se levantan sobre fondos construidos en base a superficies de color neutras o bien a fondos geométricos de juegos ópticos. Una propuesta realmente fresca que pone de relieve la supervivencia de la pintura como disciplina contemporánea. En continuo movimiento, planteada como un work in progress que finalizará más tarde incluso que la propia inauguración, revelando la escasa importancia que Ekta como artista otorga a toda la aburrida burocracia repleta de compromisos vacuos, los bocetos y las ideas previas recrean su nueva vitalidad surgiendo entre los muros de Rojo Máquina como algo irrepetible. Pintura de verdad, reciente y hasta húmeda, que no debe ser entrendida como el objetivo de una clásica contemplación pasiva sino como el proceso continuado de una semana hundido en la pintura.