Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- BARNS, Simon: Su trabajo gravita en torno a las expectativas que genera la percepción, la realidad y su apariencia. Con la incorporación de sutiles elementos ilusorios se trastoca la realidad del objeto representado y su representación. La obra invita a una experiencia de extrañamiento del espacio que obliga a cuestionar la realidad y su simulacro. El contexto y la verosimilitud son dos aspectos fundamentales para el funcionamiento adecuado de su trabajo, entendiendo que lo que se percibe como verosímil depende tanto de la capacidad de interrogación como de la eliminación contextual de lo inverosímil. Igualmente, las obras hacen uso del contexto/lugar y la capacidad de representarlo mediante fotografías creadas en software 3D. Propuesta: Su trabajo parte de una intensa y sistemática toma de datos del espacio de trabajo, para, a partir de ahí, recrear aspectos parciales o totales del mismo, y proponer una suerte de controversia perceptiva, representacional y vivencial de la realidad que componen, donde los aspectos de recreación digital de la imagen tienen mucho que decir. Sus intervenciones son prácticamente imperceptibles, y en este sentido su frecuencia del concepto duchampiano de inframince merece destacarse en función a la originalidad de la lectura que lleva a cabo, pues afecta no sólo a los detalles o lo minúsculo, sino al conjunto completo de la realidad que nos rodea y contemplamos. Simon Barns estudia los espacios de intervención, se apropia de ellos y propone una perversa relectura donde casi siempre todo parece en su sitio, pero donde en realidad algo ha cambiado definitivamente, afectando en silencio y con total discreción la esencia del original. ZURITA, Jesús: Plantea una ferviente opción pictórica difícilmente parangonable y, a mi juicio, de las más interesantes y personales de cuantas conozco a nivel nacional entre los miembros de su generación. Sobrepasando rápidamente el arranque onírico de sus imágenes -innegable, obvio-, las de Zurita trazan un más que sofisticado juego de códigos y substratos, a menudo meramente aludidos, que deja rápidamente atrás los recursos al encuentro casual, el automatismo, la proyección freudiana o el mero encadenamiento de sintagmas visuales dispersos. De hecho, estos enunciados balbucientes, incluso en lo que nivel simplemente figurativo se refiere, que terminan componiendo siempre densas atmósferas a pesar de su innegable ligereza visual, suponen una personal fórmula llegado el momento de componer nuevas unidades a partir de fragmentos. La totalidad del significado en Zurita es siempre un preludio, una marca de partida en la lectura que indica el posible avance del sentido y, no obstante, deja a éste siempre retardado, atrás, superado... No se trata, insisto, de una mera deriva surrealizante por la cual quedan abiertas las conexiones entre los componentes en juego (formales, asociativos, etcétera), y de origen heterodoxo, para su ociosa recomposición; es algo mucho más exigente y controlado, un ejercicio que exige la acuidad conceptual inusual que demuestra el artista: podríamos hablar casi de algo así como un mecanismo de precisión para manejarse en el escenario de las sugerencias, las someras indicaciones, los gestos equívocos... y conseguir al final que el resultado no se torne en exceso abstracto, espiritual o metafísico. De hecho, su pintura es un reto para la sensibilidad refinada, siempre dispuesta a dar más a medida que uno se adentra, deleitándose, en su delicadísima epidermis, 'impropia' de estos tiempos, por cierto. Propuesta: Las instalaciones de Zurita parten de un elemento pictórico, o de varios de ellos, en formato tradicional (óleo sobre lienzo), a partir de los cuales desarrolla toda una instalación por las paredes y techos de las salas de exposición, donde acaba organizando monumentales ambientaciones barroquizantes, dentro de las cuales sumerge al espectador. Lo proliferante y ubérrimo de su iconografía contrasta fuertemente con la capacidad y el gusto por los detalles más sutiles, tanto en sus lienzos como en las intervenciones que derivan de ellos. El resultado final de sus instalaciones, envolventes, sensuales e inquietantes, proponen una muy personal relectura de los conceptos de la pintura de campo expandido. En sus últimos trabajos el artista tiende a minimizar la intervención física sin afectar a la intensidad de su impacto sobre el espectador y sobre esta línea querríamos trabajar. ZABELL, Simon: Trabaja a partir de una concienzuda economía barroca de la representación de naturaleza reductiva. Se trata de un modelo barroco, sin embargo, 'de contención', herreriano, escurialense, pero que caracteriza la tópica del estilo justo como lo contrario del exceso, la abundancia y la proliferación. El conceptismo de Zabell incide en las figuras estructurales de la representación, sobre las cuales el discurso se concentra obsesivo, literal, casi exclusivamente, haciendo salir del plano de lo observable la narración, el cuento, la fábula... No hay 'historia' aquí, efectivamente, y la serie entera a la que pertenecen sus trabajos, que aislados se convierten en cifra necesariamente hermética, hace alusión a la literatura y el cine (por ejemplo, y recurrentemente, a las novelas del escritor y director de cine francés Alain Robbe-Grillet, tan caro a nuestro artista malagueño), donde se realiza una revisión radical del estatuto de los objetos en su relación con el lector/espectador. Propuesta: En esta ocasión Zabell desarrollará para la galería un proyecto cuyo germen fue originalmente presentado en una atípica exposición junto con Soledad Sevilla en la Sala Naos, de Santander, entre los meses de julio y agosto del año pasado. La combinación del formato pictórico con el instalativo es algo habitual en su trabajo, que en cada ocasión adopta fórmulas diferentes. En este caso, la serie 'Rememorando Le Voyeur' (2010-11), vuelve a dar cuenta de la intensa capacidad de concentración de los significados bajo las apariencias más reductivas, y si entre las pinturas presentadas se encontrarán algunas de las más bellas de las producidas por el artista, la instalación, por su sutileza y poderosa capacidad evocadora, puede considerarse como un hito señero en su trabajo donde las fórmulas de contención y la capacidad evocadora alcanzan un nivel máximo. ZAMORA, Juan: Llegamos, por último, al seleccionado más joven, quien construye micro-relatos a partir de pequeños dibujos sobre papel o pantallas digitales, donde vemos aparecer seres medio humanos, medio animales, de existencia pasmada, que repiten hasta el infinito los más pequeños y absurdos gestos que nunca llegan a organizarse ni en símbolo ni en relato. No hay escena propiamente dicha en este mundo achatado y reducido a su mínima expresión. En efecto, sometidos a inconcebibles metamorfosis, sus personajillos, de aspecto tan grotesco como tierno, tan ridículo como frágil, no articulan su historia más allá del primer ademán, de la primera mueca. Y sin embargo, sólo anunciada, ésta se despliega en hipótesis para todos nosotros gracias a su fenomenal dominio de la imagen individual y de la instalación final a partir de múltiples obras de variada naturaleza. Cada paisaje que compone, partiendo de sus libretas, animaciones digitales o instalaciones, aparece atravesado por la monotonía rítmica de aullidos, gruñidos, silbidos, piares, rascares, etcétera, donde el hombre contemporáneo, con sus walkman, shorts y camisetas de manga corta, imita a la bestia, buscando la amalgama arcaica de cualidades humanas y animales, al modo del chamán. Propuesta: Como es habitual en sus proyectos más ambiciosos, de nuevo Zamora partirá del dibujo como germen generador de ideas e imágenes, y, más allá, también de su sorprendente dominio para hacerse con espacios complejos y variados a partir de estos pequeños -pero sofisticados- elementos de partida que lo caracterizan. Sus animaciones y papeles, siempre en un formato minúsculo, llegado el caso de tener que adueñarse de las salas de exposición más ambiciosas, se muestran entre sus manos susceptibles de una combinatoria abierta, siempre nueva. La narración asume una complejidad inesperada, mientras que el discurso (teñido de notas oníricas, arcaicas, violentas y tiernas, todo a la vez) se despliega paso a paso o, mejor dicho, pasito a pasito. Para él basta una simple línea de horizonte dibujada a lápiz como hilván de su denso mundo iconográfico.
Los cuatro artistas seleccionados mantienen en sus proyectos una doble vertiente donde las piezas individuales, exentas, aisladas, se combinan a menudo con el entorno u otros trabajos suyos mediante el empleo de técnicas instalativas. Éstas abarcan desde conceptos de pintura expandida (Zurita), a la creación de ambientes totales en función del espacio expositivo como si de una obra única se tratara (Zabell), pasando por la reflexión tautológica y metalingüística del propio ámbito de exhibición (Barns), o los dispositivos desmontables (Zamora), donde cada elemento es susceptible de ser recombinado en número de variantes del montaje o incluso puede trasladarse a otros proyectos.
Exposición. 17 dic de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Picasso Málaga / Málaga, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España