Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- La exposición " La Figuración narrativa. París, 1960-1972" reúne más de cien pinturas, objetos y películas, y está diseñada como una exploración de las fuentes de la renovación figurativa que marca la historia del arte de los años sesenta. Su agrupación, que podemos considerar como la más apropiada para rememorar la inventiva de estos años iniciales, permite captar el clima de la aparición de estas obras. Siguiendo un recorrido dinámico que pone de relieve las principales temáticas que inspiraron a la mayoría de dichos artistas, la exposición se divide en diversas secciones: Los orígenes de la Figuración narrativa. Mitologías cotidianas 3) Objetos e historietas 4) El arte de la descontextualización 5) La pintura es una novela negra 6)Una figuración política. El catálogo prologado por Jean-Paul Ameline, contiene una cronología completa que abarca la historia del movimiento de la figuración narrativa, entre 1960 y 1972, ampliamente ilustrada con documentos de la época, a menudo inéditos, y una antología de textos y artículos, que pone de manifiesto la toma de posición de los principales protagonistas de esta historia: tanto los artistas, como los críticos que defendieron la figuración narrativa (Jean Jacques Levêque, Gérard Gassiot-Talabot, Alain Jouffroy) o aquellos que la combatieron (Pierre Restany). Asimismo, el catálogo incluye una serie de entrevistas a nueve artistas y críticos relacionados con esta corriente que ofrecen su punto de vista actual. La exposición "La Figuración Narrativa. París 1960-1972" reúne el trabajo de unos veinte artistas que en los años sesenta pintaron sus obras a partir de imágenes tomadas de la prensa, de la publicidad, del cómic y del cine, y que muestran objetos, personajes y situaciones. Esta tendencia, llamada Nueva Figuración, Figuración Crítica y finalmente Figuración Narrativa, nunca ha dado lugar a un manifiesto, pero sí que se ha expresado en numerosas exposiciones, entre las que cabe destacar como la más célebre Mythologies quotidiennes (1964). La repetición de imágenes, temas, técnicas de narración procedentes de la cultura de masas, en pleno fervor durante estos treinta gloriosos años, marca el retorno al tema en contraste con el arte abstracto dominante. Su voluntad de establecer un discurso crítico y político de la sociedad los distingue del arte de la constatación, como fueron durante esos mismos años el pop art o el nuevo realismo. Los artistas se constituyen en grupos, reunidos en salones (el Salon de la Jeune Peinture se reorganiza alrededor de Aillaud, Arroyo y Cueco), o en revistas como KWY (Bertholo, Castro, Voss), relacionados, a veces, con otros movimientos como los surrealistas (Télémaque) o los nuevos realistas (Bertini) y exponen para la mayoría de las galerías parisinas, como las de Daniel Cordier, Mathias Fels o Carlota Charmet. En París, el ARC (Animation Recherche et Confrontation), una estructura en el seno del Musée d'Art moderne de la Ville de Paris dirigida por Pierre Gaudibert en 1967, presenta sus primeras monografías en el museo. Los defienden críticos como Gérald Gassiot-Talabot, Jean-Jacques Lévêque, Alain Jouffroy y revistas de arte como Opus International. Las tramas evolucionan con el tiempo: desinterés por la abstracción en beneficio de un arte figurativo inspirado en imágenes cotidianas de principios de los años sesenta, compromiso político de 1962 a 1975 y, finalmente, una interrogación poética y metafórica de los objetos con un enfoque más individualista. Estos artistas se posicionan totalmente en contra de la tradición de la "pintura bella". Revolucionarios tras las huellas del surrealismo, llegan de toda Europa a París en el mismo momento en que Nueva York se convierte en la capital del arte vivo y se empeñan en renovar las fuentes de la imagen a través de la narración. Atrapados entre la abstracción de la Escuela de París, que da sus últimos destellos y el peso del pop art americano, no siempre han recibido el debido reconocimiento a escala internacional. En esta exposición se reúne un centenar de los más destacables lienzos realizados entre principios de los años sesenta -cuando estos artistas europeos se instalan en París- y la exposición organizada en 1972 por el Grand Palais: 60/72, douze ans d'art contemporain en France. Además de dedicarle una sala a los comienzos y a Mythologies quotidiennes, la exposición se desarrolla en torno a otras fuentes de inspiración: el cómic, con estética clara y contundente, la historia del arte revisitada y las fantasías de la novela policíaca. Finalmente, la muestra se cierra con obras que ponen de relieve su compromiso político. Secciones de la exposición El inicio (Galería 4). A finales de los años cincuenta, el arte parisino vive un periodo de transición. Los vanguardistas, omnipresentes en el universo artístico desde 1945 (abstracción, surrealismo, etc.), parecen ser víctimas de la extinción de su propio vocabulario. A partir de la década de los sesenta, esto incita a una gran cantidad de jóvenes artistas franceses y europeos radicados en París (Arroyo, Erró, Rancillac, Recalcati, Saul, Télémaque y Voss, entre otros) a tomar la decisión de seguir el camino de una nueva figuración, la cual se concretiza a través de grafismos deliberadamente escuetos e imágenes inspiradas en las historietas, los graffiti callejeros y la publicidad. Sus obras, expuestas en algunas galerías pequeñas, como la de Mathias Fels, llaman la atención de los críticos Jean-Jacques Lévêque o José Pierre, quienes consideran que estos artistas, a través de sus representaciones de objetos de la vida cotidiana o sus narraciones cercanas a los «cómics», son en realidad cronistas de la sociedad de consumo que surge por esos tiempos en Francia. Mitologías cotidianas (Galería 4) La figuración conocida como «narrativa» nace en julio de 1964, con la exposición «Mythologies quotidiennes» (Mitologías cotidianas) del Musée d'art moderne de la Ville de Paris. La exposición, organizada por los artistas Rancillac y Télémaque, en compañía del crítico Gérald Gassiot-Talabot, revela artistas opuestos a la pura «demostración» formalista del Pop Art. Haciendo uso del humor, la extravagancia y la burla, los pintores de esta corriente impregnan nuevamente la pintura de las nociones de narración y duración; para hacerlo, presentan escenas sucesivas en un mismo cuadro, o utilizan la yuxtaposición o la metamorfosis de imágenes. Su deseo es establecer un contraste entre la pintura y las imágenes de masa, estableciendo un vínculo con medios de expresión distintos de la abstracción. Mientras que el arte estadounidense es aclamado en la Bienal de Venecia, y Rauschenberg recibe el gran premio de pintura, los críticos juzgan de forma severa a la nueva figuración parisina, acusándola de «imitar a Nueva York». Objetos e historietas (Galería 4). Para muchos artistas de la figuración narrativa, las historietas son una reserva formidable de imágenes populares, tanto subversivas (los «cómics» de la revista Mad que inspiran a Fahlström, Saul y Télémaque) como para el gran público (Hergé para Télémaque o Walt Disney para Erró y Rancillac). Con sus aplats y proyecciones directas, elaborados gracias al uso del episcopio que proyecta las imágenes sobre un lienzo virgen, los artistas logran independizarse de una figuración realista y clasicista, y rompen con la pintura gestual y materialista de la Escuela de París. El vocabulario que utilizan da lugar a encuentros y enfrentamientos insólitos. Se abre un nuevo camino para la pintura, el de un híbrido con otras formas de expresión que liberan formas nuevas de narración. Estas imágenes no nos presentan historias cerradas, sino que abren la brecha hacia una multitud de crónicas y pensamientos. El arte de la descontextualización (Galería 4). Los artistas de la figuración narrativa encuentran un campo de experimentación extraordinario en la pintura de los maestros (Rembrandt, Velázquez, Matisse...); la descontextualización de las obras mediante yuxtaposiciones, distorsiones formales o añadiduras saca a las obras maestras de su estetismo y su neutralidad cultural. Arroyo o Equipo Crónica hacen de la citación pictórica una máquina de guerra contra el franquismo y contra las visiones estereotipadas de la Historia. Cueco inscribe el mito de Dánae en la vida cotidiana contemporánea. El estatus de las obras maestras es ambiguo: convertidas en productos de consumo cultural, conservan una considerable fuerza estética pero sirven de referencia para encarar una reflexión sobre el mundo de hoy. Esa es la ambigüedad que confrontan los pintores de esta corriente, inventando, entre utilización crítica y citaciones respetuosas, una relación diferente con las imágenes del arte y de la Historia. La pintura es una novela negra (Galería 7). Durante los años sesenta, los artistas de la figuración narrativa eran cinéfilos insaciables y lectores apasionados. Algunas películas del cine negro y novelas policíacas constituyen una fuente de trabajo inestimable para algunos de ellos (particularmente Jacques Monory y Peter Klasen). Estos artistas mezclan narraciones complejas, atmósferas angustiosas y temas escabrosos, abordándolos con un estilo cinematográfico (vistas panorámicas, planos fijos, zooms, inserciones, etc.), confiriendo a sus imágenes un estatus desfasado, onírico y actual a la vez. En sus cuadros, Monory se representa como un asesino, y Klasen contrapone representaciones fetichistas del cuerpo de la mujer con la realidad congelada de los objetos contemporáneos. Se abre un universo de experiencias nuevas en el que no existen barreras entre lo real y lo imaginario para darle prioridad al laberinto de la neurosis moderna. Una figuración política (Galerías 7 y 8) La guerra de Vietnam, la Revolución cultural china, el conflicto árabe-israelí, la muerte del Che Guevara, el mayo francés del 68... un sinfín de hitos de una historia intermitente que muchos intelectuales franceses de la segunda mitad de la década de los sesenta siguen con atención. Entre ellos, se encuentran algunos pintores de la figuración narrativa. El Salon de la Jeune Peinture (Salón de la Joven Pintura), con la participación de Arroyo y Aillaud, busca consolidar la legitimidad de una pintura militante. En una declaración de 1965, Aillaud hace un llamado a romper con una concepción formalista de la pintura y plantea la pregunta: "¿Qué poder tiene el arte de hoy sobre el futuro del mundo?". Descontextualización de imágenes, acciones colectivas, utilización en la pintura de las técnicas empleadas para imprimir carteles: todos estos medios cuestionan la seudo objetividad de los medios de comunicación, la fuerza de poder. Manifestaciones y acciones inéditas para dar vida a un arte directamente vinculado con el mundo y su Historia.
La exposición, patrocinada por Bancaja, ha sido comisariada por Jean-Paul Ameline y Bénédicte Ajac y reúne más de cien pinturas, objetos y películas y está diseñada como una exploración de las fuentes de la renovación figurativa que marca la historia del arte de los años sesenta. Figuración Narrativa. París,1960-1972 reúne el trabajo de veinte artistas que realizaron su obra a partir de imágenes tomadas de la prensa, la publicidad o el cine y que muestran objetos, personajes y situaciones cotidianas. La muestra se estructura en varias partes: una sala está dedicada a los orígenes de este movimiento y a Mithologies quotidiennes; el resto están dedicadas al uso que se hizo del cómic, la historia del arte revisitada o la novela policíaca. Finalmente, la exposición se cierra con obras que ponen de relieve su compromiso político.
Exposición. 13 dic de 2024 - 04 may de 2025 / CAAC - Centro Andaluz de Arte Contemporáneo / Sevilla, España
Formación. 01 oct de 2024 - 04 abr de 2025 / PHotoEspaña / Madrid, España