Descripción de la Exposición ------------------------------------------------------- ------------------------------------------------------- Todos evitamos enfrentarnos con aquellas tareas que nos dan nuestra verdadera medida y, cuando no tenemos posibilidad alguna de seguir huyendo de ellas, afrontamos con mayor o menos fortuna aquello que el destino nos tenga preparado y que, normalmente, nos da un lugar en nuestro trabajo, nuestro arte o en cualquier otro orden en que queramos dividir al ser humano. Cuando hablamos de un artista (sin connotaciones pretenciosas, sino, simplemente de un sabio de la práctica) y, a condición de que esa huida hacia adelante se haga insostenible, solemos encontrarnos con lo que se da en llamar su período de madurez que, realmente, sólo aparece cuando no queda en la tierra rincón, ni botella, ni refugio en el que continuar sin tomar una decisión. Muchos artistas optan por una solución de dimensiones teóricas, deciden que el problema es que falta una cosmología del cuadro, una summa glosa o un canon que permita, mediante su sencilla aplicación, encontrar la obra artística, o como decía Tom Wolfe, 'los artistas se dedicaron a teorizar. Las verdad es que les gustaba esa ocupación'. Otros artistas, son atrapados por una especie de gusano que les devora, un reto que deben superar y que, al mismo tiempo, como el Espíritu de Fausto, les atrae y les aterra. Pedro N. Espolita ha pagado el precio, 'carece de riquezas, dinero, honores y distinciones en el mundo. Ni un perro quisiera la vida bajo tales condiciones'; por esto se ha visto abocado a la pintura. Quienes le hemos conocido, hemos apreciado en él un cambio profundo que no se deja ver fácilmente en su rostro, en el que probablemente hayan tenido un papel destacado sus dos viajes a Holanda. Esta referencia ya debería ponernos sobre aviso, porque el viaje no ha sido a Nueva York, ni a Londres, ni a otras mecas del arte más moderno, sino a un país con una larga tradición pictórica que, junto con la española, va a ser su gran influencia. En su primer viaje a tierras holandesas, sus cuadros cambiaron en color, luz y profundidad, en su segundo viaje, lo han hecho en expresividad, técnica y manejo de los volúmenes y el aire, no el respirado, sino el pintado que es el que, generalmente, él quiere dejar al espectador. Junto con la influencia de estos viajes, donde estudió a los grandes holandeses, no se puede preterir su periplo por los cuadros de los grandes pintores españoles, que afloran en cada una de las esquinas de su obra. Su dominio del negro, no como menos, no como instrumento de diseño o como medio para la trazada o la forma, sino en el exceso, en el contraste y la intensidad, recuerda a Ribera, Zurbarán o Velázquez. Junto con ellos, aparecen las formas atormentadas y compactas de sus figuras, donde nada está demasiado perfilado, nada es un infierno o un paraíso, sino un juego abierto a la interpretación, un recuerdo de que el espectador crea tanto como percibe, que, junto con su dominio de esa figura humana tan peculiar, llevan a evocar a los grandes expresionistas españoles, como el Greco, Goya o Nonell, donde la figura se difumina en la universalidad de una idea. Puede que la obra nos guste más o menos, que nos inspire más o menos, pero hay en ella una aspiración a universal, a clásico, una aportación personal e indivisible, como diría Neruda, un caer 'de la piel al alma' que nos recuerda una gran verdad: 'si no es tradición, es plagio'.
Comienza la itinerancia por las salas de exposiciones de Cajastur del joven pintor asturiano Pedro Neira Espolita.
Exposición. 26 nov de 2024 - 16 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España