Fetiches, 500 años después. A lo lejos, en altamar, corsarios y piratas en carabelas portuguesas avistaban “aborígenes” en las costas africanas adorando objetos escogidos arbitrariamente como si fueran dioses: los fetiches, más que objetos que simbolizan o representan, son lo divino. Del portugués feitiço o hechizo, quien portara estos artefactos estaría a salvo de las desgracias, hablaría con sus muertos e inclusive vería el futuro.
Por un tiempo, el término entro en desuso y a mediados del siglo XVI apareció nuevamente en los Países Bajos. En el albor de los cuartos maravillosos y los gabinetes de curiosidades la devoción hacia los objetos sería el preámbulo de las primeras enciclopedias y del método científico. Colmillos de narvales y cráneos inconclusos de elefantes son observados como cuernos de unicornios y cabezas de cíclopes; las reliquias de viajes, enigmáticas, atrayentes, eran la prueba de haber visto, tenían un aura de mundo y despertaron el...hambre de conocimiento.
Javier Morales Casas, 2020
Entrada actualizada el el 10 dic de 2020
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