Federico Rodríguez. Sus años mexicanos
Durante el siglo XIX surgió una relación singular entre la academia de arte más antigua del continente americano y la naciente formación artística en Colombia, gracias principalmente al pintor viajero Felipe Santiago Gutiérrez y a sus tres estadías en Colombia entre 1873 y 1893 que sembraron la semilla de lo que posteriormente sería la educación profesional en el campo de las bellas artes.
Felipe S. Gutiérrez había nacido en 1824 y entre los 12 y los 24 años asistió a las cátedras de dibujo y pintura de la Academia de San Carlos en ciudad de México, regentada por maestros europeos. La Academia funcionaba desde 1783 cuando fue fundada por el rey Carlos III de España. En sus viajes a Colombia Gutiérrez fundó en Bogotá una escuela de pintura gratuita con su nombre, que sería oficializada por el presidente Núñez durante el segundo viaje de Gutiérrez a...Colombia en 1881, y en la cual nombran subdirectores a Epifanio Garay y a Pantaleón Mendoza. Para su tercer viaje a Colombia en 1891 ya se ha fundado la Escuela de Bellas Artes regentada por Alberto Urdaneta y estudian en ella algunos de los alumnos del mexicano.
Convencido que los destacados talentos colombianos merecían una mejor formación, ayuda a que varios de ellos vayan a estudiar a México, como es el caso de sus alumnos Julián Rubiano, Eugenio Montoya y Dionisio Cortés, y en 1893 regresa a México con tres de sus alumnos más talentosos: Baldomero Castro, Salvador Moreno y Federico Rodríguez, quienes viajan con el apoyo del gobierno conservador de Miguel Antonio Caro. Baldomero Castro y Salvador Moreno son patrocinados posteriormente para que vayan a estudiar a París, pero en 1895 muere Baldomero Castro y en Europa a los pocos años enloquece Salvador Moreno. De todos los alumnos de Gutiérrez que viajaron a México solamente Federico Rodríguez logrará titularse en la Academia de San Carlos y hacer una exitosa carrera de artista profesional en México durante cerca de 20 años.
Desde muy joven se había iniciado en la pintura y la escultura en la escuela de Bellas Artes y en la Academia Gutiérrez. Al viajar a México en la Academia de San Carlos estudia paisaje con José María Velasco, figura con Santiago Rebull y José Salomé Pina graduándose en 1897 luego de ganarse un premio con su obra “Edipo y Antígona”. Allí tuvo notables condiscípulos como Mateo Herrera y principalmente Alfredo Ramos Martínez. Posteriormente viaja por Estados Unidos y Europa donde realiza algunos cuadros para luego regresar a México, y desde 1905 hasta 1908 es profesor de la Academia en un momento en que esta reestructura su enseñanza, trabando amistad con muchos de los que van a ser la primera generación modernista mexicana y posteriormente los padres del muralismo y la Escuela mexicana de Pintura.
Durante el porfiriato, Federico Rodríguez, junto a antiguos alumnos de San Carlos que habían terminado sus estudios en Europa, como Julio Ruelas y Germán Gedovius, impulsaron el modernismo con los dibujos e ilustraciones de la Revista Moderna, en contravía de las enseñanzas rígidas de la Academia en los albores del siglo XX. Tras la enorme influencia literaria de esa publicación vino hacia 1906 la revista mensual de arte Savia Moderna, un laboratorio de pensamiento alrededor de la cual se reunieron los artistas Saturnino Herrán, Diego Rivera, Roberto Montenegro, Alberto Garduño y Federico Rodríguez entre otros impulsando la producción de la nueva pintura mexicana.
En 1905 Federico pinta unos retratos oficiales del presidente Porfirio Díaz muy elogiados por la prensa mexicana, uno de los cuales se encuentra hoy en el Museo Soumaya, y tres años más tarde es nombrado vicecónsul de Colombia en México. Al poco tiempo de iniciar la revolución mexicana viaja a Europa y posteriormente a Colombia.
Al regresar construye un estudio en la población de Samacá, Boyacá, donde se retira a pintar hasta que la crecida de un río destruye su casa y taller perdiéndose la gran mayoría de las obras que había pintado hasta entonces. Se traslada a vivir a Zipaquirá donde dirige una Academia de Pintura y en sus últimos años recibe encargos oficiales de retratos y temas históricos para los gobiernos de Zipaquirá y Tunja que lo alejan definitivamente de su incipiente modernismo, sin lograr nunca el respeto y prestigio de que gozaba en México. Murió en Zipaquirá en 1941. Su trabajo, perdido en buena parte y regado por varios países es poco conocido en Colombia. En el año 2019 el Banco de la República adquirió 34 dibujos y 4 pequeñas pinturas para su colección permanente. Esta es quizás la primera exposición dedicada a la recuperación de su obra, en el contexto mexicano, tras su fallecimiento hace 82 años.
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Buena parte de las obras aquí expuestas fueron traídas a Colombia por Federico Rodríguez en 1911 y se salvaron de la inundación que destruyó la mayoría de su obra y colección.
Entrada actualizada el el 26 ene de 2022
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