Descripción de la Exposición Parece ser que todo tiene un principio, una causa, un encuentro, una circunstancia favorable. La de mi relación con el Arte fue en San Sebastián, a finales de los años 70 y Federico Alonso su principal mentor, la referencia fundamental, entre otras, de aquel ambiente en torno a la revista Caballo Canalla a la Calle y aquella casa de la calle Urbieta, que compartí con él, con Carlos García y Enrique Molinero, todos maestros como Cortázar, así nos gustaba decir. Fede hace poco, muy poco más de un año, que murió, el 16 de julio de 2012, se despeño mientras observaba a las gaviotas en las laderas del monte, era uno de sus pasatiempos favoritos, le gustaba ver su vuelo sobre el mar y sobre los escarpados roquedales del ceñido litoral de Donosti, su patria de adopción. Los primeros recuerdos que tengo de Federico, son en Lasarte donde compartíamos comedor con el resto de los colegas maestros, mis primeros postres de cuajada y las primeras botellas de vino Campo Viejo, la cosecha del 74 le encantaba. Era elegante, joven y culto; la poesía, la literatura, mucho cine de Visconti y de la nouvelle vague; pero y sobre todo era pintor, con pinta de pintor, de melena tupida y rubia, luego sería plateada pero con idéntica densidad, de gestos vehementes y muy buen gourmet. Paso poco tiempo para que compartiéramos casa en el barrio de Amara Viejo en la calle Urbieta,, cerca del bar Rincón y del Alboca, nuestro pub de residencia donde Fede reinaba; allí se presentó, creo, la primera revista de Caballo Canalla a la Calle, en la que yo oficiaba poco más que de monaguillo; bueno, andaba por allí: hice alguna foto, participaba de la fiesta y vendí alguna revista por Pamplona con mi amigo José Ángel Ayucar, el gurú literario de Caballo. Fede era generoso, regalo suyo fue el primer cuadro que tuve, también fue una obra suya la primera compra que hice en una galería del Casco Viejo. Yo venía de una vida de relación ligada al deporte, sobre todo; y a la muy común actividad política estudiantil. Aquél ambiente de Donosti fue demasiado, todo nuevo, libre, intenso y culto, estábamos cerca de Francia. Varios de nosotros nos matriculamos en Filosofía, en la Universidad País Vasco, en Zorroaga, por allí andaban o aparecían Gómez Pin con sus seminarios casi a full time de fines de semana, Javier Echevarria, Fernando Savater, el zamorano Agustín Calvo..., buen ambiente, bien distinto del que encontré en Sevilla cuando quise continuar con mis veleidades de filósofo, este desencanto me llevo a matricularme en Bellas Artes, pues para entonces, de San Sebastián yo me había traído el interés por la filosofía y la afición por la fotografía. Y así fue como después de este recordado encuentro entro en el mundo académico del arte hasta que con el tiempo logro completarlo en su totalidad. Evidentemente otro es el mundo de la práctica artística donde me vuelvo a encontrar con Federico Alonso: él de artista, como es natural, y yo de galerista, que esto sí que era más sorprendente. Febrero de 1995, nuestra galería acudía por primera vez a Arco, y tuve la feliz idea de acordarme de Fede, de mi primer mentor en el arte y le incluí en la relación de artistas participantes -no todo fueron aciertos, debo recordar, aún con pesar, el no haber incluido en esa lista a Mayte Carrasco, un gesto ciego del que nunca me libraré-. Todo fue sobre rueda, el día de la inauguración de la feria, la portada del suplemento cultural del ABC, el ABC Cultural nos sacaba en portada y a toda página, allí estaba su gran cruz griega de campos de color, el hombre sumergido de Ivars y el nombre de la galería que les representaba. Tu última participación en la galería fue en la expo del xx aniversario, te estuve esperando la víspera hasta medianoche cuando aún seguíamos montando, ya agotados; decidí llamarte, y tú estabas en San Sebastián; me habías puesto un mensaje -no podías venir- no lo había escuchado ni leído con el ajetreo, con el estrés, con el ruido de las cosas que quedan por hacer. Fue el último contacto. La noticia me la dio José Ángel, por teléfono, yo estaba en Torrejón de Ardoz acompañando a mi madre en este duro tránsito que vivimos sólo aligerado por la bondad y la luz de sus ojos claros, y por su ancha sonrisa. Sufrí el dolor, vi el vacio y saqué una foto a la parada del autobús en la que esperaba, y por la tarde cuando subía el puente de los americanos saque otra a un cielo con nubes y estructuras metálicas, de alguna forma estabas allí. El color en su máxima expresión y pureza, y su textura de terciopelo sobre volúmenes racionalistas yuxtapuestos son constantes en su obra. Y como fuente de inspiración la Naturaleza: el paisaje, la luz, el tiempo atmosférico. Y elocuentes títulos: Paisaje Holandés, Covarrubias (Primavera, Verano, Otoño, Invierno), Golpe de sol (Homenaje a Ruisdael), Doménikos mira la tarde (Vista de Toledo de El Greco). La Hora Ácida titulamos el artículo, de tu gran exposición en la galería de Moguer, que escribió Mar Riolobos y que rematamos y pulimos con premura en San Juan del Puerto frente a las vías del tren que va a Sevilla -justo antes de entrar en las máquinas de la Imprenta Beltrán-. Por tu compromiso con el Arte como creyente, apóstol y amigo; por tu contacto con la Naturaleza, desde la representación más sutil hasta fundirte eternamente con ella desde la altura de tu mirada. Yo, con esta entrañable exposición y en lo que me corresponde, emocionado dedico este primer ciclo de Arte y Naturaleza a tu memoria. No te olvidaremos, tu obra será tu presencia en la tierra. Gracias, Fede.
Exposición. 19 nov de 2024 - 02 mar de 2025 / Museo Nacional del Prado / Madrid, España
Formación. 23 nov de 2024 - 29 nov de 2024 / Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (MNCARS) / Madrid, España