Descripción de la Exposición Si nada lo impide, el artista alemán Gregor Schneider tiene previsto realizar en un museo en Krefeld una 'acción artística' en la que un enfermo terminal, de forma voluntaria, exhibirá su defunción en público. Se trataría sin duda, de una de las propuestas más radicales y desnortadas del arte actual y otra 'ocurrencia' más de las que tanto abundan en el panorama artístico del último decenio. Consideraciones morales aparte, lo que este artista pretende obtener, como ustedes ya han adivinado, es un buen puñado de titulares, y de paso, una muy calculada autopromoción. Para tratar el tema de la muerte, modestamente creo yo, cualquier recurso es válido, a excepción de la muerte misma. La herramienta fundamental del arte es la metáfora y ésta evita siempre la descripción literal o directa. Lo contrario es la obviedad, y para ese viaje no necesita uno a ningún artista. Lo menos que se puede esperar tras la representación de un drama de Shakespeare es que los intérpretes saluden al público al final del espectáculo, y no dar por sentado que han muerto uno tras otro a lo largo de la función. Porque ése es el sentido del arte, que no es otro que la ilusión, la mentira, la impostura y la manipulación de la realidad. Es decir, la realidad elaborada, cocinada y no cruda. Si el artista toma la vida como materia prima para sus creaciones es porque no conocemos otras fuentes y la imaginación es un compendio de experiencias de la realidad, pero la realidad en sí misma no es el fin propiamente del arte. En el arte actual hay un exceso de 'realidad' y 'actualidad' con fecha inminente de caducidad. Y si algo tiene el arte verdaderamente de vocación, es de perpetuidad. La presente exposición 'Fata Morgana' se sitúa en las antípodas de la tendencia comentada anteriormente. En ella presento una serie de obras donde combino composiciones de tipo abstracto-geométrico con escenificaciones ilusionistas. Son esculturas o arquitecturas pintadas y nunca realizadas. No se dejen engañar por los títulos. No hay narración alguna. Éso es materia de la literarura o el cine. Lo que la pintura muestra o la música dice no es transcribible al lenguaje verbal o escrito. Tampoco está sometida a la lógica y no espera ser entendida, a diferencia de la literatura, que precisa de su comprensión para poder ser apreciada. Para esta serie, he empleado un lenguaje exclusivamente geométrico y lo he escogido precisamente por su artificiosidad. En la Naturaleza no hay líneas rectas absolutas. La recta es el camino más corto entre dos puntos, y es por eso, por lo que empleamos la geometría en busca de una más fácil comprensión del mundo que nos rodea. La geometría es un lenguaje universal y está presente en todas las culturas. Nuestras ciudades son proyecciones geométricas, los muebles que utilizamos y hasta las ropas que vestimos pretenden adaptar las sinuosidades de nuestra anatomía a los trazos de un diseño geométrico. Dios, la más consumada creación humana, ha sido frecuentemente caracterizado como el Gran Geómetra o el Arquitecto del Universo. Si además, añadimos el viejo truco de la perspectiva y prescindimos de la convención del cuadro-ventana, tenemos como resultado estas obras que parecen flotar en la pared, que actúa no sólo como soporte, sino como auténtico fondo escenográfico. El ojo no se detiene en la superficie pictórica, sino que traspasa esa barrera y reconstruye un espacio imaginario en un más allá inexistente Con estos mimbres, ya podemos edificar castillos en el aire y entregarnos sin complejos a la ensoñación y al encantamiento. Son sólo humo. Espejismos. Nada más que eso. Los artistas no sabemos vender otra cosa.
Exposición. 31 oct de 2024 - 09 feb de 2025 / Artium - Centro Museo Vasco de Arte Contemporáneo / Vitoria-Gasteiz, Álava, España